Por Fritz Du Bois
PERU 21
29-12-09
Las señales de los últimos días se han convertido en una incómoda sensación de deja vu sobre un periodo que quisiéramos olvidar y al cual nadie pensaría retornar.
Tanto la ley altoandina como la intolerancia ante las críticas demostrada por García parecen salidas de su primer y desastroso mandato. No entendemos cómo pudo promulgarse esa norma cuando la evidencia del fracaso de las exoneraciones regionales es abrumadora. Estas se han otorgado durante décadas a la Amazonía, y lo único que han logrado es enriquecer a intermediarios. Incluso, los exoneraron del impuesto a los combustibles para compensarlos por su aislamiento, en lugar de construirles caminos, y solo han fomentado el contrabando.
Ahora se repite el error con la zona andina, creyendo que la inversión se materializará porque hay un incentivo tributario, en lugar de corregir las profundas deficiencias –infraestructura inadecuada, excesiva burocracia, absurda legislación laboral, educación paupérrima etc.– que excluyen del mercado a un porcentaje importante de los peruanos. En casi cuatro años de gobierno, es muy poco lo que se ha reformado, pero parecen creer que pueden esconder esa falta de trabajo con un atajo –beneficio tributario–, y asunto solucionado.
Sin embargo, estamos seguros de que la ley solo servirá para unos cuantos zamarros que encontrarán la manera de verse beneficiados. Con ella le dejarán al próximo gobierno ya no solo una difícil situación fiscal que se está deteriorando, sino el problema adicional de tener que convencer a los pueblos andinos de que el beneficio que con bombos y platillos les están otorgando, en realidad, no da resultado. Hace años que se busca convencer de ello al pueblo amazónico; todo ese esfuerzo ha sido borrado de un plumazo. Sin duda, un verdadero desacierto de García el haber perdido a un buen ministro de Economía por este mamarracho.
Por otro lado, la manifiesta intolerancia de llamar zonzos a los críticos parece salida de los tiempos del otro García, aquel que nos quería convencer de que la hiperinflación era una invención de los banqueros y que las largas colas solo demostraban el alto nivel de consumo de los peruanos. Pero lo más alarmante es que su aparente reconversión hacia el mercado no ha sido un proceso adecuado, ya que los conceptos correctos, evidentemente, no han calado.
martes, 29 de diciembre de 2009
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Madurez
El Grado de Inversión Otorgado al Perú
Por. Richard Webb-Economista
EL COMERCIO
23-12-09
Los bonos peruanos son “aptos para la inversión”, dijo Moody’s, la más reputada de las empresas calificadoras. Fue un regalo navideño y una señal de madurez. La calificación tiene dos argumentos. Primero, Moody’s aprueba el modelo económico seguido, con gran consistencia, por cuatro gobiernos consecutivos, durante casi veinte años. Segundo, la calificadora está apostando a la muerte de la ideología.
Ciertamente, existe un grado inusual de consenso político en el país. Además, es un consenso no tanto a favor de una orientación política en particular sino en contra de la esquematización tradicional, en derechas e izquierdas. Una encuesta de la Pontificia Universidad Católica del Perú descubre que la mitad de la población nacional rechaza cualquier identificación. Además, otro 20% se cuadra sólidamente en el centro. Solo 12% se identifica con las izquierdas, y 16% con las derechas. El mensaje de la ciudadanía parece ser dejémonos de juegos y romances políticos y arreglemos los problemas del país. Un análisis publicado por Eduardo Dargent descubre una “derecha andina” allí donde se esperaría encontrar al bastión de la izquierda. Tampoco sería una derecha que admite serlo, sino una actitud de vida más práctica, a favor de los programas sociales, pero que “no tiene problema en tomarse fotos con el empresariado.”
Podría decirse que entramos a una etapa de política a la carta. En vez de la receta fija de algún partido, el ciudadano se siente libre para escoger su menú político propio, combinando platos de diversos partidos. Es lo que sucede con la religiosidad, según la Fundación Pew. Crecientemente, el devoto estadounidense escoge sus creencias tomando a gusto propio los dogmas de diferentes religiones. Un 20% de los protestantes, por ejemplo, y 28% de católicos dice creer en la reencarnación, y otro tanto en la astrología, el yoga y otras creencias orientales.
La muerte le habría llegado a Dios antes que a la ideología. Fue hace un siglo que Nietzsche anunció que “Dios ha muerto,” y hace 43 años que la portada de la revista “Time” preguntaba “¿Ha muerto Dios?”, pasando a citar la respuesta positiva de distinguidos teólogos. La fuerte religiosidad política del siglo XX quizás ha sido justamente una respuesta al vacío espiritual producido por el avance de la ciencia y por la secularización de la vida. La desaparición de la ideología política significa madurez y liberación humana, pero, a diferencia de Moody’s, no me atrevería a certificar que es una muerte definitiva.
Por. Richard Webb-Economista
EL COMERCIO
23-12-09
Los bonos peruanos son “aptos para la inversión”, dijo Moody’s, la más reputada de las empresas calificadoras. Fue un regalo navideño y una señal de madurez. La calificación tiene dos argumentos. Primero, Moody’s aprueba el modelo económico seguido, con gran consistencia, por cuatro gobiernos consecutivos, durante casi veinte años. Segundo, la calificadora está apostando a la muerte de la ideología.
Ciertamente, existe un grado inusual de consenso político en el país. Además, es un consenso no tanto a favor de una orientación política en particular sino en contra de la esquematización tradicional, en derechas e izquierdas. Una encuesta de la Pontificia Universidad Católica del Perú descubre que la mitad de la población nacional rechaza cualquier identificación. Además, otro 20% se cuadra sólidamente en el centro. Solo 12% se identifica con las izquierdas, y 16% con las derechas. El mensaje de la ciudadanía parece ser dejémonos de juegos y romances políticos y arreglemos los problemas del país. Un análisis publicado por Eduardo Dargent descubre una “derecha andina” allí donde se esperaría encontrar al bastión de la izquierda. Tampoco sería una derecha que admite serlo, sino una actitud de vida más práctica, a favor de los programas sociales, pero que “no tiene problema en tomarse fotos con el empresariado.”
Podría decirse que entramos a una etapa de política a la carta. En vez de la receta fija de algún partido, el ciudadano se siente libre para escoger su menú político propio, combinando platos de diversos partidos. Es lo que sucede con la religiosidad, según la Fundación Pew. Crecientemente, el devoto estadounidense escoge sus creencias tomando a gusto propio los dogmas de diferentes religiones. Un 20% de los protestantes, por ejemplo, y 28% de católicos dice creer en la reencarnación, y otro tanto en la astrología, el yoga y otras creencias orientales.
La muerte le habría llegado a Dios antes que a la ideología. Fue hace un siglo que Nietzsche anunció que “Dios ha muerto,” y hace 43 años que la portada de la revista “Time” preguntaba “¿Ha muerto Dios?”, pasando a citar la respuesta positiva de distinguidos teólogos. La fuerte religiosidad política del siglo XX quizás ha sido justamente una respuesta al vacío espiritual producido por el avance de la ciencia y por la secularización de la vida. La desaparición de la ideología política significa madurez y liberación humana, pero, a diferencia de Moody’s, no me atrevería a certificar que es una muerte definitiva.
martes, 22 de diciembre de 2009
Romper con el Pasado
Por Fin lo Logramos
Por: Roberto Abusada, Economista
EL COMERCIO
22-12-09
Lentamente la economía mundial empieza a superar su peor crisis en 70 años. Con todo, este año terminará con una caída promedio de 1%. Como siempre, todo promedio esconde algunos hechos como el de la magnitud de la recesión en EE.UU., Europa y Japón, economías que caerán 2,5%, 3,8% y 4,7% respectivamente, o la situación de China, creciendo en 8,5% e India en 6,6%, los países que amortiguaron la caída mundial. Otros “grandes” como Brasil y Corea crecerán cero mientras que Rusia, México y Turquía tendrán caídas de más del 5%. Más grave aun, la crisis dejará a los países avanzados con un desempleo enorme, familias endeudadas, bancos endebles, finanzas públicas con déficits descomunales y deudas públicas, en algunos casos, largamente superiores al tamaño entero de sus economías.
Si de algo sirve el pasado para predecir el futuro, podríamos haber dicho a mediados del 2008 que al Perú le esperaba una nueva crisis como las que periódicamente ha sufrido, pero esta vez magnificada por la inusitada severidad de la crisis mundial.
En los episodios de crisis de los últimos 60 años el PBI per cápita peruano se contrajo en 17 oportunidades, en 5 de ellas la caída fue mayor al 5%. En esta crisis internacional, en cambio, el Perú rompió el molde de crisis pasadas no solo porque realmente no cayó en recesión, sino porque en esta ocasión desapareció el menú típico de calamidades que en el pasado plagaron a su economía y su gente: parálisis del crédito a empresas y familias, devaluación de la moneda, pérdida de reservas internacionales, quiebra de bancos y empresas, caída de la inversión y del consumo, colapso del empleo y los salarios reales y aumento generalizado de la pobreza.
En la crisis de finales de la década pasada tuvimos 3 años de caída del producto per cápita, 2 años de caída en el consumo de las familias, 4 años de caída en la inversión privada. El tipo de cambio se devaluó en más de 20%. Entre 1998 y el 2001, unas 5.000 empresas se presentaron ante Indecopi declarando su incapacidad para cumplir con sus obligaciones, se liquidaron 6 bancos y otras 8 instituciones bancarias tuvieron que ser auxiliadas por el Estado o absorbidas por otros bancos. Más grave aun, aquella crisis borró por completo toda la reducción de la pobreza conseguida entre 1993 y 1997. El Perú languidecería estancado por cuatro largos años.
Este año, en cambio, el Perú no solo mantendrá el nivel del PBI del 2008 —el más alto de su historia—, sino que logrará excederlo, por poco es cierto, en alrededor de 1%. En el 2009 el consumo privado aumenta en 2%, el empleo y la pobreza no se han deteriorado. Las exportaciones exceden a las importaciones en mayor cuantía que en el 2008 y en general las cuentas del Perú con el exterior, que mostraron un déficit equivalente al 3% del PBI el año pasado, estarán casi en equilibrio. Las reservas internacionales al finalizar este año superarán a las de cierre del 2008.
Sin duda alguna el Perú emerge de la crisis internacional con una fortaleza nunca antes vista. Qué lástima que el profesor Michael Porter —contratado hace 10 años para estudiar la realidad económica peruana—haya pasado por alto en su reciente estadía en el Perú este fundamental cambio estructural.
Más importante que todo lo anterior es que el Perú se apresta a crecer de manera importante en el 2010. Con los datos disponibles, la certidumbre de tal aseveración es patentemente alta. Los estimados de crecimiento de la economía para el último trimestre de este año fluctúan entre un pesimista 2% y un optimista 4%. El supuesto de crecimiento pesimista de 2% implica que en el último trimestre del año el Perú producirá bienes y servicios por valor de 49.855 millones de soles a precios de 1994 (2% más que en el último trimestre del 2008 en que el PBI trimestral alcanzó 48.878 millones), completando así un PBI de 192.605 millones en el 2009. Bastaría que la economía produzca lo mismo en cada uno de los cuatro trimestres del 2010 —es decir, que simplemente mantenga durante ese año sin crecer aquel nivel que los pesimistas dicen se alcanzará al finalizar diciembre del 2009— para acumular un PBI de 199.420 millones, cifra 3,5% mayor a la del 2009. Este creo será el piso de la tasa de crecimiento en el 2010.
Pero la recuperación mundial, las expectativas empresariales en alza y el ya inevitable “momentum” adquirido por el gasto público añaden soporte a pronósticos de crecimiento del 6% que para el Perú publican instituciones como el FMI.
Por: Roberto Abusada, Economista
EL COMERCIO
22-12-09
Lentamente la economía mundial empieza a superar su peor crisis en 70 años. Con todo, este año terminará con una caída promedio de 1%. Como siempre, todo promedio esconde algunos hechos como el de la magnitud de la recesión en EE.UU., Europa y Japón, economías que caerán 2,5%, 3,8% y 4,7% respectivamente, o la situación de China, creciendo en 8,5% e India en 6,6%, los países que amortiguaron la caída mundial. Otros “grandes” como Brasil y Corea crecerán cero mientras que Rusia, México y Turquía tendrán caídas de más del 5%. Más grave aun, la crisis dejará a los países avanzados con un desempleo enorme, familias endeudadas, bancos endebles, finanzas públicas con déficits descomunales y deudas públicas, en algunos casos, largamente superiores al tamaño entero de sus economías.
Si de algo sirve el pasado para predecir el futuro, podríamos haber dicho a mediados del 2008 que al Perú le esperaba una nueva crisis como las que periódicamente ha sufrido, pero esta vez magnificada por la inusitada severidad de la crisis mundial.
En los episodios de crisis de los últimos 60 años el PBI per cápita peruano se contrajo en 17 oportunidades, en 5 de ellas la caída fue mayor al 5%. En esta crisis internacional, en cambio, el Perú rompió el molde de crisis pasadas no solo porque realmente no cayó en recesión, sino porque en esta ocasión desapareció el menú típico de calamidades que en el pasado plagaron a su economía y su gente: parálisis del crédito a empresas y familias, devaluación de la moneda, pérdida de reservas internacionales, quiebra de bancos y empresas, caída de la inversión y del consumo, colapso del empleo y los salarios reales y aumento generalizado de la pobreza.
En la crisis de finales de la década pasada tuvimos 3 años de caída del producto per cápita, 2 años de caída en el consumo de las familias, 4 años de caída en la inversión privada. El tipo de cambio se devaluó en más de 20%. Entre 1998 y el 2001, unas 5.000 empresas se presentaron ante Indecopi declarando su incapacidad para cumplir con sus obligaciones, se liquidaron 6 bancos y otras 8 instituciones bancarias tuvieron que ser auxiliadas por el Estado o absorbidas por otros bancos. Más grave aun, aquella crisis borró por completo toda la reducción de la pobreza conseguida entre 1993 y 1997. El Perú languidecería estancado por cuatro largos años.
Este año, en cambio, el Perú no solo mantendrá el nivel del PBI del 2008 —el más alto de su historia—, sino que logrará excederlo, por poco es cierto, en alrededor de 1%. En el 2009 el consumo privado aumenta en 2%, el empleo y la pobreza no se han deteriorado. Las exportaciones exceden a las importaciones en mayor cuantía que en el 2008 y en general las cuentas del Perú con el exterior, que mostraron un déficit equivalente al 3% del PBI el año pasado, estarán casi en equilibrio. Las reservas internacionales al finalizar este año superarán a las de cierre del 2008.
Sin duda alguna el Perú emerge de la crisis internacional con una fortaleza nunca antes vista. Qué lástima que el profesor Michael Porter —contratado hace 10 años para estudiar la realidad económica peruana—haya pasado por alto en su reciente estadía en el Perú este fundamental cambio estructural.
Más importante que todo lo anterior es que el Perú se apresta a crecer de manera importante en el 2010. Con los datos disponibles, la certidumbre de tal aseveración es patentemente alta. Los estimados de crecimiento de la economía para el último trimestre de este año fluctúan entre un pesimista 2% y un optimista 4%. El supuesto de crecimiento pesimista de 2% implica que en el último trimestre del año el Perú producirá bienes y servicios por valor de 49.855 millones de soles a precios de 1994 (2% más que en el último trimestre del 2008 en que el PBI trimestral alcanzó 48.878 millones), completando así un PBI de 192.605 millones en el 2009. Bastaría que la economía produzca lo mismo en cada uno de los cuatro trimestres del 2010 —es decir, que simplemente mantenga durante ese año sin crecer aquel nivel que los pesimistas dicen se alcanzará al finalizar diciembre del 2009— para acumular un PBI de 199.420 millones, cifra 3,5% mayor a la del 2009. Este creo será el piso de la tasa de crecimiento en el 2010.
Pero la recuperación mundial, las expectativas empresariales en alza y el ya inevitable “momentum” adquirido por el gasto público añaden soporte a pronósticos de crecimiento del 6% que para el Perú publican instituciones como el FMI.
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MACROECONOMIA,
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ROBERTO ABUSADA
lunes, 21 de diciembre de 2009
Copenhague: Mataron a Kyoto
Por: Humberto Campodónico
LA REPUBLICA
21-12-09
Lo que ha sucedido en Copenhague no es producto de la improvisación sino de una política deliberada por parte de EEUU y China para matar al Protocolo de Kyoto, que ninguno de los dos quiso firmar en 1997. Sucede que Kyoto es un instrumento internacional con rango de ley, donde se adoptan decisiones vinculantes, es decir, que tienen que ser acatadas por los Estados.
No solo eso. El PK establece con claridad que existen diferencias entre los países industrializados y los países en desarrollo, motivo por el cual los primeros tienen que tomar, de un lado, las medidas más drásticas para reducir las emisiones contaminantes y, de otro, se comprometen a financiar el llamado “costo de adaptación” que tienen que sufragar los países más pobres para enfrentar los efectos económicos del cambio climático.
Y ahora lo esencial: el PK forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático adoptada en Nueva York en mayo de 1992. Esta Convención Marco constituye el soporte internacional de la lucha global contra el Cambio Climático y ha sido adoptada por todos los países, incluyendo a EEUU y China (los que, sin embargo, no adhirieron al PK).
Por tanto, cuando EEUU, Brasil, China, India y Sudáfrica redactan un “entendimiento” discutido solo entre ellos, lo que están haciendo es salirse de la Convención Marco. Barack Obama lo dijo muy claro: “Este acuerdo es meramente una declaración política y no un tratado legalmente vinculante, por lo cual no necesita ratificación por todos los asistentes a la Conferencia” (“Cinco países logran un acuerdo”, por John Broder, New York Times, 18/12/2009).
Dice Martin Khor, presidente del South Centre de Ginebra, que los países industrializados quieren cambiar el método para cuantificar las emisiones. Actualmente, con el PK, rige el sistema “de arriba hacia abajo”, donde se determina cuál es la reducción total que se necesita y, luego, se negocia lo que cada país tiene que hacer, con mecanismos vinculantes. Con el nuevo sistema “de abajo hacia arriba”, cada país decide cuánto quiere reducir sus emisiones, sin mecanismo para verificar su cumplimiento.
Añade Broder: “El acuerdo no fija ninguna meta para concluir un tratado internacional vinculante, lo que hace incierta la implementación de su contenido. Seguramente pasarán muchos meses de negociaciones adicionales, tal vez años, antes que pueda tomar una forma que pueda ser monitoreada internacionalmente” (ídem).
Es fácil, ahora sí, entender por qué, después de más de 4 años de negociaciones y varias conferencias ministeriales previas a la Cumbre de Copenhague, no pudo llegarse a ningún acuerdo. Han pesado más, de un lado, los intereses económicos que lucran con el “american way of life” y, de otro, la voluntad de los principales países emergentes de que “nadie” les diga que cómo y cuánto tienen que cambiar su modelo de crecimiento (ver “Copenhague: lejos del final del camino”, www.cristaldemira.com, 7/12/09).
Así, el caos (generado ex profeso) de los últimos días en Copenhague se ha convertido en un pretexto más para matar a Kyoto: “es imposible negociar sobre el cambio climático con tantos países juntos”.
Dicho esto, los países firmantes del “acuerdo” –y la Unión Europea– de todas maneras tienen que adoptar algún tipo de medidas (que serán analizadas en un próximo artículo). Y están tratando que otros países en desarrollo se adhieran al “acuerdo” para terminar definitivamente con la Convención Marco y el PK.
¿Y ahora qué viene? Formalmente habrá otra Cumbre –bajo la Convención Marco de Naciones Unidas– en México, en noviembre del 2010. Pero la Convención Marco y la adopción de un nuevo protocolo ya han muerto por la voluntad de un puñado de países de negarse a combatir el cambio climático con un sistema de “gobernanza global”.
A menos que, como en el poema de Vallejo, el planeta, rodeado de todos los hombres y mujeres de la tierra que le piden que no muera, se incorpore y se eche a andar.
LA REPUBLICA
21-12-09
Lo que ha sucedido en Copenhague no es producto de la improvisación sino de una política deliberada por parte de EEUU y China para matar al Protocolo de Kyoto, que ninguno de los dos quiso firmar en 1997. Sucede que Kyoto es un instrumento internacional con rango de ley, donde se adoptan decisiones vinculantes, es decir, que tienen que ser acatadas por los Estados.
No solo eso. El PK establece con claridad que existen diferencias entre los países industrializados y los países en desarrollo, motivo por el cual los primeros tienen que tomar, de un lado, las medidas más drásticas para reducir las emisiones contaminantes y, de otro, se comprometen a financiar el llamado “costo de adaptación” que tienen que sufragar los países más pobres para enfrentar los efectos económicos del cambio climático.
Y ahora lo esencial: el PK forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático adoptada en Nueva York en mayo de 1992. Esta Convención Marco constituye el soporte internacional de la lucha global contra el Cambio Climático y ha sido adoptada por todos los países, incluyendo a EEUU y China (los que, sin embargo, no adhirieron al PK).
Por tanto, cuando EEUU, Brasil, China, India y Sudáfrica redactan un “entendimiento” discutido solo entre ellos, lo que están haciendo es salirse de la Convención Marco. Barack Obama lo dijo muy claro: “Este acuerdo es meramente una declaración política y no un tratado legalmente vinculante, por lo cual no necesita ratificación por todos los asistentes a la Conferencia” (“Cinco países logran un acuerdo”, por John Broder, New York Times, 18/12/2009).
Dice Martin Khor, presidente del South Centre de Ginebra, que los países industrializados quieren cambiar el método para cuantificar las emisiones. Actualmente, con el PK, rige el sistema “de arriba hacia abajo”, donde se determina cuál es la reducción total que se necesita y, luego, se negocia lo que cada país tiene que hacer, con mecanismos vinculantes. Con el nuevo sistema “de abajo hacia arriba”, cada país decide cuánto quiere reducir sus emisiones, sin mecanismo para verificar su cumplimiento.
Añade Broder: “El acuerdo no fija ninguna meta para concluir un tratado internacional vinculante, lo que hace incierta la implementación de su contenido. Seguramente pasarán muchos meses de negociaciones adicionales, tal vez años, antes que pueda tomar una forma que pueda ser monitoreada internacionalmente” (ídem).
