sábado, 31 de octubre de 2009

El Futuro Poder Real Mundial (Primera Parte)

Por: Miguel Serrano
LA TERCERA
27-10-09


A diferencia de lo que sucedía durante siglos pasados, hoy podemos comprobar que los mayores intereses económicos planetarios ya no necesitan coincidir con ningún país o nación soberana en particular. Ni siquiera les resulta preciso alinearse con Estados Unidos.

Ello no quita que Estados Unidos haya representado un rol preponderante dentro del proceso de la globalización - que yo llamaré mundialismo -, particularmente desde fines de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, nos encontramos transitando por una de las etapas más complejas y volátiles de este proceso de cambio mundial, en el cual las fuerzas horizontales del mundo desarrollado, apoyadas sobre sus estructuras financieras, económicas y medios de comunicación masivos de todo tipo, detentan mayor poder real que las estructuras verticales tradicionales (gobiernos e instituciones políticas). Sin embargo, esta mayor fuerza todavía resulta insuficiente para establecer una sólida administración mundial de los asuntos públicos y privados.

Ahora bien, se puede inferir que a la velocidad en que se vienen produciendo los grandes cambios, en un futuro el poder real mundial se encontrará firmemente controlado por una tecno-estructura global (o más de una), la que todavía demorará varias décadas en reorganizar, agrupar y consolidar su armazón. Tanto o más importante aún, se requerirá de un amplio plazo para modificar patrones de conducta entre las mayorías ciudadanas, acostumbradas a los actuales sistemas de gobierno (no siempre democráticos, como muchos podrían pensar).

Probablemente, la continua evolución de todo un conjunto de graves problemas que actualmente agobian a la humanidad - pobreza extrema en grandes regiones del planeta, contaminación y calentamiento global, crimen, guerras permanentes, epidemias -, librados a su propia dinámica, terminen por conducir por sí solos a un punto de crisis total, que actuará como un catalizador que permitirá justificar una nueva administración de los asuntos mundiales, es decir, al advenimiento de un gobierno mundial. La clave de la estrategia del mundialismo para las próximas décadas consistirá no tanto en resolver esta complicada problemática que enfrenta la humanidad, sino en administrar de manera pragmática su desarrollo.

Sea como sea, se arribará finalmente a una fase en la que se articulará un gobierno mundial que asumirá la administración política, económica y social del planeta, como única manera de garantizar su estabilidad y continuidad en el largo plazo. No hoy ni mañana, pero ciertamente antes que la población del mundo alcance los 10.000 a 12.000 millones de personas - o más aún -, que se proyecta para fines del siglo XXI. Entonces veremos cerrarse un amplio ciclo en la evolución de las estructuras sociales de la humanidad, las que después de transitar por una etapa de democracia relativamente generalizada, volverán al más antiguo y tradicional sistema jerárquico que fue sustento de imperios que duraron siglos, desde Egipto hasta Roma, desde Arabia hasta Europa. China, ejemplo para muchos, continúa ejerciendo hoy en día ese tradicional sistema histórico, como única manera de conducir una población a todas luces complicada y potencialmente explosiva.

La ciencia y la tecnología nos han permitido modificar el aspecto físico de nuestra vida sobre el planeta en tan solo tres décadas. Sin embargo, modificar los patrones psíquicos que nos condicionan como individuos y cambiar las fuerzas medulares que determinan la psicología colectiva, son mucho más difíciles, sino imposibles, de lograr. Las grandes mayorías - pobres, esforzadas y dolientes -, no encuentran respuestas satisfactorias a sus apremiantes realidades cotidianas, pues el sistema liberal que nos gobierna no fue pensado o concebido para dárselas. Exigen un trato digno, con mayores niveles de seguridad y asistencia en lo básico.

viernes, 23 de octubre de 2009

Los Cinco Mitos

Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
23-10-09


Sinesio sigue repitiendo los mismos mitos del pasado. Primero, la satanización del mercado externo, del capitalismo global, como inductor de nuestro desarrollo. Señor: los únicos países que se han desarrollado en los últimos 50 años son los que se integraron francamente a la economía mundial y pasaron a depender, efectivamente, de la demanda externa, gran palanca de desarrollo. Las 13 economías que han crecido más de 7% anual durante 30 años seguidos en los últimos 50 años tienen en común el aprovechamiento del mercado mundial (Banco Mundial, The Growth Report, 2008). Mirándose al ombligo uno se muere de hambre.

Segundo mito: que este es un modelo “primario exportador”. Primario exportador fue el modelo populista-proteccionista anterior. Hace 20 o 25 años casi no exportábamos confecciones, ni productos químicos, ni metalmecánicos, ni muebles, etc., ni había agroexportaciones tecnificadas. Entre 1994 y 2007 las exportaciones no tradicionales han crecido —en volumen— a una tasa promedio anual 2,7 veces superior a las exportaciones primarias. La tendencia es clara (De Althaus, “La revolución capitalista…”).

Tercer mito: que ahora tenemos una “producción basada en poca absorción de mano de obra… y su eslabonamiento a otros sectores de la economía es muy débil”. Por favor: eso es lo que ocurría en el modelo anterior: una industria importadora, ensambladora, desarticulada, que le vendía al mercado interno pero no le compraba nada. Nuestra industria actual, en cambio, es más procesadora de nuestros recursos, empleadora y exportadora (las ramas más artificiales cerraron con la apertura). Para no hablar de la moderna agroexportación —intensiva en mano de obra y generadora de una nueva clase trabajadora no proletaria con derechos—, del turismo y de una minería mucho menos “enclavada” que la anterior.