Es fácil, ahora sí, entender por qué, después de más de 4 años de negociaciones y varias conferencias ministeriales previas a la Cumbre de Copenhague, no pudo llegarse a ningún acuerdo. Han pesado más, de un lado, los intereses económicos que lucran con el “american way of life” y, de otro, la voluntad de los principales países emergentes de que “nadie” les diga que cómo y cuánto tienen que cambiar su modelo de crecimiento (ver “Copenhague: lejos del final del camino”, www.cristaldemira.com, 7/12/09).
Así, el caos (generado ex profeso) de los últimos días en Copenhague se ha convertido en un pretexto más para matar a Kyoto: “es imposible negociar sobre el cambio climático con tantos países juntos”.
Dicho esto, los países firmantes del “acuerdo” –y la Unión Europea– de todas maneras tienen que adoptar algún tipo de medidas (que serán analizadas en un próximo artículo). Y están tratando que otros países en desarrollo se adhieran al “acuerdo” para terminar definitivamente con la Convención Marco y el PK.
¿Y ahora qué viene? Formalmente habrá otra Cumbre –bajo la Convención Marco de Naciones Unidas– en México, en noviembre del 2010. Pero la Convención Marco y la adopción de un nuevo protocolo ya han muerto por la voluntad de un puñado de países de negarse a combatir el cambio climático con un sistema de “gobernanza global”.
A menos que, como en el poema de Vallejo, el planeta, rodeado de todos los hombres y mujeres de la tierra que le piden que no muera, se incorpore y se eche a andar.
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ECOLOGIA,
HUMBERTO CAMPODONICO,
INTERNACIONAL
sábado, 12 de diciembre de 2009
No se Arañen por Porter
Por: Federico Salazar
LA REPÚBLICA
13-12-09
Economistas, periodistas, empresarios, “maileros” (los que mandan cadenas por correo electrónico) y algunos bloggeros (los que publican blogs) han hablado mucho sobre Michael Porter. El llamado “gurú de la competitividad” hizo críticas severas al manejo económico en el Perú.
El presidente García, finalmente, ha lanzado sus dardos contra el consultor. Ha dicho que no debemos aceptar lecciones de personas que no conocen el Perú.
El Presidente se equivoca. Hay que aceptar lecciones de quienes las puedan dar. Porter no conoce en detalle la economía peruana, pero sabe mucho, mucho, pero mucho más de economía que el presidente García.
¿Se puede ser eficiente en política si se sabe poco del Perú? No. ¿Se puede manejar la economía si se sabe poco de economía? Tampoco.
Lo que dijo Porter ya lo sabemos: hay que mejorar la educación, el sistema de salud, las carreteras. La desigualdad económica y cultural atenta contra el desarrollo, así como la corrupción y el mercantilismo.
No hay una política de reforma del Estado y, en realidad, la política económica consiste en anclarse al desarrollo de países como China y Brasil. Porter dijo que vivimos una ilusión exportadora, y es cierto, en buena parte.
No hay ningún cambio en nuestra preparación para competir. Descansamos sobre la ola del comercio mundial. No hay que ser Porter para darse cuenta de ello. No hay que ser Porter para reconocer que el esquema es vulnerable. Entonces, ¿por qué arañarse?
“Arañarse” quiere decir, en el habla popular, hacerse el ofendido, el herido (el arañado). Significa rasgarse las vestiduras, actuar con exageración. Indica exceso de sensibilidad o sensibilidad del tipo femenino.
Dice el presidente García que el error de Porter es dar la misma lección en todos los países. ¡Pero si de eso se trata! Porter cree que todos los países se rigen por las leyes básicas de la economía. Porter cree que todos los países deben buscar ser competitivos.
¿Por qué excluir al Perú de las leyes básicas de la economía? ¿Acaso en el Perú no funciona eso que llaman “la ley de la oferta y la demanda”, por ejemplo?
¿Acaso la productividad en el Perú es alta? Es baja, bajísima, como lo destacó Porter. Y si mejoramos la productividad, mejoramos la economía, como sugiere Porter.
¿Por qué arañarse, entonces, por Porter? ¿Acaso solo aceptamos la propaganda? La intolerancia y el exceso de sensibilidad no favorecen el entendimiento. Sin entendimiento no hay cómo enfrentar el futuro del país.
LA REPÚBLICA
13-12-09
Economistas, periodistas, empresarios, “maileros” (los que mandan cadenas por correo electrónico) y algunos bloggeros (los que publican blogs) han hablado mucho sobre Michael Porter. El llamado “gurú de la competitividad” hizo críticas severas al manejo económico en el Perú.
El presidente García, finalmente, ha lanzado sus dardos contra el consultor. Ha dicho que no debemos aceptar lecciones de personas que no conocen el Perú.
El Presidente se equivoca. Hay que aceptar lecciones de quienes las puedan dar. Porter no conoce en detalle la economía peruana, pero sabe mucho, mucho, pero mucho más de economía que el presidente García.
¿Se puede ser eficiente en política si se sabe poco del Perú? No. ¿Se puede manejar la economía si se sabe poco de economía? Tampoco.
Lo que dijo Porter ya lo sabemos: hay que mejorar la educación, el sistema de salud, las carreteras. La desigualdad económica y cultural atenta contra el desarrollo, así como la corrupción y el mercantilismo.
No hay una política de reforma del Estado y, en realidad, la política económica consiste en anclarse al desarrollo de países como China y Brasil. Porter dijo que vivimos una ilusión exportadora, y es cierto, en buena parte.
No hay ningún cambio en nuestra preparación para competir. Descansamos sobre la ola del comercio mundial. No hay que ser Porter para darse cuenta de ello. No hay que ser Porter para reconocer que el esquema es vulnerable. Entonces, ¿por qué arañarse?
“Arañarse” quiere decir, en el habla popular, hacerse el ofendido, el herido (el arañado). Significa rasgarse las vestiduras, actuar con exageración. Indica exceso de sensibilidad o sensibilidad del tipo femenino.
Dice el presidente García que el error de Porter es dar la misma lección en todos los países. ¡Pero si de eso se trata! Porter cree que todos los países se rigen por las leyes básicas de la economía. Porter cree que todos los países deben buscar ser competitivos.
¿Por qué excluir al Perú de las leyes básicas de la economía? ¿Acaso en el Perú no funciona eso que llaman “la ley de la oferta y la demanda”, por ejemplo?
¿Acaso la productividad en el Perú es alta? Es baja, bajísima, como lo destacó Porter. Y si mejoramos la productividad, mejoramos la economía, como sugiere Porter.
¿Por qué arañarse, entonces, por Porter? ¿Acaso solo aceptamos la propaganda? La intolerancia y el exceso de sensibilidad no favorecen el entendimiento. Sin entendimiento no hay cómo enfrentar el futuro del país.
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COMPETITIVIDAD,
FEDERICO SALAZAR,
PERU
viernes, 11 de diciembre de 2009
La Izquierda Globalizadora
Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
11-12-09
No cabe duda que estamos avanzando cuando Michael Porter, gran propulsor de la globalización y del planeamiento estratégico para penetrar los mercados internacionales, se convierte en el ícono de la izquierda intelectual peruana. Porter advirtió, por ejemplo, que el Perú está todavía poco integrado al mercado mundial en comparación con otros países emergentes. Es decir, que nuestro comercio exterior —la suma de nuestras exportaciones e importaciones— es todavía relativamente pequeño como porcentaje del producto, pese a haber saltado espectacularmente de un 21% del PBI en 1990 a un 47% el 2008, más del doble en 18 años, indicando que nuestro aparato productivo se vuelca hacia afuera. Pero todavía de manera insuficiente, según Porter.
Y tiene razón. Pero lo interesante —que Porter no informó— es que ese vuelco hacia afuera ha comprometido a casi todos los sectores, no solo la exportación de minerales. La industria, por ejemplo, se ha reorientado a la exportación. Por eso ha caído tanto este año, como consecuencia de la crisis internacional. Las exportaciones no tradicionales, de mayor valor agregado, han crecido, en volumen, a una tasa anual promedio de 16% entre 1994 y 2007, mientras que las tradicionales solo a 6,5% (siempre en volumen, no en precio). Esto es, una tasa promedio anual 2,5 veces mayor que las tradicionales. Algo que refuta categóricamente el mito del retorno al modelo primario exportador. Estamos en el camino de un modelo secundario exportador. Se trata de colaborar para acelerarlo. ¿Cómo? Lo dijo Porter: incrementando la competitividad del país, lo que significa mejores puertos, carreteras, comunicaciones (concesiones, asociaciones público-privadas), educación, innovación. Esa es la lucha, precisamente. Y mucha más colaboración público-privada en clusters o conglomerados.
También dijo Porter que hacía falta más inversión extranjera, pese a la que ya ha ocurrido en minería, hidrocarburos, turismo, banca, telecomunicaciones, etc. Y que los frutos del crecimiento no se han expandido suficientemente al conjunto de la sociedad. Pero allí el que falla es el Estado: poca infraestructura para conectar al mercado, alto costo de la formalidad. Pese a ello, los estratos más pobres se han beneficiado más, algo que la izquierda oculta deliberadamente. El informe “Panorama Social de América Latina 2009” de la Cepal revela que el índice de Gini (que mide la desigualdad) ha caído en el Perú, entre 1997 y 2008, de 0,53 a 0,47 y que el 40% más pobre ha incrementado su participación en el ingreso nacional de un 13% a un 16%, mientras que el 10% más rico lo ha disminuido de un 33% a un 29%. Es que aceptar esta verdad equivaldría, para esos intelectuales, a la autodesintegración ideológica.
EL COMERCIO
11-12-09
No cabe duda que estamos avanzando cuando Michael Porter, gran propulsor de la globalización y del planeamiento estratégico para penetrar los mercados internacionales, se convierte en el ícono de la izquierda intelectual peruana. Porter advirtió, por ejemplo, que el Perú está todavía poco integrado al mercado mundial en comparación con otros países emergentes. Es decir, que nuestro comercio exterior —la suma de nuestras exportaciones e importaciones— es todavía relativamente pequeño como porcentaje del producto, pese a haber saltado espectacularmente de un 21% del PBI en 1990 a un 47% el 2008, más del doble en 18 años, indicando que nuestro aparato productivo se vuelca hacia afuera. Pero todavía de manera insuficiente, según Porter.
Y tiene razón. Pero lo interesante —que Porter no informó— es que ese vuelco hacia afuera ha comprometido a casi todos los sectores, no solo la exportación de minerales. La industria, por ejemplo, se ha reorientado a la exportación. Por eso ha caído tanto este año, como consecuencia de la crisis internacional. Las exportaciones no tradicionales, de mayor valor agregado, han crecido, en volumen, a una tasa anual promedio de 16% entre 1994 y 2007, mientras que las tradicionales solo a 6,5% (siempre en volumen, no en precio). Esto es, una tasa promedio anual 2,5 veces mayor que las tradicionales. Algo que refuta categóricamente el mito del retorno al modelo primario exportador. Estamos en el camino de un modelo secundario exportador. Se trata de colaborar para acelerarlo. ¿Cómo? Lo dijo Porter: incrementando la competitividad del país, lo que significa mejores puertos, carreteras, comunicaciones (concesiones, asociaciones público-privadas), educación, innovación. Esa es la lucha, precisamente. Y mucha más colaboración público-privada en clusters o conglomerados.
También dijo Porter que hacía falta más inversión extranjera, pese a la que ya ha ocurrido en minería, hidrocarburos, turismo, banca, telecomunicaciones, etc. Y que los frutos del crecimiento no se han expandido suficientemente al conjunto de la sociedad. Pero allí el que falla es el Estado: poca infraestructura para conectar al mercado, alto costo de la formalidad. Pese a ello, los estratos más pobres se han beneficiado más, algo que la izquierda oculta deliberadamente. El informe “Panorama Social de América Latina 2009” de la Cepal revela que el índice de Gini (que mide la desigualdad) ha caído en el Perú, entre 1997 y 2008, de 0,53 a 0,47 y que el 40% más pobre ha incrementado su participación en el ingreso nacional de un 13% a un 16%, mientras que el 10% más rico lo ha disminuido de un 33% a un 29%. Es que aceptar esta verdad equivaldría, para esos intelectuales, a la autodesintegración ideológica.
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miércoles, 9 de diciembre de 2009
¿Por qué No hay Empresas Argentinas Globales?
Por: Martín Varsavsky
Sólo un argentino forma parte del listado de los 1125 más ricos del mundo, según la revista Forbes. En esta misma lista, hay, en cambio, 2 venezolanos, 2 colombianos, 4 chilenos, 17 brasileros, y 10 mexicanos. Argentina tuvo en 2007 un producto bruto interno de 260.122 millones de dólares (nominales), mucho menos que Brasil, que tuvo 1.313.590 millones de dólares y México 1.022.816 millones de dólares, pero más que Venezuela (227.753 millones de dólares), más que Colombia (202.630 millones de dólares) y más que Chile (163.914 millones de dólares). Si tomamos a Brasil como referencia, que tiene 1 billonario cada aproximadamente 77.270 millones de dólares de producto bruto, Argentina debería tener más de 3 billonarios, pero sólo tiene 1 y ese uno ya no tiene la propiedad de sus industrias.
¿Por qué entonces si Argentina tiene uno de los PIB más altos de América Latina (junto con Brasil y México), los “ricos más ricos” de Argentina son, en principio, menos y “más pobres” que los ricos de otros países de América Latina? ¿Por qué Argentina tiene tan pocas empresas en manos de empresarios argentinos?
Para mí, esto se debe principalmente a que la economía argentina ha sido aún más inestable que los vecinos; el resultado es que muchas fortunas argentinas se han perdido. Se que no voy a despertar mucha simpatía entre mis lectores explicando que no solo Argentina tuvo en esta década más pobres que nunca en su historia sino que tuvo menos ricos que nunca en su historia pero como este es un blog de un emprendedor dedicado a emprendedores creo que este tema merece ser estudiado.
De las 500 empresas más grandes de América Latina, la gran mayoría son de México y Brasil. De las 50 primeras del listado, sólo 3 son argentinas: Techint (puesto 14), Tenaris (puesto 34), y Ternium (puesto 48). ¿Por qué Argentina carece de empresas multinacionales con la creatividad excepcional y los recursos humanos y materiales que tiene el país? ¿Por qué tantas empresas argentinas han sido compradas por extranjeros, incluso por economías más pequeñas que la argentina como Chile y no al revés?
Hay varias razones.En primer lugar, las privatizaciones de los años noventa. Argentina privatizó todas sus empresas públicas para modernizar sus infraestructuras y pasó abruptamente de monopolios estatales ineficientes a monopolios privados extranjeros que impidieron la creación de rivales en manos argentinas que sean eficaces. Los monopolios públicos son de por si malos, los privados, aún peores.
En segundo lugar, la falta de crédito tras el default de 2001-2002. Además de la pobreza que generó para la sociedad argentina (casi el 60 por ciento de la población en 2002), el default se tradujo en falta de crédito a la economía local. Después del default, el sistema financiero internacional dejó de prestarle a Argentina por falta de confianza, lo que llevó a la quiebra a muchas empresas.
Argentina no pudo desarrollar un mercado de capitales maduro ante la falta de confianza de los inversores argentinos y extranjeros. A modo de ejemplo, en 2007 la inversión extranjera en Argentina fue sólo de 5.000 millones de dólares, frente a 15.000 millones de Chile y 35.000 millones de dólares de Brasil. En Argentina la combinación de un público absurdamente anti extranjero que vota a los Kirchner que son especialmente antipáticos hacia el exterior, produjo una sensación en el resto del mundo que mejor no invertir en Argentina. Mejor olvidarse de Argentina. El clima para hacer negocios es increiblemente difícil en Argentina. Según la revista Forbes Argentina ocupa actualmente el sitio 92 de un total de 121 países. Este índice mide cómo se trata a los inversores. Chile ocupa el sitio 19, México el puesto 43, Uruguay el 44 y Brasil el 56. El resultado es que Argentina no solo destruye la formación de capital nacional sino que impide la llegada del extranjero.
Otro factor es que con la devaluación del peso, se abarataron los precios de muchas empresas que pudieron sanearse con la recuperación económica de 2003, pero se quedaron sin posibilidades de comprar otras empresas en el exterior que venían de paises con monedas más fuertes. A pesar de que la recuperación con Néstor Kirchner fue evidente a partir de 2003 (con tasas de crecimiento del 8 y 9 por ciento), en estos años se produjo la compra de las pocas empresas argentinas que quedaban en manos de argentinos: Cervecería Quilmes (bebidas), Perez Companc (Petróleo), Loma Negra (Cemento), Acindar (Acero), Alpargatas, Quickfood y Swift Armour, entre otras, son hoy brasileras. Salvo el grupo Techint (construcción e infraestructuras) y Arcor (alimentación), pocas empresas argentinas son multilatinas. En cambio, una decena de brasileras cuentan ya con operaciones globales y ganan mercados en todo el mundo, como Embraer (Aviación), Petrobras (Petrolera), Marfrig (Frigoríficos), Sadia (Alimentación), Vale de Rio Doce (Minería). El caso más emblemático es la venta del último frigorífico argentino (Quickfood) que quedaba en manos argentinas (propiedad de Luis Bameule) al grupo Marfrig de Brasil por 300 millones de dólares concedidos a dicho grupo con un crédito del Banco Nacional de Desarrollo. En la Argentina ya no quedan empresarios argentinos de alto nivel ni empresas argentina de alto nivel. Si la “colonización” de Argentina empezó con Menem terminó con los Kirchner porque pese a que ellos tengan un discurso anti extranjero crearon condiciones tan malas para los empresarios argentinos que estos como decía el Martin Fierro “los devoran los de afuera”. Algo similar ocurre en España donde la economía va mejor pero igual casi todo lo que se produce y consume en España pertenece a empresas extranjeras y el sueldo medio Español es de empleado y no de jefe (entre los más bajos de Europa).
Por último, muchos argentinos no confían en su economía. A diferencia de lo que ocurre en varios países europeos, el sistema bancario argentino no tiene respaldo del Estado. Según los cálculos, hay 120 billones de dólares de argentinos residentes en Argentina en el extranjero en bancos, en bonos de Tesoro estadounidense, cajas de seguridad, inmuebles, acciones, títulos de empresas, etc. Entonces si los propios argentinos desconfían de su economía, ¿quién debería confiar entonces?
En síntesis: Argentina debería tener muchas más empresas fuertes y globalizadas en manos de emprendedores y empresarios argentinos. Pero las privatizaciones de los años noventa, en general mal hechas, la crisis de 2001-2002 y la poca capacidad de la gestión de los Kirchner en convertir a Argentina en un lugar óptimo para hacer negocios, han golpeado a los empresarios argentinos, empujándoles a vender sus empresas a empresas extranjeras. Aunque en Argentina es común creer que los pobres son pobres porque los ricos son ricos la verdad es que los ricos argentinos son bastante menos ricos que sus pares chilenos, brasileros y mexicanos. La Argentina tiene la única condición de ser el único país latinoamericano que tiene muchos más ex billonarios que billonarios y que sus empresas son muchísimo menos importantes a nivel global de lo que eran hace 20 años. La Argentina es un país capitalista que destruye su propio capital tanto humano como financiero.
Aclaro que en este artículo un billón es igual a mil millones ya que los datos de “billonarios” vienen de estudios en Estados Unidos donde mil millones es igual a un billón.
Fuente: http://spanish.martinvarsavsky.net/g...-globales.html
Sólo un argentino forma parte del listado de los 1125 más ricos del mundo, según la revista Forbes. En esta misma lista, hay, en cambio, 2 venezolanos, 2 colombianos, 4 chilenos, 17 brasileros, y 10 mexicanos. Argentina tuvo en 2007 un producto bruto interno de 260.122 millones de dólares (nominales), mucho menos que Brasil, que tuvo 1.313.590 millones de dólares y México 1.022.816 millones de dólares, pero más que Venezuela (227.753 millones de dólares), más que Colombia (202.630 millones de dólares) y más que Chile (163.914 millones de dólares). Si tomamos a Brasil como referencia, que tiene 1 billonario cada aproximadamente 77.270 millones de dólares de producto bruto, Argentina debería tener más de 3 billonarios, pero sólo tiene 1 y ese uno ya no tiene la propiedad de sus industrias.
¿Por qué entonces si Argentina tiene uno de los PIB más altos de América Latina (junto con Brasil y México), los “ricos más ricos” de Argentina son, en principio, menos y “más pobres” que los ricos de otros países de América Latina? ¿Por qué Argentina tiene tan pocas empresas en manos de empresarios argentinos?
Para mí, esto se debe principalmente a que la economía argentina ha sido aún más inestable que los vecinos; el resultado es que muchas fortunas argentinas se han perdido. Se que no voy a despertar mucha simpatía entre mis lectores explicando que no solo Argentina tuvo en esta década más pobres que nunca en su historia sino que tuvo menos ricos que nunca en su historia pero como este es un blog de un emprendedor dedicado a emprendedores creo que este tema merece ser estudiado.
De las 500 empresas más grandes de América Latina, la gran mayoría son de México y Brasil. De las 50 primeras del listado, sólo 3 son argentinas: Techint (puesto 14), Tenaris (puesto 34), y Ternium (puesto 48). ¿Por qué Argentina carece de empresas multinacionales con la creatividad excepcional y los recursos humanos y materiales que tiene el país? ¿Por qué tantas empresas argentinas han sido compradas por extranjeros, incluso por economías más pequeñas que la argentina como Chile y no al revés?
Hay varias razones.En primer lugar, las privatizaciones de los años noventa. Argentina privatizó todas sus empresas públicas para modernizar sus infraestructuras y pasó abruptamente de monopolios estatales ineficientes a monopolios privados extranjeros que impidieron la creación de rivales en manos argentinas que sean eficaces. Los monopolios públicos son de por si malos, los privados, aún peores.
En segundo lugar, la falta de crédito tras el default de 2001-2002. Además de la pobreza que generó para la sociedad argentina (casi el 60 por ciento de la población en 2002), el default se tradujo en falta de crédito a la economía local. Después del default, el sistema financiero internacional dejó de prestarle a Argentina por falta de confianza, lo que llevó a la quiebra a muchas empresas.
Argentina no pudo desarrollar un mercado de capitales maduro ante la falta de confianza de los inversores argentinos y extranjeros. A modo de ejemplo, en 2007 la inversión extranjera en Argentina fue sólo de 5.000 millones de dólares, frente a 15.000 millones de Chile y 35.000 millones de dólares de Brasil. En Argentina la combinación de un público absurdamente anti extranjero que vota a los Kirchner que son especialmente antipáticos hacia el exterior, produjo una sensación en el resto del mundo que mejor no invertir en Argentina. Mejor olvidarse de Argentina. El clima para hacer negocios es increiblemente difícil en Argentina. Según la revista Forbes Argentina ocupa actualmente el sitio 92 de un total de 121 países. Este índice mide cómo se trata a los inversores. Chile ocupa el sitio 19, México el puesto 43, Uruguay el 44 y Brasil el 56. El resultado es que Argentina no solo destruye la formación de capital nacional sino que impide la llegada del extranjero.
Otro factor es que con la devaluación del peso, se abarataron los precios de muchas empresas que pudieron sanearse con la recuperación económica de 2003, pero se quedaron sin posibilidades de comprar otras empresas en el exterior que venían de paises con monedas más fuertes. A pesar de que la recuperación con Néstor Kirchner fue evidente a partir de 2003 (con tasas de crecimiento del 8 y 9 por ciento), en estos años se produjo la compra de las pocas empresas argentinas que quedaban en manos de argentinos: Cervecería Quilmes (bebidas), Perez Companc (Petróleo), Loma Negra (Cemento), Acindar (Acero), Alpargatas, Quickfood y Swift Armour, entre otras, son hoy brasileras. Salvo el grupo Techint (construcción e infraestructuras) y Arcor (alimentación), pocas empresas argentinas son multilatinas. En cambio, una decena de brasileras cuentan ya con operaciones globales y ganan mercados en todo el mundo, como Embraer (Aviación), Petrobras (Petrolera), Marfrig (Frigoríficos), Sadia (Alimentación), Vale de Rio Doce (Minería). El caso más emblemático es la venta del último frigorífico argentino (Quickfood) que quedaba en manos argentinas (propiedad de Luis Bameule) al grupo Marfrig de Brasil por 300 millones de dólares concedidos a dicho grupo con un crédito del Banco Nacional de Desarrollo. En la Argentina ya no quedan empresarios argentinos de alto nivel ni empresas argentina de alto nivel. Si la “colonización” de Argentina empezó con Menem terminó con los Kirchner porque pese a que ellos tengan un discurso anti extranjero crearon condiciones tan malas para los empresarios argentinos que estos como decía el Martin Fierro “los devoran los de afuera”. Algo similar ocurre en España donde la economía va mejor pero igual casi todo lo que se produce y consume en España pertenece a empresas extranjeras y el sueldo medio Español es de empleado y no de jefe (entre los más bajos de Europa).
Por último, muchos argentinos no confían en su economía. A diferencia de lo que ocurre en varios países europeos, el sistema bancario argentino no tiene respaldo del Estado. Según los cálculos, hay 120 billones de dólares de argentinos residentes en Argentina en el extranjero en bancos, en bonos de Tesoro estadounidense, cajas de seguridad, inmuebles, acciones, títulos de empresas, etc. Entonces si los propios argentinos desconfían de su economía, ¿quién debería confiar entonces?
En síntesis: Argentina debería tener muchas más empresas fuertes y globalizadas en manos de emprendedores y empresarios argentinos. Pero las privatizaciones de los años noventa, en general mal hechas, la crisis de 2001-2002 y la poca capacidad de la gestión de los Kirchner en convertir a Argentina en un lugar óptimo para hacer negocios, han golpeado a los empresarios argentinos, empujándoles a vender sus empresas a empresas extranjeras. Aunque en Argentina es común creer que los pobres son pobres porque los ricos son ricos la verdad es que los ricos argentinos son bastante menos ricos que sus pares chilenos, brasileros y mexicanos. La Argentina tiene la única condición de ser el único país latinoamericano que tiene muchos más ex billonarios que billonarios y que sus empresas son muchísimo menos importantes a nivel global de lo que eran hace 20 años. La Argentina es un país capitalista que destruye su propio capital tanto humano como financiero.
Aclaro que en este artículo un billón es igual a mil millones ya que los datos de “billonarios” vienen de estudios en Estados Unidos donde mil millones es igual a un billón.
Fuente: http://spanish.martinvarsavsky.net/g...-globales.html
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martes, 8 de diciembre de 2009
Lo que Porter dijo y no dijo
Por: Daniel Córdova*
EL COMERCIO
08-12-09
El Reto de la Competitividad
Es gratificante que nuestra iniciativa de organizar un foro con Michael Porter, profesor de Harvard y estudioso de las fuerzas competitivas, haya generado un verdadero impacto en las columnas de opinión. Lo curioso es que, salvo honrosas excepciones, todos los comentarios se han hecho sobre uno o dos reportajes periodísticos acerca de la conferencia y no sobre la base de la conferencia completa. Porque los comentarios han resaltado cosas que Porter dijo, le han hecho decir cosas que no dijo y, sobre todo, no han tomado en cuenta lo que dijo y los dos reportajes periodísticos no recogieron.
Porter dijo que el Perú había progresado significativamente en los últimos años, mostrando un gráfico de la reducción de la pobreza. Pero que no por eso había dejado de ser un país muy atrasado económicamente. No dijo que estábamos por un mal camino. Solo que necesitábamos ir mucho más allá. Dijo que se había crecido en la producción y exportación de sectores como el minero y pesquero, pero que en comparación con países más dinámicos, desde Malasia hasta la China, faltaba que se desarrollaran conglomerados más sofisticados de sectores manufactureros y de servicios. No dijo que el desarrollo de sectores primarios estaba mal, ¡todo lo contrario! Señaló que sin el progreso de las exportaciones mineras y pesqueras hubiese sido imposible el crecimiento incipiente de los sectores que son los llamados a liderar el progreso futuro.
Porter dijo que el Perú no era un país suficientemente abierto. Que para progresar debía exportar más e importar más en relación a lo que produce. Dijo que la productividad por trabajador era baja. Y que se necesitaba más inversión extranjera en la industria y los servicios para que el Perú gane en productividad. No dijo que el Perú tenía que dejar de privilegiar las exportaciones, ni que las empresas estatales deben jugar algún papel, ni que el Estado debe restringir la inversión privada.
¿Qué es lo que debe suceder para que el Perú siga progresando de acuerdo con la propuesta de Porter? Las claves de la competitividad, según nuestro invitado, se dividen en dos grupos: la competitividad macroeconómica y la competitividad microeconómica.
La competitividad macroeconómica se da en dos niveles: el de las políticas macroeconómicas y el de la “infraestructura” social e instituciones políticas. Porter elogió el manejo fiscal responsable y la política monetaria de baja inflación, que el Perú ha conseguido. Y criticó los problemas de educación y salud (ambos temas en los que estamos atrasados por la mala gestión estatal). Asimismo, señaló que el Estado de derecho y el respeto de los derechos de propiedad, así como un Estado eficiente, son aspectos esenciales en los que estamos jalados. No abogó por el gasto fiscal irresponsable, ni por tolerar “democráticamente” las tomas de carreteras, ni por mayores impuestos a los más ricos para que los gobernantes de turno se llenen los bolsillos. Fue muy crítico de la corrupción y de los impuestos altos.
En el aspecto microeconómico, abogó por un entorno que favorezca el desarrollo de los negocios, por empresas modernas y socialmente responsables y por el impulso de los sectores emergentes. Y sí, criticó la pasividad del Estado Peruano para generar una promoción económica que potencie (no que invente) los clusters que están marcando poco a poco el nuevo progreso del Perú: la agroexportación, los textiles y confecciones, los servicios turísticos, la pesca de consumo humano, las infraestructuras, y potencialmente la petroquímica, además de las reformas del Poder Judicial, y de los servicios de salud y educación.
El empresariado y la universidad estamos a disposición para ir adelante con la ejecución de estas propuestas. Los ministros abiertos al diálogo y a nuevas ideas también. El presidente tiene la palabra.
(*) Director de posgrado Universidad del Pacífico
EL COMERCIO
08-12-09
El Reto de la Competitividad
Es gratificante que nuestra iniciativa de organizar un foro con Michael Porter, profesor de Harvard y estudioso de las fuerzas competitivas, haya generado un verdadero impacto en las columnas de opinión. Lo curioso es que, salvo honrosas excepciones, todos los comentarios se han hecho sobre uno o dos reportajes periodísticos acerca de la conferencia y no sobre la base de la conferencia completa. Porque los comentarios han resaltado cosas que Porter dijo, le han hecho decir cosas que no dijo y, sobre todo, no han tomado en cuenta lo que dijo y los dos reportajes periodísticos no recogieron.
Porter dijo que el Perú había progresado significativamente en los últimos años, mostrando un gráfico de la reducción de la pobreza. Pero que no por eso había dejado de ser un país muy atrasado económicamente. No dijo que estábamos por un mal camino. Solo que necesitábamos ir mucho más allá. Dijo que se había crecido en la producción y exportación de sectores como el minero y pesquero, pero que en comparación con países más dinámicos, desde Malasia hasta la China, faltaba que se desarrollaran conglomerados más sofisticados de sectores manufactureros y de servicios. No dijo que el desarrollo de sectores primarios estaba mal, ¡todo lo contrario! Señaló que sin el progreso de las exportaciones mineras y pesqueras hubiese sido imposible el crecimiento incipiente de los sectores que son los llamados a liderar el progreso futuro.
Porter dijo que el Perú no era un país suficientemente abierto. Que para progresar debía exportar más e importar más en relación a lo que produce. Dijo que la productividad por trabajador era baja. Y que se necesitaba más inversión extranjera en la industria y los servicios para que el Perú gane en productividad. No dijo que el Perú tenía que dejar de privilegiar las exportaciones, ni que las empresas estatales deben jugar algún papel, ni que el Estado debe restringir la inversión privada.
¿Qué es lo que debe suceder para que el Perú siga progresando de acuerdo con la propuesta de Porter? Las claves de la competitividad, según nuestro invitado, se dividen en dos grupos: la competitividad macroeconómica y la competitividad microeconómica.
La competitividad macroeconómica se da en dos niveles: el de las políticas macroeconómicas y el de la “infraestructura” social e instituciones políticas. Porter elogió el manejo fiscal responsable y la política monetaria de baja inflación, que el Perú ha conseguido. Y criticó los problemas de educación y salud (ambos temas en los que estamos atrasados por la mala gestión estatal). Asimismo, señaló que el Estado de derecho y el respeto de los derechos de propiedad, así como un Estado eficiente, son aspectos esenciales en los que estamos jalados. No abogó por el gasto fiscal irresponsable, ni por tolerar “democráticamente” las tomas de carreteras, ni por mayores impuestos a los más ricos para que los gobernantes de turno se llenen los bolsillos. Fue muy crítico de la corrupción y de los impuestos altos.
En el aspecto microeconómico, abogó por un entorno que favorezca el desarrollo de los negocios, por empresas modernas y socialmente responsables y por el impulso de los sectores emergentes. Y sí, criticó la pasividad del Estado Peruano para generar una promoción económica que potencie (no que invente) los clusters que están marcando poco a poco el nuevo progreso del Perú: la agroexportación, los textiles y confecciones, los servicios turísticos, la pesca de consumo humano, las infraestructuras, y potencialmente la petroquímica, además de las reformas del Poder Judicial, y de los servicios de salud y educación.
El empresariado y la universidad estamos a disposición para ir adelante con la ejecución de estas propuestas. Los ministros abiertos al diálogo y a nuevas ideas también. El presidente tiene la palabra.
(*) Director de posgrado Universidad del Pacífico
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DANIEL CÓRDOVA,
PERU
lunes, 7 de diciembre de 2009
El Sermón del Profesor Porter
Por: Richard Webb
EL COMERCIO
07-12-09
Hace unos días, el profesor Michael Porter, de la Universidad de Harvard, pionero en los campos del planeamiento estratégico y de la competitividad nacional, dictó una conferencia en Lima. Su mensaje principal fue la falta de una estrategia económica en el Perú. El valor de sus comentarios fue más el de un sermón al estilo Savonarola, reprendiéndonos por diversas faltas económicas y sociales, que el de una receta precisa para aplicar. El sermón castigador siempre ha sido popular, pero muchas veces logra su efecto dramático con base en inexactitudes. Sabemos que al Perú le falta justicia social, educación de calidad, salud al alcance de todos, planificación, investigación tecnológica, infraestructura, exportaciones manufactureras y de servicios, mejor capacidad negociadora, un buen Poder Judicial, derechos de propiedad y más formalidad, y sin duda la repetición de cada una de esas carencias justificó la venida del profesor Porter. Pero antes de proponer nuevas políticas hace falta enmendar algunas imprecisiones de su discurso. No es cierto que las exportaciones con valor agregado “se encuentran casi estancadas”. Si bien predomina la exportación de minerales, la de manufacturas y productos agrícolas de alto valor ha crecido en forma extraordinaria y sostenida a la tasa de 14% al año durante una década. Es notable el éxito de los textiles, cuya exportación también aumentó en 14% al año; del café y cacao, sentando una marca de calidad y llevando desarrollo alternativo a zonas que antes solo contaban con la coca; y del turismo, que apalanca el despegue de lugares alejados, revalora la riqueza cultural, ecológica y gastronómica, y forja orgullo y sentido de país.
Tampoco puede decirse que no ha habido aumento en el empleo. En Lima y muchas otras regiones el salario se ha elevado ante la falta de mano de obra. En Arequipa, el jornal agrario en 2003 estaba entre 12 y 15 soles, cuando hoy llega a 30 o 35 soles. Otra inexactitud es decir que la inversión extranjera solo ha consistido en comprar empresas existentes, cuando se ha producido una masiva inversión en capacidad antes no existente en minas, telecomunicaciones, energía, hoteles, banca y otras actividades. Y si bien seguimos relegados en las comparaciones internacionales de competitividad, la evaluación del Banco Mundial registra una fuerte mejora en ese aspecto. Seguimos lejos de las metas, pero el avance reciente del Perú no es una ilusión.
EL COMERCIO
07-12-09
Hace unos días, el profesor Michael Porter, de la Universidad de Harvard, pionero en los campos del planeamiento estratégico y de la competitividad nacional, dictó una conferencia en Lima. Su mensaje principal fue la falta de una estrategia económica en el Perú. El valor de sus comentarios fue más el de un sermón al estilo Savonarola, reprendiéndonos por diversas faltas económicas y sociales, que el de una receta precisa para aplicar. El sermón castigador siempre ha sido popular, pero muchas veces logra su efecto dramático con base en inexactitudes. Sabemos que al Perú le falta justicia social, educación de calidad, salud al alcance de todos, planificación, investigación tecnológica, infraestructura, exportaciones manufactureras y de servicios, mejor capacidad negociadora, un buen Poder Judicial, derechos de propiedad y más formalidad, y sin duda la repetición de cada una de esas carencias justificó la venida del profesor Porter. Pero antes de proponer nuevas políticas hace falta enmendar algunas imprecisiones de su discurso. No es cierto que las exportaciones con valor agregado “se encuentran casi estancadas”. Si bien predomina la exportación de minerales, la de manufacturas y productos agrícolas de alto valor ha crecido en forma extraordinaria y sostenida a la tasa de 14% al año durante una década. Es notable el éxito de los textiles, cuya exportación también aumentó en 14% al año; del café y cacao, sentando una marca de calidad y llevando desarrollo alternativo a zonas que antes solo contaban con la coca; y del turismo, que apalanca el despegue de lugares alejados, revalora la riqueza cultural, ecológica y gastronómica, y forja orgullo y sentido de país.
Tampoco puede decirse que no ha habido aumento en el empleo. En Lima y muchas otras regiones el salario se ha elevado ante la falta de mano de obra. En Arequipa, el jornal agrario en 2003 estaba entre 12 y 15 soles, cuando hoy llega a 30 o 35 soles. Otra inexactitud es decir que la inversión extranjera solo ha consistido en comprar empresas existentes, cuando se ha producido una masiva inversión en capacidad antes no existente en minas, telecomunicaciones, energía, hoteles, banca y otras actividades. Y si bien seguimos relegados en las comparaciones internacionales de competitividad, la evaluación del Banco Mundial registra una fuerte mejora en ese aspecto. Seguimos lejos de las metas, pero el avance reciente del Perú no es una ilusión.
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RICHARD WEBB
domingo, 29 de noviembre de 2009
El Plan B que No se Necesitó
Por: Juan Vargas
EL COMERCIO
29-11-09
La Crisis que no Fue
El frenazo que experimentó este año la actividad productiva peruana debido a la crisis económica mundial podría haber sido un choque con vuelco y muertos regados en el camino, según los peores escenarios que elaboraron nuestras autoridades económicas para el 2009.
La debacle financiera mundial dio lugar a que la demanda en el exterior por nuestros productos disminuyera y que se recortaran las inversiones locales. La consecuencia fue que pasamos de crecer 9,8% en el 2008 a 1,5% este año; sin embargo, pocas empresas quebraron y el desempleo apenas aumentó.
Pudo haber sido peor y a fines del 2008 eso se temía tanto en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) como en el Banco Central de Reserva del Perú (BCR). A pesar de los anuncios políticos sobre el supuesto blindaje del Perú para enfrentar la crisis, técnicos del MEF y del BCR recibieron el encargo de pensar en el peor escenario que podría presentarse y de diseñar medidas que podrían tomarse para tratar de minimizar esos daños.
Catástrofe
Eduardo Morón, viceministro de Economía entre setiembre del 2008 y enero del 2009, cuenta que una vez que estalló la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y uno a uno empezaron a caer grandes entidades financieras de ese país, el peor escenario que se imaginaron fue que se repetiría la crisis de 1997-1998.
¿Qué pasó entonces? Como se muestra en los cuadros de la infografía, los principales indicadores se fueron al suelo. Por ejemplo, en la reciente crisis el dólar prácticamente se mantuvo estable, pero entre setiembre de 1997 y setiembre de 1999, el dólar aumentó de valor 25%. Es como si hoy usted tuviera que pasar de pagar S/.580 mensuales por su departamento (US$200) a pagar S/.725. Como si los desempleados hubieran aumentado en 279.000 personas solo en Lima Metropolitana. Miles de empresas cayeron en insolvencia, incluido el segundo mayor banco de entonces, el Wiese.
Había que evitar que ello se repitiera y por eso el BCR dictó medidas para minimizar la falta de liquidez entre los bancos y que no se produjera una sequía de créditos que pusiera en aprietos a las empresas del país.
Pero además de los programas de estímulo que se dictaron, funcionarios gubernamentales de alto nivel contaron a este Diario que hubo planes alternativos por si la crisis se escapaba de las manos.
Entidades Financieras
“Manejamos la hipótesis de que un banco grande y dos cajas municipales quebraban”, revelan. Esperaban que ello generara una corrida del resto de entidades financieras y una ola de incertidumbre que detendría casi por completo las inversiones.
Por eso, se dispuso una línea de crédito de US$300 millones en las cuentas de Cofide (vía un crédito de la Corporación Andina de Fomento) que se utilizaría en caso de que se diera la contracción del crédito.
“Dos meses fueron de sufrimiento agónico: enero y febrero. Felizmente nada pasó”, comentó una de las fuentes. El sector financiero especializado en las microfinanzas (cajas municipales, cajas rurales y edpymes) era de particular preocupación. “Las cajas y las edpymes crecían dinámicamente, pero no habían pasado por una crisis y, lo que era peor, no existían instrumentos financieros para apoyarlas. Al final el BCR tomó una serie de medidas para permitir que las entidades pudieran ser atendidas”, detalló nuestra fuente.
“El Perú había avanzado mucho en términos de bancarización; en parte, gracias a la expansión de esta pequeñas entidades. Teníamos que cuidar ese proceso y se consideró un fondo de US$100 millones para salvar a alguna de esas entidades que pudiera entrar en insolvencia. La caída de una entidad podía generar consecuencias mayores y tirar al trasto diez años de desarrollo de este sector”, contó otra fuente.
Sector Real
El tercer frente delineado fue el de la atención de las empresas. Si durante la crisis 1997-1998 muchos bancos fueron salvados por los gobiernos, lo mismo no sucedió con las empresas productivas que tuvieron que quebrar.
“Esta vez quisimos copiar la receta que aplicaron los asiáticos entre 1997-1998: crear fondos de reestructuración empresarial. Eso hicimos; la idea era aquí resguardar a los bancos, pero también entrar a capitalizar empresas”, cuentan.
“La quiebra de una sola fábrica hubiera hecho imposible la tarea del Gobierno de eliminar la incertidumbre”, explicaron.
Esos planes, sin embargo, no llegaron a aplicarse debido a que la situación nunca fue tan grave como se temió y lo mejor es que —como dijo Ricardo Paredes, gerente de Estudios Económicos de Cómex Perú— la recuperación llegó con rapidez, lo que facilitó que las medidas inicialmente tomadas bastaran para paliar los efectos de la crisis.
EL COMERCIO
29-11-09
La Crisis que no Fue
El frenazo que experimentó este año la actividad productiva peruana debido a la crisis económica mundial podría haber sido un choque con vuelco y muertos regados en el camino, según los peores escenarios que elaboraron nuestras autoridades económicas para el 2009.
La debacle financiera mundial dio lugar a que la demanda en el exterior por nuestros productos disminuyera y que se recortaran las inversiones locales. La consecuencia fue que pasamos de crecer 9,8% en el 2008 a 1,5% este año; sin embargo, pocas empresas quebraron y el desempleo apenas aumentó.
Pudo haber sido peor y a fines del 2008 eso se temía tanto en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) como en el Banco Central de Reserva del Perú (BCR). A pesar de los anuncios políticos sobre el supuesto blindaje del Perú para enfrentar la crisis, técnicos del MEF y del BCR recibieron el encargo de pensar en el peor escenario que podría presentarse y de diseñar medidas que podrían tomarse para tratar de minimizar esos daños.
Catástrofe
Eduardo Morón, viceministro de Economía entre setiembre del 2008 y enero del 2009, cuenta que una vez que estalló la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y uno a uno empezaron a caer grandes entidades financieras de ese país, el peor escenario que se imaginaron fue que se repetiría la crisis de 1997-1998.
¿Qué pasó entonces? Como se muestra en los cuadros de la infografía, los principales indicadores se fueron al suelo. Por ejemplo, en la reciente crisis el dólar prácticamente se mantuvo estable, pero entre setiembre de 1997 y setiembre de 1999, el dólar aumentó de valor 25%. Es como si hoy usted tuviera que pasar de pagar S/.580 mensuales por su departamento (US$200) a pagar S/.725. Como si los desempleados hubieran aumentado en 279.000 personas solo en Lima Metropolitana. Miles de empresas cayeron en insolvencia, incluido el segundo mayor banco de entonces, el Wiese.
Había que evitar que ello se repitiera y por eso el BCR dictó medidas para minimizar la falta de liquidez entre los bancos y que no se produjera una sequía de créditos que pusiera en aprietos a las empresas del país.
Pero además de los programas de estímulo que se dictaron, funcionarios gubernamentales de alto nivel contaron a este Diario que hubo planes alternativos por si la crisis se escapaba de las manos.
Entidades Financieras
“Manejamos la hipótesis de que un banco grande y dos cajas municipales quebraban”, revelan. Esperaban que ello generara una corrida del resto de entidades financieras y una ola de incertidumbre que detendría casi por completo las inversiones.
Por eso, se dispuso una línea de crédito de US$300 millones en las cuentas de Cofide (vía un crédito de la Corporación Andina de Fomento) que se utilizaría en caso de que se diera la contracción del crédito.
“Dos meses fueron de sufrimiento agónico: enero y febrero. Felizmente nada pasó”, comentó una de las fuentes. El sector financiero especializado en las microfinanzas (cajas municipales, cajas rurales y edpymes) era de particular preocupación. “Las cajas y las edpymes crecían dinámicamente, pero no habían pasado por una crisis y, lo que era peor, no existían instrumentos financieros para apoyarlas. Al final el BCR tomó una serie de medidas para permitir que las entidades pudieran ser atendidas”, detalló nuestra fuente.
“El Perú había avanzado mucho en términos de bancarización; en parte, gracias a la expansión de esta pequeñas entidades. Teníamos que cuidar ese proceso y se consideró un fondo de US$100 millones para salvar a alguna de esas entidades que pudiera entrar en insolvencia. La caída de una entidad podía generar consecuencias mayores y tirar al trasto diez años de desarrollo de este sector”, contó otra fuente.
Sector Real
El tercer frente delineado fue el de la atención de las empresas. Si durante la crisis 1997-1998 muchos bancos fueron salvados por los gobiernos, lo mismo no sucedió con las empresas productivas que tuvieron que quebrar.
“Esta vez quisimos copiar la receta que aplicaron los asiáticos entre 1997-1998: crear fondos de reestructuración empresarial. Eso hicimos; la idea era aquí resguardar a los bancos, pero también entrar a capitalizar empresas”, cuentan.
“La quiebra de una sola fábrica hubiera hecho imposible la tarea del Gobierno de eliminar la incertidumbre”, explicaron.
Esos planes, sin embargo, no llegaron a aplicarse debido a que la situación nunca fue tan grave como se temió y lo mejor es que —como dijo Ricardo Paredes, gerente de Estudios Económicos de Cómex Perú— la recuperación llegó con rapidez, lo que facilitó que las medidas inicialmente tomadas bastaran para paliar los efectos de la crisis.
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JUAN VARGAS,
MACROECONOMIA,
PERU
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Los Últimos Apóstoles
Por: Luis Felipe Gamarra
EL COMERCIO
25-11-09
El "idilio" entre el poder político y el económico
Los patriarcas que sobreviven hasta hoy aplicaron reformas en sus empresas, lo que no hicieron los demás grupos, que terminaron siendo comprados o reducidos a cenizas por las transnacionales
Los “apóstoles” practicaron una vida monástica dedicada a sus empresas, que para ese entonces eran como una extensión visible de su intimidad familiar. Y cómo no iban a serlo, si en la fachada de sus firmas estaban —en letras labradas en bronce— los apellidos que heredaron de sus progenitores: hombres que llegaron al Perú el siglo XIX desde ultramar, sin un centavo en los bolsillos, pero con instinto para hacer dinero.
Como lo dijo Mario Brescia Cafferata, líder del grupo Brescia, uno de los más importantes del Perú, en la última Convención Anual de Ejecutivos (CADE): eran jefes de familia que construyeron fortunas trabajando durante décadas, acumulando capital en torno a una empresa altamente rentable, que se consolidó en un nicho económico, y que se diversificó más tarde en diversos sectores.
Para la década de los ochenta, los “apóstoles” encabezaban más de doce grupos económicos: Benavides, Brescia, Romero, Lanata Piaggio, Wiese, Bentín Mujica, Picasso Candamo, Raffo, Ferreyros, Nicolini, Olaechea-Álvarez Calderón, Cogorno, Piazza Tangüis y Delgado Parker.
Eran grupos que desde los años cincuenta representaron un poder económico que reemplazó a las viejas oligarquías. Todos estos apellidos representaban casi la totalidad del sector privado, en rubros que iban desde minería, agricultura, construcción, industria, banca y pesca, hasta telecomunicaciones, consumo masivo y manufactura. Pero, como sucedió con la mayoría de las grandes especies que se extinguieron, los “apóstoles” eran altamente vulnerables: su supervivencia dependía de las prebendas del Estado, a las que muchos de estos empresarios se acostumbraron durante las décadas del setenta y ochenta, como reconoció Dionisio Romero Seminario, en la CADE 2009.
En junio de 1986, al más puro estilo italiano, los jefes de las doce familias más influyentes del sector privado se juntaron en casa del empresario Alberto Biondi Bernales con el presidente Alan García Pérez y sus principales ministros para discutir lo que se denominaría una “política de concertación selectiva”, que consistía en otorgarles diversos beneficios a cambio de que reinvirtieran sus utilidades.
En la CADE de 1985, el presidente García clausuró la cita de ejecutivos reclamándoles a los empresarios: “Hay que apostar, señores. No esperar. Aquí no se puede exigir más garantías que a un banco de Miami. Hay que entregarse”. En la casa de Biondi, los empresarios le explicaron al presidente que ellos preferían llevarse sus utilidades al extranjero porque temían otro impulso estatista del Gobierno. “Había temor. La economía estaba centralizada”, dice Ricardo Vega Llona, quien participó en algunas de esas reuniones.
Sin embargo, a pesar de todas las facilidades que les brindó García, los empresarios no cumplieron su palabra. Por ese motivo, en julio de 1987, García anunció la nacionalización de la banca, que era controlada por los ’12 apóstoles”. A pesar de que esta no prosperó, la relación entre los “apóstoles” y García se destruyó.
El meteoro que produjo su extinción caería unos años más tarde, con la fuerza de un tsunami llamado Fujimori: la liberalización de la economía hizo que todos perdieran sus beneficios, obligándolos de golpe a competir con productos venidos del exterior. Muchos trataron de batallar en ese contexto, pero la mayoría de grupos terminaron siendo comprados por transnacionales.
De todos ellos, solo siguen vigentes Benavides, Brescia y Romero (en menor escala se mantienen Raffo y Ferreyros). ¿Por qué? Son los únicos de todos los “apóstoles” que salieron sin temor al exterior a captar capitales frescos en bolsas de valores del mundo, o elevando la capacidad de sus inversiones con socios regionales. Otro punto: la masa crítica de sus gerencias está hoy en manos de ejecutivos ajenos a la familia. ¿Cuáles serán los apóstoles del futuro?
EL COMERCIO
25-11-09
El "idilio" entre el poder político y el económico
Los patriarcas que sobreviven hasta hoy aplicaron reformas en sus empresas, lo que no hicieron los demás grupos, que terminaron siendo comprados o reducidos a cenizas por las transnacionales
Los “apóstoles” practicaron una vida monástica dedicada a sus empresas, que para ese entonces eran como una extensión visible de su intimidad familiar. Y cómo no iban a serlo, si en la fachada de sus firmas estaban —en letras labradas en bronce— los apellidos que heredaron de sus progenitores: hombres que llegaron al Perú el siglo XIX desde ultramar, sin un centavo en los bolsillos, pero con instinto para hacer dinero.
Como lo dijo Mario Brescia Cafferata, líder del grupo Brescia, uno de los más importantes del Perú, en la última Convención Anual de Ejecutivos (CADE): eran jefes de familia que construyeron fortunas trabajando durante décadas, acumulando capital en torno a una empresa altamente rentable, que se consolidó en un nicho económico, y que se diversificó más tarde en diversos sectores.
Para la década de los ochenta, los “apóstoles” encabezaban más de doce grupos económicos: Benavides, Brescia, Romero, Lanata Piaggio, Wiese, Bentín Mujica, Picasso Candamo, Raffo, Ferreyros, Nicolini, Olaechea-Álvarez Calderón, Cogorno, Piazza Tangüis y Delgado Parker.
Eran grupos que desde los años cincuenta representaron un poder económico que reemplazó a las viejas oligarquías. Todos estos apellidos representaban casi la totalidad del sector privado, en rubros que iban desde minería, agricultura, construcción, industria, banca y pesca, hasta telecomunicaciones, consumo masivo y manufactura. Pero, como sucedió con la mayoría de las grandes especies que se extinguieron, los “apóstoles” eran altamente vulnerables: su supervivencia dependía de las prebendas del Estado, a las que muchos de estos empresarios se acostumbraron durante las décadas del setenta y ochenta, como reconoció Dionisio Romero Seminario, en la CADE 2009.
En junio de 1986, al más puro estilo italiano, los jefes de las doce familias más influyentes del sector privado se juntaron en casa del empresario Alberto Biondi Bernales con el presidente Alan García Pérez y sus principales ministros para discutir lo que se denominaría una “política de concertación selectiva”, que consistía en otorgarles diversos beneficios a cambio de que reinvirtieran sus utilidades.
En la CADE de 1985, el presidente García clausuró la cita de ejecutivos reclamándoles a los empresarios: “Hay que apostar, señores. No esperar. Aquí no se puede exigir más garantías que a un banco de Miami. Hay que entregarse”. En la casa de Biondi, los empresarios le explicaron al presidente que ellos preferían llevarse sus utilidades al extranjero porque temían otro impulso estatista del Gobierno. “Había temor. La economía estaba centralizada”, dice Ricardo Vega Llona, quien participó en algunas de esas reuniones.
Sin embargo, a pesar de todas las facilidades que les brindó García, los empresarios no cumplieron su palabra. Por ese motivo, en julio de 1987, García anunció la nacionalización de la banca, que era controlada por los ’12 apóstoles”. A pesar de que esta no prosperó, la relación entre los “apóstoles” y García se destruyó.
El meteoro que produjo su extinción caería unos años más tarde, con la fuerza de un tsunami llamado Fujimori: la liberalización de la economía hizo que todos perdieran sus beneficios, obligándolos de golpe a competir con productos venidos del exterior. Muchos trataron de batallar en ese contexto, pero la mayoría de grupos terminaron siendo comprados por transnacionales.
De todos ellos, solo siguen vigentes Benavides, Brescia y Romero (en menor escala se mantienen Raffo y Ferreyros). ¿Por qué? Son los únicos de todos los “apóstoles” que salieron sin temor al exterior a captar capitales frescos en bolsas de valores del mundo, o elevando la capacidad de sus inversiones con socios regionales. Otro punto: la masa crítica de sus gerencias está hoy en manos de ejecutivos ajenos a la familia. ¿Cuáles serán los apóstoles del futuro?
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EMPRESAS,
LUIS FELIPE GAMARRA,
PERU
sábado, 21 de noviembre de 2009
Todos Ganan
Por: Fritz Du Bois
PERU 21
21-11-09
Pocas veces se ha visto que, en tan corto tiempo, una medida adecuada de política tributaria pueda dar tan buenos resultados. En 2007, la Ley de Promoción de Espectáculos redujo impuestos e introdujo lógica al tratamiento que se les aplica a los artistas extranjeros. Gracias a esa iniciativa, el Perú ha dejado de ser la plaza con la mayor tasa impositiva en América Latina, situación que ocasionaba que Lima fuera la única capital sudamericana de importancia que nunca era considerada en las giras de los grupos o artistas más conocidos. Durante años estuvimos totalmente al margen del circuito internacional de espectáculos.
Esa situación ha cambiado dramáticamente y se ha pasado de unos 30 conciertos anuales, casi todos de modestas proporciones, a cerca de 90, muchos de los cuales son megaconciertos con más de 20 mil participantes. En el proceso, no solo el público está disfrutando de eventos a los cuales antes no tenía acceso sino que, además, el Tesoro Público se ha beneficiado. Así tenemos que, en 2005, la recaudación tributaria por todo tipo de espectáculos fue de poco más de 11 millones de soles, y este año se debe de recaudar casi tres veces más que eso.
Adicionalmente se ha generado una nueva industria –con todo el empleo que eso significa– alrededor de los conciertos, ya que estos deben de llegar este año a una facturación anual del orden de los 30 millones de dólares. A fin de cuentas, reduciendo absurdas tasas de impuestos que solo servían para espantar a los artistas y que no recaudaban, se ha logrado una situación en la cual no hay perdedor. Todos –público, empresario, trabajador, recaudador– ganan.
Por otro lado, ahora que los aires proteccionistas están reapareciendo en un sector del empresariado, sería bueno recordar el asfixiante nivel de contrabando que existía cuanto los aranceles e impuestos selectivos eran exorbitantes. No hay mejor manera de fomentar una actividad ilegal que generarle al delincuente un margen de utilidad adicional gracias a impuestos innecesarios.
Por ello, el éxito que ha tenido la ley de espectáculos debería llevar a establecer una política tributaria de largo plazo que busque reducir gradualmente la carga tributaria. Un país con 62% de informalidad no puede mantener eternamente un IGV de 19% o un Impuesto a la Renta de 33%. Con ellos, el incentivo para permanecer al margen de la ley es claro.
PERU 21
21-11-09
Pocas veces se ha visto que, en tan corto tiempo, una medida adecuada de política tributaria pueda dar tan buenos resultados. En 2007, la Ley de Promoción de Espectáculos redujo impuestos e introdujo lógica al tratamiento que se les aplica a los artistas extranjeros. Gracias a esa iniciativa, el Perú ha dejado de ser la plaza con la mayor tasa impositiva en América Latina, situación que ocasionaba que Lima fuera la única capital sudamericana de importancia que nunca era considerada en las giras de los grupos o artistas más conocidos. Durante años estuvimos totalmente al margen del circuito internacional de espectáculos.
Esa situación ha cambiado dramáticamente y se ha pasado de unos 30 conciertos anuales, casi todos de modestas proporciones, a cerca de 90, muchos de los cuales son megaconciertos con más de 20 mil participantes. En el proceso, no solo el público está disfrutando de eventos a los cuales antes no tenía acceso sino que, además, el Tesoro Público se ha beneficiado. Así tenemos que, en 2005, la recaudación tributaria por todo tipo de espectáculos fue de poco más de 11 millones de soles, y este año se debe de recaudar casi tres veces más que eso.
Adicionalmente se ha generado una nueva industria –con todo el empleo que eso significa– alrededor de los conciertos, ya que estos deben de llegar este año a una facturación anual del orden de los 30 millones de dólares. A fin de cuentas, reduciendo absurdas tasas de impuestos que solo servían para espantar a los artistas y que no recaudaban, se ha logrado una situación en la cual no hay perdedor. Todos –público, empresario, trabajador, recaudador– ganan.
Por otro lado, ahora que los aires proteccionistas están reapareciendo en un sector del empresariado, sería bueno recordar el asfixiante nivel de contrabando que existía cuanto los aranceles e impuestos selectivos eran exorbitantes. No hay mejor manera de fomentar una actividad ilegal que generarle al delincuente un margen de utilidad adicional gracias a impuestos innecesarios.
Por ello, el éxito que ha tenido la ley de espectáculos debería llevar a establecer una política tributaria de largo plazo que busque reducir gradualmente la carga tributaria. Un país con 62% de informalidad no puede mantener eternamente un IGV de 19% o un Impuesto a la Renta de 33%. Con ellos, el incentivo para permanecer al margen de la ley es claro.
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FISCAL,
FRITZ DU BOIS,
PERU
miércoles, 11 de noviembre de 2009
¿Nos está matando el Ratón?
Por: Mirko Lauer
LA REPUBLICA
11-11-09
Desde hace ya cierto tiempo se viene diciendo que el modelo de negocios de la prensa impresa no está funcionando, y que Internet es responsable. La crisis de lectores y de publicidad de los periódicos en el mundo es real, y algunos de los más importantes están reaccionando con juicios en defensa de los contenidos que generan.
El argumento es que los medios tradicionales invierten dinero en generar noticias que luego las empresas de Internet (con Google a la cabeza) toman gratis para montar servicios informativos. El magnate de medios Rupert Murdoch acusa a Google de robarse sus contenidos, y anuncia planes para retirarlos del buscador.
Google responde que su servicio de búsqueda y agregación de noticias es más bien una poderosa fuente de promoción para los contenidos de los diarios, y que no infringe copyright alguno. En efecto hasta el momento la norma es que los diarios quieren sus textos presentes en la red, aun si eso les resta compradores.
Hubo un momento en que para los diarios la solución pareció ser cobrar por acceso a su página web o parte de ella. Algunos han mantenido la práctica, pero en términos generales ella ha demostrado que no resuelve el problema. La pérdida de compradores y avisadores se va acusando a medida que el público se va acostumbrando más a Internet.
Los argumentos en la línea de Murdoch hacen notar que de poco vale dedicar tiempo, dinero y profesionalismo a la producción de contenidos propios, si estos pueden ser obtenidos en otra parte sin más esfuerzo que un clic del ratón. También es cierto que la red aporta una porción creciente de los contenidos que los diarios publican.
Las cifras más elocuentes sobre qué está pasando son que desde el 2002 la tajada de los diarios en la publicidad mundial ha caído algo más de 5%, mientras que la de Internet ha subido casi 10%. Aun así, el cálculo de la World Association of Newspapers muestra que el peor enemigo de los diarios no es Internet sino los diarios gratuitos con contenido editorial.
En el debate sobre salvataje de los diarios hay múltiples escenarios: la supervivencia de un puñado de diarios más fuertes, la migración del papel a la red con armas y bagajes, periódicos caros subsidiados por un núcleo de adictos al papel y la tinta, tarifas para las noticias en Internet que vuelvan a equiparar el tablero, y así sucesivamente.
¿Nos toca todo esto a los peruanos? No conozco cifras, pero a ojo de buen cubero el problema no está en la caída de la publicidad, sino de las ventas de los periódicos entre los sectores A hasta C. Como va la cosa, por un tiempo el futuro del periodismo aquí no está en Internet sino en las radios locales de todo el país.
LA REPUBLICA
11-11-09
Desde hace ya cierto tiempo se viene diciendo que el modelo de negocios de la prensa impresa no está funcionando, y que Internet es responsable. La crisis de lectores y de publicidad de los periódicos en el mundo es real, y algunos de los más importantes están reaccionando con juicios en defensa de los contenidos que generan.
El argumento es que los medios tradicionales invierten dinero en generar noticias que luego las empresas de Internet (con Google a la cabeza) toman gratis para montar servicios informativos. El magnate de medios Rupert Murdoch acusa a Google de robarse sus contenidos, y anuncia planes para retirarlos del buscador.
Google responde que su servicio de búsqueda y agregación de noticias es más bien una poderosa fuente de promoción para los contenidos de los diarios, y que no infringe copyright alguno. En efecto hasta el momento la norma es que los diarios quieren sus textos presentes en la red, aun si eso les resta compradores.
Hubo un momento en que para los diarios la solución pareció ser cobrar por acceso a su página web o parte de ella. Algunos han mantenido la práctica, pero en términos generales ella ha demostrado que no resuelve el problema. La pérdida de compradores y avisadores se va acusando a medida que el público se va acostumbrando más a Internet.
Los argumentos en la línea de Murdoch hacen notar que de poco vale dedicar tiempo, dinero y profesionalismo a la producción de contenidos propios, si estos pueden ser obtenidos en otra parte sin más esfuerzo que un clic del ratón. También es cierto que la red aporta una porción creciente de los contenidos que los diarios publican.
Las cifras más elocuentes sobre qué está pasando son que desde el 2002 la tajada de los diarios en la publicidad mundial ha caído algo más de 5%, mientras que la de Internet ha subido casi 10%. Aun así, el cálculo de la World Association of Newspapers muestra que el peor enemigo de los diarios no es Internet sino los diarios gratuitos con contenido editorial.
En el debate sobre salvataje de los diarios hay múltiples escenarios: la supervivencia de un puñado de diarios más fuertes, la migración del papel a la red con armas y bagajes, periódicos caros subsidiados por un núcleo de adictos al papel y la tinta, tarifas para las noticias en Internet que vuelvan a equiparar el tablero, y así sucesivamente.
¿Nos toca todo esto a los peruanos? No conozco cifras, pero a ojo de buen cubero el problema no está en la caída de la publicidad, sino de las ventas de los periódicos entre los sectores A hasta C. Como va la cosa, por un tiempo el futuro del periodismo aquí no está en Internet sino en las radios locales de todo el país.
La derrota del comunismo
Por: Antonio Zapata
LA REPUBLICA
11-11-09
Junto con la división de Izquierda Unida en el Perú y sus primeras derrotas electorales, veinte años atrás se produjo la caída del muro de Berlín. Como hecho ha sido muy celebrado en los últimos días, aunque me temo que poco analizado. Los liberales se han regocijado y los reaccionarios de todos los países han tenido fiesta. Pero, las preguntas que suscita siguen en pie. ¿Por qué triunfó el comunismo? ¿Cuáles fueron sus características principales? ¿Qué consecuencias tiene su derrumbe?
El bolchevismo se impuso en Rusia en 1917 gracias a la enorme crisis abierta por la Primera Guerra Mundial. Era un país atrasado y sin tradición democrática; su clase obrera era diminuta y las mayorías eran campesinas. Por su parte, el partido era pequeño y bien organizado; una maquinaria para la pelea política, afilada y decidida. Cuando tuvieron oportunidad, asaltaron el poder en el sentido estricto de la palabra. Las consecuencias de estos hechos fueron trascendentales. Rusia no era democrática, sino una monarquía autocrática. Al haber capturado el Estado, los bolcheviques reprodujeron su naturaleza. En consecuencia, construyeron un poder omnímodo.
Por su parte, los comunistas rusos quedaron aislados. No los siguió ninguna revolución en Europa Occidental. Tuvieron que luchar contra todo el mundo; al sobrevivir, se volvieron muy soberbios. Estas tensiones reconcentraron tanto al bolchevismo como a la III Internacional, que fue su emanación a nivel mundial. Los cuadros escogieron a Stalin como su representante, eliminando así versiones del marxismo más abiertas y creativas, como la liderada por Trotski, como también la corriente de Bujarin, que sufrió la misma suerte. El comunismo se depuró hasta volverse tan rígido como era el viejo zarismo.
Por su parte, en la URSS el partido era el vehículo para el acceso a la riqueza. Las empresas rusas eran públicas y no se privatizaron. Pero, el partido manejaba el Estado en forma totalitaria. Por ello, sólo a través del partido único, un individuo podía acceder al disfrute de comodidades superiores a los demás. Ya no eran solamente cuadros súper ideologizados, ahora también compartían intereses materiales.
Después de la Segunda Guerra Mundial y su resultado positivo para la alianza de las democracias occidentales con la URSS, sobrevino una expansión sin precedentes del poder soviético. El Ejército Rojo llevó el socialismo a Europa Oriental y esos Estados nacieron y murieron en función a Rusia. Sus pueblos no participaron y cuando quisieron tomar sus asuntos en sus manos fueron reprimidos por los tanques soviéticos. La China fue otro asunto. Ahí, los comunistas locales fueron autónomos y pronto se pelearon con la URSS, fraccionando el movimiento comunista internacional. Con ello, perdió su antigua fuerza basada en el monolitismo.
Había surgido un nuevo régimen social: la burocracia que formaba los partidos y a través de ello accedía a los recursos de los países socialistas. La realidad de Europa Oriental era triste. Ciertamente más atrasada que la Occidental, su población quería huir porque encima había unos mandones que impedían pensar y expresarse con libertad. Cuando la gente logró rebasar esas compuertas, el socialismo real se vino abajo y hoy no inspira nostalgia alguna. Se extraña la pasión revolucionaria. Pero ella había desaparecido bajo la tonelada de intereses de la burocracia soviética. Ahora, esa ilusión viene encontrando nuevos cauces, esperemos que sean libres y abiertos, a diferencia del viejo catecismo comunista.
LA REPUBLICA
11-11-09
Junto con la división de Izquierda Unida en el Perú y sus primeras derrotas electorales, veinte años atrás se produjo la caída del muro de Berlín. Como hecho ha sido muy celebrado en los últimos días, aunque me temo que poco analizado. Los liberales se han regocijado y los reaccionarios de todos los países han tenido fiesta. Pero, las preguntas que suscita siguen en pie. ¿Por qué triunfó el comunismo? ¿Cuáles fueron sus características principales? ¿Qué consecuencias tiene su derrumbe?
El bolchevismo se impuso en Rusia en 1917 gracias a la enorme crisis abierta por la Primera Guerra Mundial. Era un país atrasado y sin tradición democrática; su clase obrera era diminuta y las mayorías eran campesinas. Por su parte, el partido era pequeño y bien organizado; una maquinaria para la pelea política, afilada y decidida. Cuando tuvieron oportunidad, asaltaron el poder en el sentido estricto de la palabra. Las consecuencias de estos hechos fueron trascendentales. Rusia no era democrática, sino una monarquía autocrática. Al haber capturado el Estado, los bolcheviques reprodujeron su naturaleza. En consecuencia, construyeron un poder omnímodo.
Por su parte, los comunistas rusos quedaron aislados. No los siguió ninguna revolución en Europa Occidental. Tuvieron que luchar contra todo el mundo; al sobrevivir, se volvieron muy soberbios. Estas tensiones reconcentraron tanto al bolchevismo como a la III Internacional, que fue su emanación a nivel mundial. Los cuadros escogieron a Stalin como su representante, eliminando así versiones del marxismo más abiertas y creativas, como la liderada por Trotski, como también la corriente de Bujarin, que sufrió la misma suerte. El comunismo se depuró hasta volverse tan rígido como era el viejo zarismo.
Por su parte, en la URSS el partido era el vehículo para el acceso a la riqueza. Las empresas rusas eran públicas y no se privatizaron. Pero, el partido manejaba el Estado en forma totalitaria. Por ello, sólo a través del partido único, un individuo podía acceder al disfrute de comodidades superiores a los demás. Ya no eran solamente cuadros súper ideologizados, ahora también compartían intereses materiales.
Después de la Segunda Guerra Mundial y su resultado positivo para la alianza de las democracias occidentales con la URSS, sobrevino una expansión sin precedentes del poder soviético. El Ejército Rojo llevó el socialismo a Europa Oriental y esos Estados nacieron y murieron en función a Rusia. Sus pueblos no participaron y cuando quisieron tomar sus asuntos en sus manos fueron reprimidos por los tanques soviéticos. La China fue otro asunto. Ahí, los comunistas locales fueron autónomos y pronto se pelearon con la URSS, fraccionando el movimiento comunista internacional. Con ello, perdió su antigua fuerza basada en el monolitismo.
Había surgido un nuevo régimen social: la burocracia que formaba los partidos y a través de ello accedía a los recursos de los países socialistas. La realidad de Europa Oriental era triste. Ciertamente más atrasada que la Occidental, su población quería huir porque encima había unos mandones que impedían pensar y expresarse con libertad. Cuando la gente logró rebasar esas compuertas, el socialismo real se vino abajo y hoy no inspira nostalgia alguna. Se extraña la pasión revolucionaria. Pero ella había desaparecido bajo la tonelada de intereses de la burocracia soviética. Ahora, esa ilusión viene encontrando nuevos cauces, esperemos que sean libres y abiertos, a diferencia del viejo catecismo comunista.
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ANTONIO ZAPATA,
INTERNACIONAL
sábado, 31 de octubre de 2009
El Futuro Poder Real Mundial (Primera Parte)
Por: Miguel Serrano
LA TERCERA
27-10-09
A diferencia de lo que sucedía durante siglos pasados, hoy podemos comprobar que los mayores intereses económicos planetarios ya no necesitan coincidir con ningún país o nación soberana en particular. Ni siquiera les resulta preciso alinearse con Estados Unidos.
Ello no quita que Estados Unidos haya representado un rol preponderante dentro del proceso de la globalización - que yo llamaré mundialismo -, particularmente desde fines de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, nos encontramos transitando por una de las etapas más complejas y volátiles de este proceso de cambio mundial, en el cual las fuerzas horizontales del mundo desarrollado, apoyadas sobre sus estructuras financieras, económicas y medios de comunicación masivos de todo tipo, detentan mayor poder real que las estructuras verticales tradicionales (gobiernos e instituciones políticas). Sin embargo, esta mayor fuerza todavía resulta insuficiente para establecer una sólida administración mundial de los asuntos públicos y privados.
Ahora bien, se puede inferir que a la velocidad en que se vienen produciendo los grandes cambios, en un futuro el poder real mundial se encontrará firmemente controlado por una tecno-estructura global (o más de una), la que todavía demorará varias décadas en reorganizar, agrupar y consolidar su armazón. Tanto o más importante aún, se requerirá de un amplio plazo para modificar patrones de conducta entre las mayorías ciudadanas, acostumbradas a los actuales sistemas de gobierno (no siempre democráticos, como muchos podrían pensar).
Probablemente, la continua evolución de todo un conjunto de graves problemas que actualmente agobian a la humanidad - pobreza extrema en grandes regiones del planeta, contaminación y calentamiento global, crimen, guerras permanentes, epidemias -, librados a su propia dinámica, terminen por conducir por sí solos a un punto de crisis total, que actuará como un catalizador que permitirá justificar una nueva administración de los asuntos mundiales, es decir, al advenimiento de un gobierno mundial. La clave de la estrategia del mundialismo para las próximas décadas consistirá no tanto en resolver esta complicada problemática que enfrenta la humanidad, sino en administrar de manera pragmática su desarrollo.
Sea como sea, se arribará finalmente a una fase en la que se articulará un gobierno mundial que asumirá la administración política, económica y social del planeta, como única manera de garantizar su estabilidad y continuidad en el largo plazo. No hoy ni mañana, pero ciertamente antes que la población del mundo alcance los 10.000 a 12.000 millones de personas - o más aún -, que se proyecta para fines del siglo XXI. Entonces veremos cerrarse un amplio ciclo en la evolución de las estructuras sociales de la humanidad, las que después de transitar por una etapa de democracia relativamente generalizada, volverán al más antiguo y tradicional sistema jerárquico que fue sustento de imperios que duraron siglos, desde Egipto hasta Roma, desde Arabia hasta Europa. China, ejemplo para muchos, continúa ejerciendo hoy en día ese tradicional sistema histórico, como única manera de conducir una población a todas luces complicada y potencialmente explosiva.
La ciencia y la tecnología nos han permitido modificar el aspecto físico de nuestra vida sobre el planeta en tan solo tres décadas. Sin embargo, modificar los patrones psíquicos que nos condicionan como individuos y cambiar las fuerzas medulares que determinan la psicología colectiva, son mucho más difíciles, sino imposibles, de lograr. Las grandes mayorías - pobres, esforzadas y dolientes -, no encuentran respuestas satisfactorias a sus apremiantes realidades cotidianas, pues el sistema liberal que nos gobierna no fue pensado o concebido para dárselas. Exigen un trato digno, con mayores niveles de seguridad y asistencia en lo básico.
LA TERCERA
27-10-09
A diferencia de lo que sucedía durante siglos pasados, hoy podemos comprobar que los mayores intereses económicos planetarios ya no necesitan coincidir con ningún país o nación soberana en particular. Ni siquiera les resulta preciso alinearse con Estados Unidos.
Ello no quita que Estados Unidos haya representado un rol preponderante dentro del proceso de la globalización - que yo llamaré mundialismo -, particularmente desde fines de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, nos encontramos transitando por una de las etapas más complejas y volátiles de este proceso de cambio mundial, en el cual las fuerzas horizontales del mundo desarrollado, apoyadas sobre sus estructuras financieras, económicas y medios de comunicación masivos de todo tipo, detentan mayor poder real que las estructuras verticales tradicionales (gobiernos e instituciones políticas). Sin embargo, esta mayor fuerza todavía resulta insuficiente para establecer una sólida administración mundial de los asuntos públicos y privados.
Ahora bien, se puede inferir que a la velocidad en que se vienen produciendo los grandes cambios, en un futuro el poder real mundial se encontrará firmemente controlado por una tecno-estructura global (o más de una), la que todavía demorará varias décadas en reorganizar, agrupar y consolidar su armazón. Tanto o más importante aún, se requerirá de un amplio plazo para modificar patrones de conducta entre las mayorías ciudadanas, acostumbradas a los actuales sistemas de gobierno (no siempre democráticos, como muchos podrían pensar).
Probablemente, la continua evolución de todo un conjunto de graves problemas que actualmente agobian a la humanidad - pobreza extrema en grandes regiones del planeta, contaminación y calentamiento global, crimen, guerras permanentes, epidemias -, librados a su propia dinámica, terminen por conducir por sí solos a un punto de crisis total, que actuará como un catalizador que permitirá justificar una nueva administración de los asuntos mundiales, es decir, al advenimiento de un gobierno mundial. La clave de la estrategia del mundialismo para las próximas décadas consistirá no tanto en resolver esta complicada problemática que enfrenta la humanidad, sino en administrar de manera pragmática su desarrollo.
Sea como sea, se arribará finalmente a una fase en la que se articulará un gobierno mundial que asumirá la administración política, económica y social del planeta, como única manera de garantizar su estabilidad y continuidad en el largo plazo. No hoy ni mañana, pero ciertamente antes que la población del mundo alcance los 10.000 a 12.000 millones de personas - o más aún -, que se proyecta para fines del siglo XXI. Entonces veremos cerrarse un amplio ciclo en la evolución de las estructuras sociales de la humanidad, las que después de transitar por una etapa de democracia relativamente generalizada, volverán al más antiguo y tradicional sistema jerárquico que fue sustento de imperios que duraron siglos, desde Egipto hasta Roma, desde Arabia hasta Europa. China, ejemplo para muchos, continúa ejerciendo hoy en día ese tradicional sistema histórico, como única manera de conducir una población a todas luces complicada y potencialmente explosiva.
La ciencia y la tecnología nos han permitido modificar el aspecto físico de nuestra vida sobre el planeta en tan solo tres décadas. Sin embargo, modificar los patrones psíquicos que nos condicionan como individuos y cambiar las fuerzas medulares que determinan la psicología colectiva, son mucho más difíciles, sino imposibles, de lograr. Las grandes mayorías - pobres, esforzadas y dolientes -, no encuentran respuestas satisfactorias a sus apremiantes realidades cotidianas, pues el sistema liberal que nos gobierna no fue pensado o concebido para dárselas. Exigen un trato digno, con mayores niveles de seguridad y asistencia en lo básico.
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MIGUEL SERRANO
viernes, 23 de octubre de 2009
Los Cinco Mitos
Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
23-10-09
Sinesio sigue repitiendo los mismos mitos del pasado. Primero, la satanización del mercado externo, del capitalismo global, como inductor de nuestro desarrollo. Señor: los únicos países que se han desarrollado en los últimos 50 años son los que se integraron francamente a la economía mundial y pasaron a depender, efectivamente, de la demanda externa, gran palanca de desarrollo. Las 13 economías que han crecido más de 7% anual durante 30 años seguidos en los últimos 50 años tienen en común el aprovechamiento del mercado mundial (Banco Mundial, The Growth Report, 2008). Mirándose al ombligo uno se muere de hambre.
Segundo mito: que este es un modelo “primario exportador”. Primario exportador fue el modelo populista-proteccionista anterior. Hace 20 o 25 años casi no exportábamos confecciones, ni productos químicos, ni metalmecánicos, ni muebles, etc., ni había agroexportaciones tecnificadas. Entre 1994 y 2007 las exportaciones no tradicionales han crecido —en volumen— a una tasa promedio anual 2,7 veces superior a las exportaciones primarias. La tendencia es clara (De Althaus, “La revolución capitalista…”).
Tercer mito: que ahora tenemos una “producción basada en poca absorción de mano de obra… y su eslabonamiento a otros sectores de la economía es muy débil”. Por favor: eso es lo que ocurría en el modelo anterior: una industria importadora, ensambladora, desarticulada, que le vendía al mercado interno pero no le compraba nada. Nuestra industria actual, en cambio, es más procesadora de nuestros recursos, empleadora y exportadora (las ramas más artificiales cerraron con la apertura). Para no hablar de la moderna agroexportación —intensiva en mano de obra y generadora de una nueva clase trabajadora no proletaria con derechos—, del turismo y de una minería mucho menos “enclavada” que la anterior.
Por eso es falso también el cuarto mito, que este es un desarrollo centrado en Lima. Oiga: ese era, nuevamente, el signo característico del modelo proteccionista: la industria ensambladora centrada en Lima succionando el mercado interno. Ahora, por primera vez en décadas, las 20 ciudades más grandes generan empleo —en promedio— a una tasa superior que Lima. Sí es cierto que la sierra rural se queda atrás, pero ello se debe a que está menos conectada al mercado, pues el Estado no ha construido la infraestructura necesaria ni ha aplicado una política de desarrollo productivo.
Por eso es también falso el quinto mito: que se ha incrementado la desigualdad. Con la sierra rural, sí, por las razones antedichas. Pero entre Lima y las regiones en general, y dentro del sector urbano, la desigualdad ha tendido a reducirse (INEI, encuestas NSE de Apoyo, etc.), y ha surgido una nueva clase media emergente. Esto debido a la abolición de los privilegios rentistas (proteccionistas y estatistas) que transferían ingresos de la sociedad a los sectores industriales y estatales protegidos; al mismo aparato productivo más integrador; a la abolición del impuesto inflacionario, a la titulación masiva de la propiedad y a la revolución del microcrédito y los teléfonos. Se produjo una redistribución social de los privilegios rentistas. Nada menos.
EL COMERCIO
23-10-09
Sinesio sigue repitiendo los mismos mitos del pasado. Primero, la satanización del mercado externo, del capitalismo global, como inductor de nuestro desarrollo. Señor: los únicos países que se han desarrollado en los últimos 50 años son los que se integraron francamente a la economía mundial y pasaron a depender, efectivamente, de la demanda externa, gran palanca de desarrollo. Las 13 economías que han crecido más de 7% anual durante 30 años seguidos en los últimos 50 años tienen en común el aprovechamiento del mercado mundial (Banco Mundial, The Growth Report, 2008). Mirándose al ombligo uno se muere de hambre.
Segundo mito: que este es un modelo “primario exportador”. Primario exportador fue el modelo populista-proteccionista anterior. Hace 20 o 25 años casi no exportábamos confecciones, ni productos químicos, ni metalmecánicos, ni muebles, etc., ni había agroexportaciones tecnificadas. Entre 1994 y 2007 las exportaciones no tradicionales han crecido —en volumen— a una tasa promedio anual 2,7 veces superior a las exportaciones primarias. La tendencia es clara (De Althaus, “La revolución capitalista…”).
Tercer mito: que ahora tenemos una “producción basada en poca absorción de mano de obra… y su eslabonamiento a otros sectores de la economía es muy débil”. Por favor: eso es lo que ocurría en el modelo anterior: una industria importadora, ensambladora, desarticulada, que le vendía al mercado interno pero no le compraba nada. Nuestra industria actual, en cambio, es más procesadora de nuestros recursos, empleadora y exportadora (las ramas más artificiales cerraron con la apertura). Para no hablar de la moderna agroexportación —intensiva en mano de obra y generadora de una nueva clase trabajadora no proletaria con derechos—, del turismo y de una minería mucho menos “enclavada” que la anterior.
Por eso es falso también el cuarto mito, que este es un desarrollo centrado en Lima. Oiga: ese era, nuevamente, el signo característico del modelo proteccionista: la industria ensambladora centrada en Lima succionando el mercado interno. Ahora, por primera vez en décadas, las 20 ciudades más grandes generan empleo —en promedio— a una tasa superior que Lima. Sí es cierto que la sierra rural se queda atrás, pero ello se debe a que está menos conectada al mercado, pues el Estado no ha construido la infraestructura necesaria ni ha aplicado una política de desarrollo productivo.
Por eso es también falso el quinto mito: que se ha incrementado la desigualdad. Con la sierra rural, sí, por las razones antedichas. Pero entre Lima y las regiones en general, y dentro del sector urbano, la desigualdad ha tendido a reducirse (INEI, encuestas NSE de Apoyo, etc.), y ha surgido una nueva clase media emergente. Esto debido a la abolición de los privilegios rentistas (proteccionistas y estatistas) que transferían ingresos de la sociedad a los sectores industriales y estatales protegidos; al mismo aparato productivo más integrador; a la abolición del impuesto inflacionario, a la titulación masiva de la propiedad y a la revolución del microcrédito y los teléfonos. Se produjo una redistribución social de los privilegios rentistas. Nada menos.
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JAIME DE ALTHAUS,
MACROECONOMIA,
PERU
martes, 13 de octubre de 2009
Una más de Petro-Perú
Por: Cecilia Blume C.*
EL COMERCIO
13-10-09
El viernes pasado, a página completa y a color, en este Diario y dos más, Petro-Perú sacó un aviso en que felicitaba a su equipo por conquistar el primer y segundo puesto en los Caminos del Inca. Una inmensa foto de los ganadores y debajo el logo de “Team Petro-Perú” han costado varios miles de dólares a los peruanos, fuera del auspicio.
No hay duda de que los pilotos Fuchs y Pardo son personas esforzadas de mucho mérito, pero creo que con la plata de todos los peruanos Petro-Perú tiene cosas más útiles que hacer que patrocinar equipos en Caminos del Inca y sacar avisos a página completa.
El mundo vive una situación económica complicada y una de las industrias más golpeadas es la petrolera, por la caída de los precios y la reducción de la demanda. Así, las empresas de este tipo han reducido gastos a su mínima expresión esperando que la situación mejore. Petro-Perú logró salirse de los controles públicos a fines del gobierno anterior y nos ha dado muestras de lo que ello significa con el Caso Discover, en el que se asoció con una pequeña empresa noruega para realizar actividad exploratoria, de altísimo riesgo garantizando con dinero público tanto los descubrimientos como los pozos secos. Petro-Perú ha vuelto a la actividad exploratoria con una ley que se lo permite y nos guste o no está autorizada a arriesgar nuestro dinero en esa actividad. La Constitución, en cambio, se lo prohíbe, señalando que el Estado únicamente podrá realizar actividad empresarial subsidiariamente —cuando un privado no lo hace— y autorizado por ley. Petro-Perú logró sacarle el permiso al Congreso con una ley inconstitucional, que sigue vigente y se aplica.
Más importante, y aún pendiente, es la discusión sobre si Petro-Perú debe llevar a cabo actividades de alto riesgo cuando otras empresas ya la realizan y si por ello el dinero de los peruanos debe dedicarse a una actividad donde puede perderse sin remedio. Pienso que la Constitución está en lo correcto, al menos hasta estos momentos, restringiendo el uso de fondos públicos allí donde el privado presta cualquier servicio, pues muchos de nuestros compatriotas siguen careciendo de salud, educación e infraestructura y allí se debe asignar el dinero público y no en actividades riesgosas donde casi no tenemos experiencia. Compararnos con Petrobras, PDVSA, Ecopetrol u otras empresas públicas de países vecinos que realizan actividad petrolera de alto riesgo es una tontería. Cada país debe preguntarse si tiene experiencia y espaldas económicas para destinar los recursos que requieren la exploración y explotación petrolera y qué actividades está dejando de hacer por ello antes de tomar su decisión.
No creo en los sectores estratégicos, sino en políticas claras de beneficio colectivo en cada sector de la actividad empresarial, cuando esta es pública. Es más estratégico educar a los peruanos que exponernos a negocios de alto riesgo. Es más estratégico tener políticas energéticas coherentes, transparentes y fruto de una discusión desapasionada, que gestionar directamente esas actividades arriesgando capital escaso. Es mejor ser un buen regulador que mal empresario, sobre todo con plata de todos. Desafortunadamente nadie quiere dar esta discusión y prefiere reaccionar ante el problema sin haber preestablecido una solución.
* Abogada, Directora de CB Consult
EL COMERCIO
13-10-09
El viernes pasado, a página completa y a color, en este Diario y dos más, Petro-Perú sacó un aviso en que felicitaba a su equipo por conquistar el primer y segundo puesto en los Caminos del Inca. Una inmensa foto de los ganadores y debajo el logo de “Team Petro-Perú” han costado varios miles de dólares a los peruanos, fuera del auspicio.
No hay duda de que los pilotos Fuchs y Pardo son personas esforzadas de mucho mérito, pero creo que con la plata de todos los peruanos Petro-Perú tiene cosas más útiles que hacer que patrocinar equipos en Caminos del Inca y sacar avisos a página completa.
El mundo vive una situación económica complicada y una de las industrias más golpeadas es la petrolera, por la caída de los precios y la reducción de la demanda. Así, las empresas de este tipo han reducido gastos a su mínima expresión esperando que la situación mejore. Petro-Perú logró salirse de los controles públicos a fines del gobierno anterior y nos ha dado muestras de lo que ello significa con el Caso Discover, en el que se asoció con una pequeña empresa noruega para realizar actividad exploratoria, de altísimo riesgo garantizando con dinero público tanto los descubrimientos como los pozos secos. Petro-Perú ha vuelto a la actividad exploratoria con una ley que se lo permite y nos guste o no está autorizada a arriesgar nuestro dinero en esa actividad. La Constitución, en cambio, se lo prohíbe, señalando que el Estado únicamente podrá realizar actividad empresarial subsidiariamente —cuando un privado no lo hace— y autorizado por ley. Petro-Perú logró sacarle el permiso al Congreso con una ley inconstitucional, que sigue vigente y se aplica.
Más importante, y aún pendiente, es la discusión sobre si Petro-Perú debe llevar a cabo actividades de alto riesgo cuando otras empresas ya la realizan y si por ello el dinero de los peruanos debe dedicarse a una actividad donde puede perderse sin remedio. Pienso que la Constitución está en lo correcto, al menos hasta estos momentos, restringiendo el uso de fondos públicos allí donde el privado presta cualquier servicio, pues muchos de nuestros compatriotas siguen careciendo de salud, educación e infraestructura y allí se debe asignar el dinero público y no en actividades riesgosas donde casi no tenemos experiencia. Compararnos con Petrobras, PDVSA, Ecopetrol u otras empresas públicas de países vecinos que realizan actividad petrolera de alto riesgo es una tontería. Cada país debe preguntarse si tiene experiencia y espaldas económicas para destinar los recursos que requieren la exploración y explotación petrolera y qué actividades está dejando de hacer por ello antes de tomar su decisión.
No creo en los sectores estratégicos, sino en políticas claras de beneficio colectivo en cada sector de la actividad empresarial, cuando esta es pública. Es más estratégico educar a los peruanos que exponernos a negocios de alto riesgo. Es más estratégico tener políticas energéticas coherentes, transparentes y fruto de una discusión desapasionada, que gestionar directamente esas actividades arriesgando capital escaso. Es mejor ser un buen regulador que mal empresario, sobre todo con plata de todos. Desafortunadamente nadie quiere dar esta discusión y prefiere reaccionar ante el problema sin haber preestablecido una solución.
* Abogada, Directora de CB Consult
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lunes, 12 de octubre de 2009
Ave Fénix Financiero
Por: Richard Webb
EL COMERCIO
12-10-09
En octubre de 1987, el gobierno de Alan García envió una tanqueta armada para forzar la puerta del Banco de Crédito en el jirón Huallaga, tomando posesión así de la mayor entidad financiera del país. El intento de estatización no se cumplió, pero el acto, sumado a la hiperinflación que la siguió, liquidó la seguridad financiera.
Este octubre, 22 años más tarde y con Alan García nuevamente de presidente, el sistema bancario peruano acaba de ser elegido uno de los más seguros del mundo. En el ránking mundial de seguridad bancaria, el Perú ocupa el puesto 15, superando a Suiza (16), Alemania (39), Estados Unidos (40) y Gran Bretaña (44), países cuyos gigantes bancarios vienen desplomándose cual torres gemelas.
La comparativa solidez bancaria peruana no es solamente un privilegio de los ricos. Según el ránking recientemente anunciado por el Banco Interamericano de Desarrollo, las microfinanzas peruanas gozan del marco regulatorio y legal más propicio en el mundo. En banca especializada en la atención de los pobres, el Perú es número uno.
El camino de la banca ha sido una vía dolorosa. Desde 1980 han dejado de existir 75 entidades financieras reguladas por la Superintendencia de Bancos, entre bancos, financieras, mutuales, cajas municipales y rurales, y otras instituciones, sin contar la baja masiva de cooperativas y la desaparición de CLAE. Casi todas esas entidades habían recibido — y habían jurado proteger— los ahorros del público. El empresario de un negocio financiero se presenta necesariamente ante sus clientes con una apariencia de gran seguridad y solidez, pero la realidad es que trabaja en un giro de alto riesgo y — si nos atenemos a la estadística — de baja expectativa de vida.
¿Cómo proteger al ahorrista? Hoy el Perú goza de un sólido sistema bancario, como se refleja en los ránkings recientes, pero la experiencia de países más desarrollados demuestra que el pasado no es garantía del futuro. La única garantía que vale es la vigilancia eterna, como dice el refrán, acerca del precio de la libertad.
De allí la extraordinaria importancia de la buena regulación y supervisión bancaria. Así como el usuario de una red de caminos no tiene cómo saber si un puente está a punto de caerse, tampoco el ahorrista tiene cómo descubrir la solidez de un banco. Como la seguridad en general, la protección de los ahorros requiere de una fuerte presencia del Estado y de criterio técnico.
EL COMERCIO
12-10-09
En octubre de 1987, el gobierno de Alan García envió una tanqueta armada para forzar la puerta del Banco de Crédito en el jirón Huallaga, tomando posesión así de la mayor entidad financiera del país. El intento de estatización no se cumplió, pero el acto, sumado a la hiperinflación que la siguió, liquidó la seguridad financiera.
Este octubre, 22 años más tarde y con Alan García nuevamente de presidente, el sistema bancario peruano acaba de ser elegido uno de los más seguros del mundo. En el ránking mundial de seguridad bancaria, el Perú ocupa el puesto 15, superando a Suiza (16), Alemania (39), Estados Unidos (40) y Gran Bretaña (44), países cuyos gigantes bancarios vienen desplomándose cual torres gemelas.
La comparativa solidez bancaria peruana no es solamente un privilegio de los ricos. Según el ránking recientemente anunciado por el Banco Interamericano de Desarrollo, las microfinanzas peruanas gozan del marco regulatorio y legal más propicio en el mundo. En banca especializada en la atención de los pobres, el Perú es número uno.
El camino de la banca ha sido una vía dolorosa. Desde 1980 han dejado de existir 75 entidades financieras reguladas por la Superintendencia de Bancos, entre bancos, financieras, mutuales, cajas municipales y rurales, y otras instituciones, sin contar la baja masiva de cooperativas y la desaparición de CLAE. Casi todas esas entidades habían recibido — y habían jurado proteger— los ahorros del público. El empresario de un negocio financiero se presenta necesariamente ante sus clientes con una apariencia de gran seguridad y solidez, pero la realidad es que trabaja en un giro de alto riesgo y — si nos atenemos a la estadística — de baja expectativa de vida.
¿Cómo proteger al ahorrista? Hoy el Perú goza de un sólido sistema bancario, como se refleja en los ránkings recientes, pero la experiencia de países más desarrollados demuestra que el pasado no es garantía del futuro. La única garantía que vale es la vigilancia eterna, como dice el refrán, acerca del precio de la libertad.
De allí la extraordinaria importancia de la buena regulación y supervisión bancaria. Así como el usuario de una red de caminos no tiene cómo saber si un puente está a punto de caerse, tampoco el ahorrista tiene cómo descubrir la solidez de un banco. Como la seguridad en general, la protección de los ahorros requiere de una fuerte presencia del Estado y de criterio técnico.
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FINANZAS,
PERU,
RICHARD WEBB
viernes, 2 de octubre de 2009
Le pregunto a Sinesio
Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
02-10-09
Sinesio López me responde pero no refuta nada. Más bien insiste en la tesis de que lo que tenemos desde los años 90 es un capitalismo tan salvaje que solo pudo imponerse en el Perú por la fuerza, gracias, entre otras cosas, a una concentración autoritaria del poder. Y ahora por las armas.
Vuelvo a preguntarle, entonces, a Sinesio, si el hecho de que las regiones estén creciendo más que Lima por primera vez en 100 años es más salvaje que la anterior concentración creciente de la riqueza. Le pregunto si la nueva industria, mucho más articulada a nuestros recursos, más empleadora y más exportadora es más salvaje que la vieja industria protegida, ensambladora y centralista que expoliaba el mercado interno sin comprarle nada. Si la nueva balanza alimentaria, que le ha devuelto el mercado interno a los productores de papa —los más pobres del país— y ha recuperado autoabastecimiento en leche y azúcar, es más salvaje que el viejo subsidio populista a alimentos importados despojando a los campesinos de su mercado interno. Si el ingreso de capitales privados a las grandes empresas azucareras que ha saldado la ominosa deuda laboral y paga sueldos al día es más salvaje que la ruindad de las cooperativas azucareras que no pagaban a sus trabajadores ni a sus jubilados y donde los derechos laborales eran nostalgias burguesas. Si los nuevos fundos agro exportadores que han creado una nueva clase trabajadora con derechos laborales son más salvajes que la agricultura de subsistencia muerta de hambre que dejó la reforma agraria. Si la emergencia de pequeños agricultores que se conectan a cadenas exportadoras o que exportan ellos mismos café orgánico, mango, bananos y otros productos es más salvaje que la inopia languideciente del pasado.
Le pregunto a Sinesio si la nueva inversión minera, ambiental y socialmente responsable, es más salvaje que la vieja minería contaminadora. Si las nuevas concesiones forestales —más grandes y duraderas— son más salvajes que las viejas pequeñas concesiones de un año que fomentaban la depredación del bosque. Si el nuevo sistema de cuotas de pesca es más salvaje que la carrera desbocada por la anchoveta.
También le pregunto si es salvaje la nueva clase media que ha emergido en los distritos periféricos de las ciudades y los modernos centros comerciales a los que acude. Si la titulación masiva y la revolución del microcrédito son más salvajes que la vieja concentración mercantilista del crédito. Si la estabilidad y la libertad de precios son más salvajes que la inflación, la carestía y las colas provocadas por los controles de precios.
También sería bueno que Sinesio nos dijera si una ley que reduce los costos de la legalidad para que muchos trabajadores puedan acceder a derechos laborales le parece más salvaje que la que excluye de esos derechos a las mayorías. Si le parece más salvaje una carrera magisterial con evaluaciones y remuneraciones mucho mejores, que la estabilidad laboral absoluta con bajos salarios y bajísima calidad.
Respóndame, por favor, Sinesio.
EL COMERCIO
02-10-09
Sinesio López me responde pero no refuta nada. Más bien insiste en la tesis de que lo que tenemos desde los años 90 es un capitalismo tan salvaje que solo pudo imponerse en el Perú por la fuerza, gracias, entre otras cosas, a una concentración autoritaria del poder. Y ahora por las armas.
Vuelvo a preguntarle, entonces, a Sinesio, si el hecho de que las regiones estén creciendo más que Lima por primera vez en 100 años es más salvaje que la anterior concentración creciente de la riqueza. Le pregunto si la nueva industria, mucho más articulada a nuestros recursos, más empleadora y más exportadora es más salvaje que la vieja industria protegida, ensambladora y centralista que expoliaba el mercado interno sin comprarle nada. Si la nueva balanza alimentaria, que le ha devuelto el mercado interno a los productores de papa —los más pobres del país— y ha recuperado autoabastecimiento en leche y azúcar, es más salvaje que el viejo subsidio populista a alimentos importados despojando a los campesinos de su mercado interno. Si el ingreso de capitales privados a las grandes empresas azucareras que ha saldado la ominosa deuda laboral y paga sueldos al día es más salvaje que la ruindad de las cooperativas azucareras que no pagaban a sus trabajadores ni a sus jubilados y donde los derechos laborales eran nostalgias burguesas. Si los nuevos fundos agro exportadores que han creado una nueva clase trabajadora con derechos laborales son más salvajes que la agricultura de subsistencia muerta de hambre que dejó la reforma agraria. Si la emergencia de pequeños agricultores que se conectan a cadenas exportadoras o que exportan ellos mismos café orgánico, mango, bananos y otros productos es más salvaje que la inopia languideciente del pasado.
Le pregunto a Sinesio si la nueva inversión minera, ambiental y socialmente responsable, es más salvaje que la vieja minería contaminadora. Si las nuevas concesiones forestales —más grandes y duraderas— son más salvajes que las viejas pequeñas concesiones de un año que fomentaban la depredación del bosque. Si el nuevo sistema de cuotas de pesca es más salvaje que la carrera desbocada por la anchoveta.
También le pregunto si es salvaje la nueva clase media que ha emergido en los distritos periféricos de las ciudades y los modernos centros comerciales a los que acude. Si la titulación masiva y la revolución del microcrédito son más salvajes que la vieja concentración mercantilista del crédito. Si la estabilidad y la libertad de precios son más salvajes que la inflación, la carestía y las colas provocadas por los controles de precios.
También sería bueno que Sinesio nos dijera si una ley que reduce los costos de la legalidad para que muchos trabajadores puedan acceder a derechos laborales le parece más salvaje que la que excluye de esos derechos a las mayorías. Si le parece más salvaje una carrera magisterial con evaluaciones y remuneraciones mucho mejores, que la estabilidad laboral absoluta con bajos salarios y bajísima calidad.
Respóndame, por favor, Sinesio.
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JAIME DE ALTHAUS,
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PERU
lunes, 28 de septiembre de 2009
Zoellick: "EE.UU. verá Reducido su Poder Económico e Influencia"
Entrevista a Robert Zoellick
Presidente del Banco Mundial
DIARIO FINANCIERO
28-09-09
EFE
Los días del dólar como divisa de reserva mundial están contados después de la crisis financiera del 2008, afirmó hoy el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, quien también dijo que hay un nuevo orden económico internacional.
Según dijo el máximo responsable del Banco Mundial en un discurso pronunciado en la Universidad Johns Hopkins de Washington, tras la crisis, las mayores economías emergentes del mundo tendrán una mayor influencia económica mundial.
"La actual suposición es que la economía posterior a la crisis reflejará la creciente influencia de China, probablemente India y de otras grandes economías emergentes. Supuestamente, los Estados Unidos, el epicentro de la crisis financiera, verá reducido su poder económico e influencia" dijo Zoellick.
Pero Zoellick, también advirtió de que aunque China ha actuado como una fuerza estabilizadora de la economía mundial, "todavía encara grandes incertidumbres en el 2010" y que EE.UU. tiene "una cultura de capacidad de recuperación".
"El futuro de los Estados Unidos dependerá de cómo y si responderá a los grandes déficit, se recuperará sin una inflación que podría socavar su crédito y su moneda y revisará su sistema financiero mientras añade seguridad y solidez", explicó.
Dólar
Pero el jefe del BM reservó una de sus más graves advertencias al papel futuro que jugará el dólar estadounidense en el sistema financiero mundial al señalar que la moneda puede dejar de ser la divisa predominante en los próximos años.
"Estados Unidos se equivocaría si creyera garantizado para el dólar el papel de divisa predominante del mundo. Al mirar hacia adelante, cada vez más habrá otras opciones diferentes al dólar".
"Por supuesto, el dólar estadounidense es y seguirá siendo una de las principales divisas. Pero el futuro del dólar dependerá mucho en las elecciones de EE.UU.", añadió en referencia a las medidas que se tomarán sobre la deuda, inflación y renovación del sistema financiero.
Las alternativas apuntadas por Zoellick son el euro ("hay muchas razones para creer que la aceptabilidad del euro podría aumentar") y la moneda china.
"China se está moviendo hacia una gradual internacionalización de su moneda. China está haciendo más fácil que sus socios comerciales utilicen el renminbi (o yuan)" dijo Zoellick.
El presidente del BM también se refirió al sistema global de comercio y dijo de forma categórica que no está a la altura de las demandas de la economía global.
"El sistema Bretton Woods fue creado por 44 países en un momento en que el poder estaba concentrado en un pequeño número de Estados", dijo Zoellick, quien añadió que "ese mundo hace tiempo que ha pasado. Las nuevas realidades de economía política exigen un sistema diferente".
Presidente del Banco Mundial
DIARIO FINANCIERO
28-09-09
EFE
Los días del dólar como divisa de reserva mundial están contados después de la crisis financiera del 2008, afirmó hoy el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, quien también dijo que hay un nuevo orden económico internacional.
Según dijo el máximo responsable del Banco Mundial en un discurso pronunciado en la Universidad Johns Hopkins de Washington, tras la crisis, las mayores economías emergentes del mundo tendrán una mayor influencia económica mundial.
"La actual suposición es que la economía posterior a la crisis reflejará la creciente influencia de China, probablemente India y de otras grandes economías emergentes. Supuestamente, los Estados Unidos, el epicentro de la crisis financiera, verá reducido su poder económico e influencia" dijo Zoellick.
Pero Zoellick, también advirtió de que aunque China ha actuado como una fuerza estabilizadora de la economía mundial, "todavía encara grandes incertidumbres en el 2010" y que EE.UU. tiene "una cultura de capacidad de recuperación".
"El futuro de los Estados Unidos dependerá de cómo y si responderá a los grandes déficit, se recuperará sin una inflación que podría socavar su crédito y su moneda y revisará su sistema financiero mientras añade seguridad y solidez", explicó.
Dólar
Pero el jefe del BM reservó una de sus más graves advertencias al papel futuro que jugará el dólar estadounidense en el sistema financiero mundial al señalar que la moneda puede dejar de ser la divisa predominante en los próximos años.
"Estados Unidos se equivocaría si creyera garantizado para el dólar el papel de divisa predominante del mundo. Al mirar hacia adelante, cada vez más habrá otras opciones diferentes al dólar".
"Por supuesto, el dólar estadounidense es y seguirá siendo una de las principales divisas. Pero el futuro del dólar dependerá mucho en las elecciones de EE.UU.", añadió en referencia a las medidas que se tomarán sobre la deuda, inflación y renovación del sistema financiero.
Las alternativas apuntadas por Zoellick son el euro ("hay muchas razones para creer que la aceptabilidad del euro podría aumentar") y la moneda china.
"China se está moviendo hacia una gradual internacionalización de su moneda. China está haciendo más fácil que sus socios comerciales utilicen el renminbi (o yuan)" dijo Zoellick.
El presidente del BM también se refirió al sistema global de comercio y dijo de forma categórica que no está a la altura de las demandas de la economía global.
"El sistema Bretton Woods fue creado por 44 países en un momento en que el poder estaba concentrado en un pequeño número de Estados", dijo Zoellick, quien añadió que "ese mundo hace tiempo que ha pasado. Las nuevas realidades de economía política exigen un sistema diferente".
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ROBERT ZOELLICK,
TIPO DE CAMBIO
martes, 22 de septiembre de 2009
Las Nuevas Clases Medias del Perú
Por: Rolando Arellano Cueva *
LE MONDE DIPLOMATIQUE
Setiembre del 2009
El Perú siempre ha sido un país de grandes contrastes. Durante la denominada etapa aristocrática, la brecha entre lo que el gran historiador de la República, Jorge Basadre, denominó “el Perú formal” y “el Perú real”, no obstante los cambios producidos durante la segunda mitad del siglo XX, sigue manteniéndose en su esencia: existe todavía un Perú oficial y otro que no lo es. Sin embargo, eliminada la aristocracia, el contraste de las llamadas familias acomodadas tiene ahora el fenómeno de las clases emergentes.
En el Perú, al igual que en algunos países latinoamericanos como México, Colombia y Brasil, está surgiendo una nueva clase media con modelos culturales y económicos diferentes a las clases medias tradicionales. Así, lo que hace más de 20 años fue señalado por diversos intelectuales como José Matos Mar (1) como un movimiento de las masas pobres del país, hoy se ha convertido en un fenómeno social que reclama su parte en la dirección de la cultura y la economía de la sociedad.
Esta situación no solamente pone en cuestión la estructura social de los países, sino que también muestra que los estereotipos de la clasificación socioeconómica (los ricos son blancos, limeños y modernos, los pobres son mestizos, provincianos y tradicionales) resultan obsoletos. Si eventualmente ellos correspondieron alguna vez a la realidad de la sociedad latinoamericana, es claro que ellos no se adaptan a los cambios en curso. Además, los estudios sobre estilos de vida de los peruanos y de los mexicanos (2) evidencian la inexistencia de una relación directa entre modernidad, tecnología e ingreso, pues la mayor cantidad de nuevos ricos de nuestros países no tendrían las características aceptadas de los ricos tradicionales. El “rey de la papa”, el dueño-chofer de la flota de camiones y el gran empresario textil de Gamarra, con niveles de riqueza mayores a los de muchos de la clase alta clásica, no comparten con ellos sus costumbres, valores o comportamientos.
El surgimiento y crecimiento
Esta nueva clase media es el resultado de la gran corriente migratoria del campo a las ciudades que se presentó en casi todos los países latinoamericanos a partir de los años 60 y que continuó ininterrumpidamente hasta fines del siglo XX. Con ella Ciudad de México y Sao Paulo pasaron de tener unos pocos millones de habitantes a ser unas de las urbes más pobladas del mundo, y en la misma proporción se situó el crecimiento de Bogotá, Río de Janeiro y Lima.
A partir de su llegada a las ciudades, estos migrantes fueron rechazados por los Gobiernos y las clases altas y medias tradicionales, invadieron los terrenos más yermos alrededor de las ciudades (los desiertos de Lima, los cerros de Río o de Ciudad de México) y se replegaron en la informalidad (para la construcción de sus viviendas, para la generación de sus empresas y negocios, e incluso para sus operaciones económicas o financieras). En esa situación lograron, en tres generaciones, desarrollar una economía que adquiere su propia dinámica y que hoy tiene representantes icónicos que muestran los caminos a seguir para muchos.
¿Su estrategia central, aunque no exclusiva, de desarrollo? Dedicarse a proveer de productos y servicios al 80% de la población menos rica del país, que la empresa tradicional y el Estado había descuidado por centrarse únicamente en servir al 20% perteneciente a las clases alta y media tradicional. Ello les permitió crecer casi sin competencia externa, y sin control estatal, en un mercado donde existía una gran demanda insatisfecha. La oferta formal, preocupada en guardar la comodidad de su estrategia de mercados pequeños con altos márgenes, desestimó el potencial de los grandes mercados con márgenes menores, pese a que esto último es la regla en los países desarrollados.
“Mientras las familias burguesas latinoamericanas, de Lima, Caracas, Guayaquil o Ciudad de México, veían disminuir poco a poco su importancia social y sus ingresos y, se quejaban de la “desaparición de la clase acomodada”, en los alrededores de su ciudad surgía una sociedad distinta, que crecía y se desarrollaba sin pausa. Los habitantes de esos nuevos barrios, contrariamente a sus vecinos del centro, durante los últimos 40 años vieron crecimiento y progreso en sus familias y sus vidas. El abuelo, campesino rechazado por el campo, conquistó un pedazo de cerro o arenal y comenzó con una casita de pajas y cartones. El padre creció ya en el primer piso de una casa de ladrillos y fue chofer de taxi. Finalmente, el nieto vio ya la casa con tres pisos y estudia para ser especialista en computación”. “Dicen que en todos los fenómenos naturales, los extremos tienden a juntarse. En este caso, parece que esa conjunción se da en el encuentro de los burgueses en su bajada al llano, con los migrantes en su subida económica y social”(3)
Los nuevos íconos empresariales peruanos
Luego de años de crecimiento “oculto” en los mercados de las grandes mayorías y muchas veces en la informalidad, comienzan a surgir algunos grupos empresariales icónicos de este fenómeno. Ellos tienen algunas características comunes (no necesariamente todas, pero comparten la mayoría), entre las que pueden mencionarse el ser de origen provinciano -básicamente serrano-, tener una estructura empresarial familiar o de grupo regional y haber crecido desde estructuras pequeñas. Un elemento más, generalmente guardan un perfil bajo frente a la prensa y la opinión pública. Allí entrarían grupos como Torvisco (pinturas y bebidas), Perales Huancaruna (café), Añaños (bebidas), Oviedo (azúcar y comercio) y Flores (textiles). Eventualmente podrían colocarse allí también a los Rodríguez Rodríguez (leche), Dyer (pesca y agro) y Wong (retail), aunque en el imaginario social en este fenómeno no deja de estar presente un componente regional serrano. Por ello resulta más aceptable encontrar allí al grupo Rodríguez, cuyo ascenso es anterior al resto y basado en la mejora de una empresa más antigua y de prestigio, y que, desde nuestro punto de vista, se parece más a grupos semi-tradicionales como Romero o Rodríguez Pastor.
De todos ellos, quizás el más representativo es el Grupo Añaños, no solamente por su inmenso crecimiento nacional e internacional, sino también porque su estrategia de negocio está basada en una ampliación de su sus inicios de servicio a los mercados olvidados por las empresas tradicionales. Los Añaños, que comenzaron su éxito lanzando gaseosas de precio bajo dirigidas a las grandes mayorías peruanas, han repetido el mismo negocio en todos los países a los que han ido. Este ha sido simplemente generar productos para quienes tienen menos dinero disponible (generalmente aquellos de los grandes grupos de migrantes a las ciudades), mercados donde las empresas tradicionales no quisieron bajar sus mayores márgenes de utilidad unitaria.
Detrás de ellos se encuentra una multitud de otros fenómenos empresariales similares, aún poco conocidos pero que en algún momento serán descubiertos por la prensa. Los propietarios de Norky’s y Rocky’s (las más grandes cadenas de restaurantes del Perú), muchos empresarios textiles de Gamarra y algunos exportadores agrícolas de Trujillo, son un buen ejemplo de ello.
Una visión divergente
Un elemento importante para entender a estas nuevas clase medias es que no tienen los mismos criterios aspiracionales de las clase medias tradicionales. En efecto, las clases medias tradicionales vivieron y crecieron siempre bajo la protección y el empleo de las clases altas y su mayor aspiración era integrarse a ellas. Las nuevas clases medias divergentes crecieron sin tener relación con las clases altas (más bien fueron rechazadas por éstas) y, por tanto, construyeron sus propios códigos de moda, de cultura y de consumo. Sus antecedentes provincianos, su experiencia de vida en Lima, y el contacto permanente con el mundo a través de la televisión y la tecnología, generaron un nuevo mestizaje cultural. Enchapado externo de las casas con cerámica brillante, gastronomía con fuertes componentes de origen serrano y música con acordes mezclados modernos y andinos, son algunos de los componentes más evidentes de esta nueva cultura. Si bien la mayoría de ellos son rechazados inicialmente por los grupos tradicionales, poco a poco comienzan a ser aceptados por ellos, siendo quizás el caso más significativo el de la música, al punto que hoy en ninguna fiesta peruana, de alto o bajo ingreso, dejará de escucharse (y bailarse) al Grupo 5, Néctar o Armonía 10, típicos representantes del sonido del Perú migrante.
¿Qué se viene? Sin ninguna duda un crecimiento mayor de esta nueva clase media, una aceptación creciente de sus costumbres y un mayor peso en la economía. Junto con ello, la formación de una cultura peruana realmente mestiza, que mezcla, por fin, a todas las sangres, todas las regiones y todos los niveles de ingreso del país. ¿Por fin un Perú culturalmente unido?
REFERENCIAS
(1) Matos Mar, J. “Desborde popular y crisis del Estado: Veinte años después”. Fondo Editorial del Congreso, 2004.
(2) Arellano, Rolando. “Los Estilos de Vida en el Perú: Cómo somos y pensamos los peruanos del siglo XXI”. Editorial C y M, 2000.
(3) Arellano y Burgos, “Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe”. Editorial IMSA, 2006.
* Doctor (PH.D) en marketing de la Universidad de Grenoble, Francia; MBA de ESAN, Perú; y psicólogo de la Universidad Católica. Presidente de Arellano Marketing Investigación y Consultoría, y autor de 12 libros y más de 300 artículos sobre los mercados en las economías emergentes.
LE MONDE DIPLOMATIQUE
Setiembre del 2009
El Perú siempre ha sido un país de grandes contrastes. Durante la denominada etapa aristocrática, la brecha entre lo que el gran historiador de la República, Jorge Basadre, denominó “el Perú formal” y “el Perú real”, no obstante los cambios producidos durante la segunda mitad del siglo XX, sigue manteniéndose en su esencia: existe todavía un Perú oficial y otro que no lo es. Sin embargo, eliminada la aristocracia, el contraste de las llamadas familias acomodadas tiene ahora el fenómeno de las clases emergentes.
En el Perú, al igual que en algunos países latinoamericanos como México, Colombia y Brasil, está surgiendo una nueva clase media con modelos culturales y económicos diferentes a las clases medias tradicionales. Así, lo que hace más de 20 años fue señalado por diversos intelectuales como José Matos Mar (1) como un movimiento de las masas pobres del país, hoy se ha convertido en un fenómeno social que reclama su parte en la dirección de la cultura y la economía de la sociedad.
Esta situación no solamente pone en cuestión la estructura social de los países, sino que también muestra que los estereotipos de la clasificación socioeconómica (los ricos son blancos, limeños y modernos, los pobres son mestizos, provincianos y tradicionales) resultan obsoletos. Si eventualmente ellos correspondieron alguna vez a la realidad de la sociedad latinoamericana, es claro que ellos no se adaptan a los cambios en curso. Además, los estudios sobre estilos de vida de los peruanos y de los mexicanos (2) evidencian la inexistencia de una relación directa entre modernidad, tecnología e ingreso, pues la mayor cantidad de nuevos ricos de nuestros países no tendrían las características aceptadas de los ricos tradicionales. El “rey de la papa”, el dueño-chofer de la flota de camiones y el gran empresario textil de Gamarra, con niveles de riqueza mayores a los de muchos de la clase alta clásica, no comparten con ellos sus costumbres, valores o comportamientos.
El surgimiento y crecimiento
Esta nueva clase media es el resultado de la gran corriente migratoria del campo a las ciudades que se presentó en casi todos los países latinoamericanos a partir de los años 60 y que continuó ininterrumpidamente hasta fines del siglo XX. Con ella Ciudad de México y Sao Paulo pasaron de tener unos pocos millones de habitantes a ser unas de las urbes más pobladas del mundo, y en la misma proporción se situó el crecimiento de Bogotá, Río de Janeiro y Lima.
A partir de su llegada a las ciudades, estos migrantes fueron rechazados por los Gobiernos y las clases altas y medias tradicionales, invadieron los terrenos más yermos alrededor de las ciudades (los desiertos de Lima, los cerros de Río o de Ciudad de México) y se replegaron en la informalidad (para la construcción de sus viviendas, para la generación de sus empresas y negocios, e incluso para sus operaciones económicas o financieras). En esa situación lograron, en tres generaciones, desarrollar una economía que adquiere su propia dinámica y que hoy tiene representantes icónicos que muestran los caminos a seguir para muchos.
¿Su estrategia central, aunque no exclusiva, de desarrollo? Dedicarse a proveer de productos y servicios al 80% de la población menos rica del país, que la empresa tradicional y el Estado había descuidado por centrarse únicamente en servir al 20% perteneciente a las clases alta y media tradicional. Ello les permitió crecer casi sin competencia externa, y sin control estatal, en un mercado donde existía una gran demanda insatisfecha. La oferta formal, preocupada en guardar la comodidad de su estrategia de mercados pequeños con altos márgenes, desestimó el potencial de los grandes mercados con márgenes menores, pese a que esto último es la regla en los países desarrollados.
“Mientras las familias burguesas latinoamericanas, de Lima, Caracas, Guayaquil o Ciudad de México, veían disminuir poco a poco su importancia social y sus ingresos y, se quejaban de la “desaparición de la clase acomodada”, en los alrededores de su ciudad surgía una sociedad distinta, que crecía y se desarrollaba sin pausa. Los habitantes de esos nuevos barrios, contrariamente a sus vecinos del centro, durante los últimos 40 años vieron crecimiento y progreso en sus familias y sus vidas. El abuelo, campesino rechazado por el campo, conquistó un pedazo de cerro o arenal y comenzó con una casita de pajas y cartones. El padre creció ya en el primer piso de una casa de ladrillos y fue chofer de taxi. Finalmente, el nieto vio ya la casa con tres pisos y estudia para ser especialista en computación”. “Dicen que en todos los fenómenos naturales, los extremos tienden a juntarse. En este caso, parece que esa conjunción se da en el encuentro de los burgueses en su bajada al llano, con los migrantes en su subida económica y social”(3)
Los nuevos íconos empresariales peruanos
Luego de años de crecimiento “oculto” en los mercados de las grandes mayorías y muchas veces en la informalidad, comienzan a surgir algunos grupos empresariales icónicos de este fenómeno. Ellos tienen algunas características comunes (no necesariamente todas, pero comparten la mayoría), entre las que pueden mencionarse el ser de origen provinciano -básicamente serrano-, tener una estructura empresarial familiar o de grupo regional y haber crecido desde estructuras pequeñas. Un elemento más, generalmente guardan un perfil bajo frente a la prensa y la opinión pública. Allí entrarían grupos como Torvisco (pinturas y bebidas), Perales Huancaruna (café), Añaños (bebidas), Oviedo (azúcar y comercio) y Flores (textiles). Eventualmente podrían colocarse allí también a los Rodríguez Rodríguez (leche), Dyer (pesca y agro) y Wong (retail), aunque en el imaginario social en este fenómeno no deja de estar presente un componente regional serrano. Por ello resulta más aceptable encontrar allí al grupo Rodríguez, cuyo ascenso es anterior al resto y basado en la mejora de una empresa más antigua y de prestigio, y que, desde nuestro punto de vista, se parece más a grupos semi-tradicionales como Romero o Rodríguez Pastor.
De todos ellos, quizás el más representativo es el Grupo Añaños, no solamente por su inmenso crecimiento nacional e internacional, sino también porque su estrategia de negocio está basada en una ampliación de su sus inicios de servicio a los mercados olvidados por las empresas tradicionales. Los Añaños, que comenzaron su éxito lanzando gaseosas de precio bajo dirigidas a las grandes mayorías peruanas, han repetido el mismo negocio en todos los países a los que han ido. Este ha sido simplemente generar productos para quienes tienen menos dinero disponible (generalmente aquellos de los grandes grupos de migrantes a las ciudades), mercados donde las empresas tradicionales no quisieron bajar sus mayores márgenes de utilidad unitaria.
Detrás de ellos se encuentra una multitud de otros fenómenos empresariales similares, aún poco conocidos pero que en algún momento serán descubiertos por la prensa. Los propietarios de Norky’s y Rocky’s (las más grandes cadenas de restaurantes del Perú), muchos empresarios textiles de Gamarra y algunos exportadores agrícolas de Trujillo, son un buen ejemplo de ello.
Una visión divergente
Un elemento importante para entender a estas nuevas clase medias es que no tienen los mismos criterios aspiracionales de las clase medias tradicionales. En efecto, las clases medias tradicionales vivieron y crecieron siempre bajo la protección y el empleo de las clases altas y su mayor aspiración era integrarse a ellas. Las nuevas clases medias divergentes crecieron sin tener relación con las clases altas (más bien fueron rechazadas por éstas) y, por tanto, construyeron sus propios códigos de moda, de cultura y de consumo. Sus antecedentes provincianos, su experiencia de vida en Lima, y el contacto permanente con el mundo a través de la televisión y la tecnología, generaron un nuevo mestizaje cultural. Enchapado externo de las casas con cerámica brillante, gastronomía con fuertes componentes de origen serrano y música con acordes mezclados modernos y andinos, son algunos de los componentes más evidentes de esta nueva cultura. Si bien la mayoría de ellos son rechazados inicialmente por los grupos tradicionales, poco a poco comienzan a ser aceptados por ellos, siendo quizás el caso más significativo el de la música, al punto que hoy en ninguna fiesta peruana, de alto o bajo ingreso, dejará de escucharse (y bailarse) al Grupo 5, Néctar o Armonía 10, típicos representantes del sonido del Perú migrante.
¿Qué se viene? Sin ninguna duda un crecimiento mayor de esta nueva clase media, una aceptación creciente de sus costumbres y un mayor peso en la economía. Junto con ello, la formación de una cultura peruana realmente mestiza, que mezcla, por fin, a todas las sangres, todas las regiones y todos los niveles de ingreso del país. ¿Por fin un Perú culturalmente unido?
REFERENCIAS
(1) Matos Mar, J. “Desborde popular y crisis del Estado: Veinte años después”. Fondo Editorial del Congreso, 2004.
(2) Arellano, Rolando. “Los Estilos de Vida en el Perú: Cómo somos y pensamos los peruanos del siglo XXI”. Editorial C y M, 2000.
(3) Arellano y Burgos, “Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe”. Editorial IMSA, 2006.
* Doctor (PH.D) en marketing de la Universidad de Grenoble, Francia; MBA de ESAN, Perú; y psicólogo de la Universidad Católica. Presidente de Arellano Marketing Investigación y Consultoría, y autor de 12 libros y más de 300 artículos sobre los mercados en las economías emergentes.
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PERU,
ROLANDO ARELLANO,
SECTOR SOCIAL
viernes, 18 de septiembre de 2009
López en Venezuela
Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
18-09-09
Sinesio López (“La República” (4/9/2009) argumenta que Alan García apela a las armas (el proyecto de ley que autoriza a la policía a disparar) para defender el modelo neoliberal, que impone un capitalismo salvaje “sin derechos ni garantías para el trabajo, inversión y acumulación sin distribución, políticas económicas para los ricos y políticas sociales para los pobres”.
Bueno, es increíble. La mayor parte de los trabajadores carece de derechos laborales debido al altísimo costo de la legalidad laboral, heredera del velasquismo y tenazmente defendida por la CGTP y la izquierda, verdaderas oligarquías laborales. Fueron ellas las que se opusieron a cualquier intento de reforma que permitiera formalizar el trabajo y extender los derechos laborales.
¿Inversión y acumulación sin distribución? Por favor. Por primera vez en 100 años las regiones están creciendo más que Lima y la brecha centralista tiende a reducirse. La desigualdad al interior de las ciudades ha disminuido. Solo la distancia con la sierra rural —menos conectada al mercado, precisamente— se ha ampliado. Aquí es el Estado el que está fallando, no el mercado.
¿“Políticas económicas para los ricos y políticas sociales para los pobres”? Frase efectista, pero poco seria. La apertura de la economía permitió redistribuir los privilegios rentistas de los sectores urbano-industriales hacia los sectores populares, que incrementaron su ingreso real. El mismo efecto tuvo la derrota de la inflación, hija del populismo, así como la eliminación de los controles de precios, que generaban escasez y carestía. Por eso ha tendido a reducirse la desigualdad urbana y ha surgido una nueva clase media emergente en las principales ciudades, impulsada además por la titulación masiva que ayudó a la revolución del microcrédito de los últimos diez años, y por las privatizaciones que permitieron extender los servicios de telefonía y otros de una manera exponencial.
La apertura engendró una nueva industria, mucho más articulada a nuestros recursos y exportadora, como la de confecciones, que da mucho empleo. Se desató la revolución exportadora de la costa, que creó una nueva clase trabajadora de más de 250.000 personas con derechos laborales, y las empresas azucareras pudieron recapitalizarse pagando la gigantesca deuda laboral engendrada por el cooperativismo velasquista, y restableciendo los derechos laborales de sus trabajadores. Los productores más pobres, los de papa en la sierra, recuperaron su mercado interno (el consumo per cápita de papa, que cayó de 100 kilos en 1970 a 33 kilos en 1990, volvió a remontar a 80 kilos en la actualidad). Etcétera…
Añade López que, para imponer ese “capitalismo salvaje” (¿cuál?), los gobiernos neoliberales necesitan imponer formas autoritarias: “Concentración del poder en la cúspide, gobierno secreto con decretos de urgencia, hiperactivismo legislativo (sin debate público) del Ejecutivo por delegación de facultades del Congreso y aplicación vertical de las políticas públicas”. Parece que se equivocó de país: eso es Venezuela. Perdón, Venezuela es peor.
EL COMERCIO
18-09-09
Sinesio López (“La República” (4/9/2009) argumenta que Alan García apela a las armas (el proyecto de ley que autoriza a la policía a disparar) para defender el modelo neoliberal, que impone un capitalismo salvaje “sin derechos ni garantías para el trabajo, inversión y acumulación sin distribución, políticas económicas para los ricos y políticas sociales para los pobres”.
Bueno, es increíble. La mayor parte de los trabajadores carece de derechos laborales debido al altísimo costo de la legalidad laboral, heredera del velasquismo y tenazmente defendida por la CGTP y la izquierda, verdaderas oligarquías laborales. Fueron ellas las que se opusieron a cualquier intento de reforma que permitiera formalizar el trabajo y extender los derechos laborales.
¿Inversión y acumulación sin distribución? Por favor. Por primera vez en 100 años las regiones están creciendo más que Lima y la brecha centralista tiende a reducirse. La desigualdad al interior de las ciudades ha disminuido. Solo la distancia con la sierra rural —menos conectada al mercado, precisamente— se ha ampliado. Aquí es el Estado el que está fallando, no el mercado.
¿“Políticas económicas para los ricos y políticas sociales para los pobres”? Frase efectista, pero poco seria. La apertura de la economía permitió redistribuir los privilegios rentistas de los sectores urbano-industriales hacia los sectores populares, que incrementaron su ingreso real. El mismo efecto tuvo la derrota de la inflación, hija del populismo, así como la eliminación de los controles de precios, que generaban escasez y carestía. Por eso ha tendido a reducirse la desigualdad urbana y ha surgido una nueva clase media emergente en las principales ciudades, impulsada además por la titulación masiva que ayudó a la revolución del microcrédito de los últimos diez años, y por las privatizaciones que permitieron extender los servicios de telefonía y otros de una manera exponencial.
La apertura engendró una nueva industria, mucho más articulada a nuestros recursos y exportadora, como la de confecciones, que da mucho empleo. Se desató la revolución exportadora de la costa, que creó una nueva clase trabajadora de más de 250.000 personas con derechos laborales, y las empresas azucareras pudieron recapitalizarse pagando la gigantesca deuda laboral engendrada por el cooperativismo velasquista, y restableciendo los derechos laborales de sus trabajadores. Los productores más pobres, los de papa en la sierra, recuperaron su mercado interno (el consumo per cápita de papa, que cayó de 100 kilos en 1970 a 33 kilos en 1990, volvió a remontar a 80 kilos en la actualidad). Etcétera…
Añade López que, para imponer ese “capitalismo salvaje” (¿cuál?), los gobiernos neoliberales necesitan imponer formas autoritarias: “Concentración del poder en la cúspide, gobierno secreto con decretos de urgencia, hiperactivismo legislativo (sin debate público) del Ejecutivo por delegación de facultades del Congreso y aplicación vertical de las políticas públicas”. Parece que se equivocó de país: eso es Venezuela. Perdón, Venezuela es peor.
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JAIME DE ALTHAUS,
MACROECONOMIA,
PERU
jueves, 17 de septiembre de 2009
¿El Fin del Capitalismo?
Por: Carlos Adrianzén*
EL COMERCIO
17-09-09
Hace un año, el planeta entero aceptó lo que ya era obvio. Una burbuja global se desinflaba y, con ello, la economía global entró en recesión abruptamente.
Entonces, no pocos iluminados aseguraron que se cumplía por fin la vieja profecía marxista: el fin del capitalismo occidental. Según ellos, todo el sistema financiero global se derrumbaría como un castillo de naipes. Ha pasado un año, y aunque las cosas distan mucho de haberse consolidado, el lapso transcurrido nos deja varias lecciones.
La primera podría resumirse así: “No se deje engañar por los agoreros”. No raras veces las denuncias de inminentes hecatombes se plantean para obtener créditos políticos o prebendas mercantilistas. Si bien la actual recesión golpeó severamente los flujos globales de inversión y comercio, aún no ha configurado una gran depresión. Ni el casi 3% de caída del PBI gringo ni su tasa actual de desempleo se asemejan a lo sucedido en los años 30.
La segunda lección nos lleva a reconocer una mala noticia tan inesperada como lógica. “A las naciones más pesadamente reguladas les fue mucho peor”. Más allá de la contracción productiva y la destrucción masiva de puestos de trabajo, a lo largo de la Comunidad Europea y Japón la factura tributaria asociada con los masivos rescates implementados hipoteca gran parte de la vida económica de sus trabajadores jóvenes. En Argentina o Bolivia, donde la crisis se usó para justificar un declive que llegaba de todas maneras por sus errores internos, el impacto resultó amplificado.
La tercera lección enfatiza uno de los sustratos básicos del crack: “No se llegó aquí de casualidad”. Pocos ignoraban que las burbujas se sustentaban en cuadros de riesgo moral (y que, al final, los contribuyentes pagarían las cuentas), combinados con manejos politizados de la regulación financiera. Los mismos economistas que hoy acusan de codicia desproporcionada a los estafadores, por largos años se quedaron callados Krugman y Stiglitz incluidos ante los negocios turbios de los entes paraestatales (Fannie Mae y Freddie Mac, entre otros) y ante el relajamiento absurdo de los estándares de supervisión sobre operaciones hipotecarias y manejo de derivados.
Dejo al final la lección crítica. Más allá de los clichés ideológicos sobre la cura de la gran depresión de los 30, “otra vez la salida no la viene dibujando el Estado, la hace la gente”. Si existe una fuente de razonable expectativa en la recuperación de la economía norteamericana, provino de la capacidad de innovación y competitividad de los privados. Los rescates paliaron las cosas solamente. Los retos de la previsiblemente larga y penosa salida se dibujan nuevamente sobre el esfuerzo privado.
¿Y el destructivo fin del capitalismo? Los aprendices de Casandra tendrán que esperar. Otra vez Joseph Schumpeter la pega. El capitalismo se estructura sobre continuos procesos de creación destructiva.
* Economista, Director de la Escuela de Economía de la USMP
EL COMERCIO
17-09-09
Hace un año, el planeta entero aceptó lo que ya era obvio. Una burbuja global se desinflaba y, con ello, la economía global entró en recesión abruptamente.
Entonces, no pocos iluminados aseguraron que se cumplía por fin la vieja profecía marxista: el fin del capitalismo occidental. Según ellos, todo el sistema financiero global se derrumbaría como un castillo de naipes. Ha pasado un año, y aunque las cosas distan mucho de haberse consolidado, el lapso transcurrido nos deja varias lecciones.
La primera podría resumirse así: “No se deje engañar por los agoreros”. No raras veces las denuncias de inminentes hecatombes se plantean para obtener créditos políticos o prebendas mercantilistas. Si bien la actual recesión golpeó severamente los flujos globales de inversión y comercio, aún no ha configurado una gran depresión. Ni el casi 3% de caída del PBI gringo ni su tasa actual de desempleo se asemejan a lo sucedido en los años 30.
La segunda lección nos lleva a reconocer una mala noticia tan inesperada como lógica. “A las naciones más pesadamente reguladas les fue mucho peor”. Más allá de la contracción productiva y la destrucción masiva de puestos de trabajo, a lo largo de la Comunidad Europea y Japón la factura tributaria asociada con los masivos rescates implementados hipoteca gran parte de la vida económica de sus trabajadores jóvenes. En Argentina o Bolivia, donde la crisis se usó para justificar un declive que llegaba de todas maneras por sus errores internos, el impacto resultó amplificado.
La tercera lección enfatiza uno de los sustratos básicos del crack: “No se llegó aquí de casualidad”. Pocos ignoraban que las burbujas se sustentaban en cuadros de riesgo moral (y que, al final, los contribuyentes pagarían las cuentas), combinados con manejos politizados de la regulación financiera. Los mismos economistas que hoy acusan de codicia desproporcionada a los estafadores, por largos años se quedaron callados Krugman y Stiglitz incluidos ante los negocios turbios de los entes paraestatales (Fannie Mae y Freddie Mac, entre otros) y ante el relajamiento absurdo de los estándares de supervisión sobre operaciones hipotecarias y manejo de derivados.
Dejo al final la lección crítica. Más allá de los clichés ideológicos sobre la cura de la gran depresión de los 30, “otra vez la salida no la viene dibujando el Estado, la hace la gente”. Si existe una fuente de razonable expectativa en la recuperación de la economía norteamericana, provino de la capacidad de innovación y competitividad de los privados. Los rescates paliaron las cosas solamente. Los retos de la previsiblemente larga y penosa salida se dibujan nuevamente sobre el esfuerzo privado.
¿Y el destructivo fin del capitalismo? Los aprendices de Casandra tendrán que esperar. Otra vez Joseph Schumpeter la pega. El capitalismo se estructura sobre continuos procesos de creación destructiva.
* Economista, Director de la Escuela de Economía de la USMP
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CARLOS ADRIANZÉN,
INTERNACIONAL
Hagamos lo que hace Brasil
Por: Humberto Campodónico
LA REPUBLICA
17-09-09
Brasil acaba de anunciar una nueva legislación petrolera para los megacampos de la Cuenca de Santos en el Océano Atlántico, a 400 km de Río y Sao Paulo, que contienen un mínimo de 11,000 millones de barriles (MMB) de reservas de petróleo y gas (estimado mínimo: el máximo es 50,000 MMB), que se añaden a los 12,000 MMB que ya tiene), lo que pone a Brasil en las grandes ligas mundiales. Las reservas están a gran profundidad (más de 2,000 metros) y su desarrollo necesita tecnologías de punta (que Brasil tiene) y fuertes inversiones.
La nueva legislación suscitó fuertes quejas de las grandes petroleras, que han “rebotado” en los medios internacionales (Financial Times, The Economist). Se objeta que ahora las reservas le pertenezcan al Estado y ya no a quienes compran las concesiones a la Agencia Nacional de Petróleo (la Perupetro brasileña).
El 50% del petróleo de cada nuevo lote licitado será del Estado, mientras que el 50% restante será de las privadas al lado de Petrosal (nueva subsidiaria de Petrobrás), dividiéndose las ganancias, después de deducir los costos de producción. Esto lo objetan las privadas, que quieren seguir siendo propietarias del petróleo extraído.
La primera ministra Dilma Roussef ha dicho que el Estado inyectará el equivalente de 5,000 MMB (unos US$ 250,000 millones) a Petrobrás para asegurar que la empresa tenga las suficientes espaldas financieras y siga siendo el operador dominante (hoy extrae el 95% de los 2MMB diarios que se producen en Brasil.
Las razones para la nueva legislación son simples, según Roussef: al haber encontrado Petrobrás los nuevos campos casi se ha eliminado el riesgo de exploración, lo que le da derecho al Estado a una mayor participación en las ganancias. Recordemos que hace dos años el presidente Lula anunció la suspensión de las licitaciones mientras se elaboraba la nueva legislación.
Las críticas de las petroleras también son macroeconómicas. Dicen que Brasil tiene una política laxa de inversiones públicas, lo que puede provocar déficits fiscales. Agregan que la bonanza petrolera es una potencial fuente de corrupción. La cereza es que los enormes excedentes de divisas pueden hacer que Brasil contraiga la “enfermedad holandesa” (dólar barato que incentiva las importaciones y disminuya la competitividad de la industria nacional).
Hay que tener cuajo para mirar la paja en el ojo ajeno y no darse cuenta de las enormes vigas en el propio. Los causantes de la crisis financiera y sistémica internacional ahora vienen a “advertir” los riesgos en terceros. Brasil ha tenido importantes superávits primarios en los últimos años y su tasa de interés ha sido la más alta de América del Sur, rasgo que le ha valido fuertes críticas a Lula del sector industrial.
Además, se va a crear un Fondo Social para que chorree a los más pobres. ¿Dónde está la farra? Pero en verdad, las críticas son por lo siguiente:
Uno, las empresas quieren ser dueñas del petróleo y gas para hacer lo que les da la gana (como con la exportación del gas de Camisea).
Dos, quieren seguir obteniendo ingentes ganancias, esta vez con un petróleo ya descubierto por Petrobrás, lo que lo convierte en ganancia fácil porque ya no hay riesgo exploratorio (lo que aquí se hizo con los regalos de Dios de la Shell).
Tercero, no les gusta que la octava potencia económica mundial disponga de reservas energéticas y una gran fuente de divisas. Lula dijo que los descubrimientos de Santos son “un regalo de Dios” y “un pasaporte para el futuro”. Cierto. La energía es estratégica en el siglo XXI y Brasil la aprovecha. Cosa que nosotros no hacemos.
LA REPUBLICA
17-09-09
Brasil acaba de anunciar una nueva legislación petrolera para los megacampos de la Cuenca de Santos en el Océano Atlántico, a 400 km de Río y Sao Paulo, que contienen un mínimo de 11,000 millones de barriles (MMB) de reservas de petróleo y gas (estimado mínimo: el máximo es 50,000 MMB), que se añaden a los 12,000 MMB que ya tiene), lo que pone a Brasil en las grandes ligas mundiales. Las reservas están a gran profundidad (más de 2,000 metros) y su desarrollo necesita tecnologías de punta (que Brasil tiene) y fuertes inversiones.
La nueva legislación suscitó fuertes quejas de las grandes petroleras, que han “rebotado” en los medios internacionales (Financial Times, The Economist). Se objeta que ahora las reservas le pertenezcan al Estado y ya no a quienes compran las concesiones a la Agencia Nacional de Petróleo (la Perupetro brasileña).
El 50% del petróleo de cada nuevo lote licitado será del Estado, mientras que el 50% restante será de las privadas al lado de Petrosal (nueva subsidiaria de Petrobrás), dividiéndose las ganancias, después de deducir los costos de producción. Esto lo objetan las privadas, que quieren seguir siendo propietarias del petróleo extraído.
La primera ministra Dilma Roussef ha dicho que el Estado inyectará el equivalente de 5,000 MMB (unos US$ 250,000 millones) a Petrobrás para asegurar que la empresa tenga las suficientes espaldas financieras y siga siendo el operador dominante (hoy extrae el 95% de los 2MMB diarios que se producen en Brasil.
Las razones para la nueva legislación son simples, según Roussef: al haber encontrado Petrobrás los nuevos campos casi se ha eliminado el riesgo de exploración, lo que le da derecho al Estado a una mayor participación en las ganancias. Recordemos que hace dos años el presidente Lula anunció la suspensión de las licitaciones mientras se elaboraba la nueva legislación.
Las críticas de las petroleras también son macroeconómicas. Dicen que Brasil tiene una política laxa de inversiones públicas, lo que puede provocar déficits fiscales. Agregan que la bonanza petrolera es una potencial fuente de corrupción. La cereza es que los enormes excedentes de divisas pueden hacer que Brasil contraiga la “enfermedad holandesa” (dólar barato que incentiva las importaciones y disminuya la competitividad de la industria nacional).
Hay que tener cuajo para mirar la paja en el ojo ajeno y no darse cuenta de las enormes vigas en el propio. Los causantes de la crisis financiera y sistémica internacional ahora vienen a “advertir” los riesgos en terceros. Brasil ha tenido importantes superávits primarios en los últimos años y su tasa de interés ha sido la más alta de América del Sur, rasgo que le ha valido fuertes críticas a Lula del sector industrial.
Además, se va a crear un Fondo Social para que chorree a los más pobres. ¿Dónde está la farra? Pero en verdad, las críticas son por lo siguiente:
Uno, las empresas quieren ser dueñas del petróleo y gas para hacer lo que les da la gana (como con la exportación del gas de Camisea).
Dos, quieren seguir obteniendo ingentes ganancias, esta vez con un petróleo ya descubierto por Petrobrás, lo que lo convierte en ganancia fácil porque ya no hay riesgo exploratorio (lo que aquí se hizo con los regalos de Dios de la Shell).
Tercero, no les gusta que la octava potencia económica mundial disponga de reservas energéticas y una gran fuente de divisas. Lula dijo que los descubrimientos de Santos son “un regalo de Dios” y “un pasaporte para el futuro”. Cierto. La energía es estratégica en el siglo XXI y Brasil la aprovecha. Cosa que nosotros no hacemos.
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ENERGIA,
HUMBERTO CAMPODONICO
viernes, 11 de septiembre de 2009
La otra Amazonía
Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
11-09-09
Hernando de Soto ha regresado a ocuparse del Perú, esta vez de las comunidades amazónicas. Su objetivo con esta megainiciativa es similar al que tuvo con “El otro sendero” en los años 80, cuando la izquierda tenía la hegemonía intelectual: demostrar que hay un camino distinto y mucho más productivo para las comunidades amazónicas que el que propone el movimiento indígena detrás de Aidesep y algunas ONG, que centra su activismo en el reconocimiento del derecho a la consulta reconocido por la declaración 169 de la OIT y en el rechazo a inversiones capitalistas vistas como una amenaza, y que aboga eventualmente por una economía aislada del mercado. Y que aquel camino pasa por reclamar los mismos derechos de propiedad y empresa que tiene una compañía formal o una transnacional, en lugar de los títulos disminuidos e inútiles que tienen ahora, si los tienen. Es decir, derecho a la igualdad legal o fin del apartheid jurídico.
Pues de lo que se trataría no es de defenderse de la globalización, sino de aprovecharla para crecer y liberarse de la pobreza. Pasar de una actitud defensiva a una ofensiva. Lo que los pueblos amazónicos necesitan, más que solo ser consultados, es poder económico. Y eso lo conseguirían con derechos de propiedad efectivos que les permitan, por ejemplo, desarrollar empresas o corporaciones que participen directamente en la explotación de los recursos naturales o en otras actividades. Y si se tiene derechos de propiedad potentes, la consulta cae por su propio peso. Ya no sería consulta. Sería negociación.
Constata De Soto que las comunidades nativas no son arcadias comunales en las que todo es colectivo. De hecho, sus territorios están internamente parcelados, aunque los bosques puedan, sí, tener una apropiación colectiva. Pero el título que otorga el Estado no reconoce esas tenencias individuales y solo consiste en una demarcación colectiva que no otorga ningún instrumento económico efectivo.
Lo que se propondría, entonces, es una discusión con y al interior de las comunidades para establecer en qué consisten en la realidad los sistemas de tenencia y propiedad, y a partir de allí construir unos derechos que contengan todos los instrumentos de la propiedad de modo que puedan formar empresas y convocar capital. Pero eso tiene que hacerse para que la iniciativa no quede solo en el terreno ideológico.
Algo similar deberían hacer las comunidades andinas, en las que también hay distintos grados de tenencia privada de la tierra según la intensidad del aprovechamiento productivo. Las tierras agrícolas, por ejemplo, se heredan de padres a hijos. Son propiedad privada en los hechos. Pero prevalece en la Constitución y la ley el mito colectivo, que, en el fondo, no es otra cosa que un instrumento ideológico de la sociedad mayor para mantener a la población indígena en la marginación económica.
EL COMERCIO
11-09-09
Hernando de Soto ha regresado a ocuparse del Perú, esta vez de las comunidades amazónicas. Su objetivo con esta megainiciativa es similar al que tuvo con “El otro sendero” en los años 80, cuando la izquierda tenía la hegemonía intelectual: demostrar que hay un camino distinto y mucho más productivo para las comunidades amazónicas que el que propone el movimiento indígena detrás de Aidesep y algunas ONG, que centra su activismo en el reconocimiento del derecho a la consulta reconocido por la declaración 169 de la OIT y en el rechazo a inversiones capitalistas vistas como una amenaza, y que aboga eventualmente por una economía aislada del mercado. Y que aquel camino pasa por reclamar los mismos derechos de propiedad y empresa que tiene una compañía formal o una transnacional, en lugar de los títulos disminuidos e inútiles que tienen ahora, si los tienen. Es decir, derecho a la igualdad legal o fin del apartheid jurídico.
Pues de lo que se trataría no es de defenderse de la globalización, sino de aprovecharla para crecer y liberarse de la pobreza. Pasar de una actitud defensiva a una ofensiva. Lo que los pueblos amazónicos necesitan, más que solo ser consultados, es poder económico. Y eso lo conseguirían con derechos de propiedad efectivos que les permitan, por ejemplo, desarrollar empresas o corporaciones que participen directamente en la explotación de los recursos naturales o en otras actividades. Y si se tiene derechos de propiedad potentes, la consulta cae por su propio peso. Ya no sería consulta. Sería negociación.
Constata De Soto que las comunidades nativas no son arcadias comunales en las que todo es colectivo. De hecho, sus territorios están internamente parcelados, aunque los bosques puedan, sí, tener una apropiación colectiva. Pero el título que otorga el Estado no reconoce esas tenencias individuales y solo consiste en una demarcación colectiva que no otorga ningún instrumento económico efectivo.
Lo que se propondría, entonces, es una discusión con y al interior de las comunidades para establecer en qué consisten en la realidad los sistemas de tenencia y propiedad, y a partir de allí construir unos derechos que contengan todos los instrumentos de la propiedad de modo que puedan formar empresas y convocar capital. Pero eso tiene que hacerse para que la iniciativa no quede solo en el terreno ideológico.
Algo similar deberían hacer las comunidades andinas, en las que también hay distintos grados de tenencia privada de la tierra según la intensidad del aprovechamiento productivo. Las tierras agrícolas, por ejemplo, se heredan de padres a hijos. Son propiedad privada en los hechos. Pero prevalece en la Constitución y la ley el mito colectivo, que, en el fondo, no es otra cosa que un instrumento ideológico de la sociedad mayor para mantener a la población indígena en la marginación económica.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Levantando Obstáculos
Por: Fritz Du Bois
PERU21
09-09-0
Finalmente, la modernidad se empieza a reflejar en nuestro posicionamiento internacional. En dos días se ha anunciado que hemos mejorado 5 puestos en el índice global de competitividad y 9 puestos en el ranking sobre el clima de negocios a nivel mundial. Sin embargo, nos encontramos aún en los lejanos puestos 78 y 56, respectivamente, así que todavía hay mucho por remar.
Es importante resaltar que lo más útil que tienen estos índices es que nos permiten medir anualmente avances o retrocesos. No hay nada peor que ser como el avestruz. Un ejemplo de ello fue retirarnos de las pruebas PISA de la Unesco durante el gobierno de Toledo porque salíamos en último lugar.
Justamente, la pésima calidad de la educación es una de las peores cargas que arrastramos. Al menos es el único sector social en el que este gobierno está actuando, enfrentando al Sutep, que durante 30 años impidió que el esfuerzo y la capacidad individual sean recompensados.
Otra tara que aparece por todos lados es nuestra insufrible tendencia al papeleo contra la cual poco se ha hecho y es la causa principal de la economía informal. Pero los 800 millones que tiene el presupuesto para modernización municipal deberían eliminar cientos de trámites y trabas a nivel de gobierno local, que es donde se concentra lo más avezado de la burocracia.
Por otro lado, a veces es difícil explicar cómo es que el Perú ha hecho para tener la peor infraestructura en la región –después de Bolivia, que siempre evita que estemos en el último puesto–, pero cuando uno ve la coalición en contra de la concesión de Paita, conformada por quienes han hecho de la envidia y la pequeñez un medio de vida, ya no se requiere dar ninguna explicación.
Incluso los opositores al ingreso de la inversión a sectores monopolizados por las empresas del Estado o a introducir competencia en la educación o a promover la simplificación, son los mismos que han marginado al 60% de la población de la posibilidad de tener un trabajo adecuado, manteniendo una legislación laboral que solo beneficia a un pequeño grupo de privilegiados.
Así que, para cumplir el objetivo de llegar al puesto 25 en dos años, al gobierno no le queda más que enfrentarlos de plano, pues no nos podemos dar el lujo de esperar a que ocurra un cambio generacional para que dejen de seguir obstaculizando.
PERU21
09-09-0
Finalmente, la modernidad se empieza a reflejar en nuestro posicionamiento internacional. En dos días se ha anunciado que hemos mejorado 5 puestos en el índice global de competitividad y 9 puestos en el ranking sobre el clima de negocios a nivel mundial. Sin embargo, nos encontramos aún en los lejanos puestos 78 y 56, respectivamente, así que todavía hay mucho por remar.
Es importante resaltar que lo más útil que tienen estos índices es que nos permiten medir anualmente avances o retrocesos. No hay nada peor que ser como el avestruz. Un ejemplo de ello fue retirarnos de las pruebas PISA de la Unesco durante el gobierno de Toledo porque salíamos en último lugar.
Justamente, la pésima calidad de la educación es una de las peores cargas que arrastramos. Al menos es el único sector social en el que este gobierno está actuando, enfrentando al Sutep, que durante 30 años impidió que el esfuerzo y la capacidad individual sean recompensados.
Otra tara que aparece por todos lados es nuestra insufrible tendencia al papeleo contra la cual poco se ha hecho y es la causa principal de la economía informal. Pero los 800 millones que tiene el presupuesto para modernización municipal deberían eliminar cientos de trámites y trabas a nivel de gobierno local, que es donde se concentra lo más avezado de la burocracia.
Por otro lado, a veces es difícil explicar cómo es que el Perú ha hecho para tener la peor infraestructura en la región –después de Bolivia, que siempre evita que estemos en el último puesto–, pero cuando uno ve la coalición en contra de la concesión de Paita, conformada por quienes han hecho de la envidia y la pequeñez un medio de vida, ya no se requiere dar ninguna explicación.
Incluso los opositores al ingreso de la inversión a sectores monopolizados por las empresas del Estado o a introducir competencia en la educación o a promover la simplificación, son los mismos que han marginado al 60% de la población de la posibilidad de tener un trabajo adecuado, manteniendo una legislación laboral que solo beneficia a un pequeño grupo de privilegiados.
Así que, para cumplir el objetivo de llegar al puesto 25 en dos años, al gobierno no le queda más que enfrentarlos de plano, pues no nos podemos dar el lujo de esperar a que ocurra un cambio generacional para que dejen de seguir obstaculizando.
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