Por eso es falso también el cuarto mito, que este es un desarrollo centrado en Lima. Oiga: ese era, nuevamente, el signo característico del modelo proteccionista: la industria ensambladora centrada en Lima succionando el mercado interno. Ahora, por primera vez en décadas, las 20 ciudades más grandes generan empleo —en promedio— a una tasa superior que Lima. Sí es cierto que la sierra rural se queda atrás, pero ello se debe a que está menos conectada al mercado, pues el Estado no ha construido la infraestructura necesaria ni ha aplicado una política de desarrollo productivo.

Por eso es también falso el quinto mito: que se ha incrementado la desigualdad. Con la sierra rural, sí, por las razones antedichas. Pero entre Lima y las regiones en general, y dentro del sector urbano, la desigualdad ha tendido a reducirse (INEI, encuestas NSE de Apoyo, etc.), y ha surgido una nueva clase media emergente. Esto debido a la abolición de los privilegios rentistas (proteccionistas y estatistas) que transferían ingresos de la sociedad a los sectores industriales y estatales protegidos; al mismo aparato productivo más integrador; a la abolición del impuesto inflacionario, a la titulación masiva de la propiedad y a la revolución del microcrédito y los teléfonos. Se produjo una redistribución social de los privilegios rentistas. Nada menos.

martes, 13 de octubre de 2009

Una más de Petro-Perú

Por: Cecilia Blume C.*
EL COMERCIO
13-10-09


El viernes pasado, a página completa y a color, en este Diario y dos más, Petro-Perú sacó un aviso en que felicitaba a su equipo por conquistar el primer y segundo puesto en los Caminos del Inca. Una inmensa foto de los ganadores y debajo el logo de “Team Petro-Perú” han costado varios miles de dólares a los peruanos, fuera del auspicio.

No hay duda de que los pilotos Fuchs y Pardo son personas esforzadas de mucho mérito, pero creo que con la plata de todos los peruanos Petro-Perú tiene cosas más útiles que hacer que patrocinar equipos en Caminos del Inca y sacar avisos a página completa.

El mundo vive una situación económica complicada y una de las industrias más golpeadas es la petrolera, por la caída de los precios y la reducción de la demanda. Así, las empresas de este tipo han reducido gastos a su mínima expresión esperando que la situación mejore. Petro-Perú logró salirse de los controles públicos a fines del gobierno anterior y nos ha dado muestras de lo que ello significa con el Caso Discover, en el que se asoció con una pequeña empresa noruega para realizar actividad exploratoria, de altísimo riesgo garantizando con dinero público tanto los descubrimientos como los pozos secos. Petro-Perú ha vuelto a la actividad exploratoria con una ley que se lo permite y nos guste o no está autorizada a arriesgar nuestro dinero en esa actividad. La Constitución, en cambio, se lo prohíbe, señalando que el Estado únicamente podrá realizar actividad empresarial subsidiariamente —cuando un privado no lo hace— y autorizado por ley. Petro-Perú logró sacarle el permiso al Congreso con una ley inconstitucional, que sigue vigente y se aplica.

Más importante, y aún pendiente, es la discusión sobre si Petro-Perú debe llevar a cabo actividades de alto riesgo cuando otras empresas ya la realizan y si por ello el dinero de los peruanos debe dedicarse a una actividad donde puede perderse sin remedio. Pienso que la Constitución está en lo correcto, al menos hasta estos momentos, restringiendo el uso de fondos públicos allí donde el privado presta cualquier servicio, pues muchos de nuestros compatriotas siguen careciendo de salud, educación e infraestructura y allí se debe asignar el dinero público y no en actividades riesgosas donde casi no tenemos experiencia. Compararnos con Petrobras, PDVSA, Ecopetrol u otras empresas públicas de países vecinos que realizan actividad petrolera de alto riesgo es una tontería. Cada país debe preguntarse si tiene experiencia y espaldas económicas para destinar los recursos que requieren la exploración y explotación petrolera y qué actividades está dejando de hacer por ello antes de tomar su decisión.

No creo en los sectores estratégicos, sino en políticas claras de beneficio colectivo en cada sector de la actividad empresarial, cuando esta es pública. Es más estratégico educar a los peruanos que exponernos a negocios de alto riesgo. Es más estratégico tener políticas energéticas coherentes, transparentes y fruto de una discusión desapasionada, que gestionar directamente esas actividades arriesgando capital escaso. Es mejor ser un buen regulador que mal empresario, sobre todo con plata de todos. Desafortunadamente nadie quiere dar esta discusión y prefiere reaccionar ante el problema sin haber preestablecido una solución.

* Abogada, Directora de CB Consult

lunes, 12 de octubre de 2009

Ave Fénix Financiero

Por: Richard Webb
EL COMERCIO
12-10-09


En octubre de 1987, el gobierno de Alan García envió una tanqueta armada para forzar la puerta del Banco de Crédito en el jirón Huallaga, tomando posesión así de la mayor entidad financiera del país. El intento de estatización no se cumplió, pero el acto, sumado a la hiperinflación que la siguió, liquidó la seguridad financiera.

Este octubre, 22 años más tarde y con Alan García nuevamente de presidente, el sistema bancario peruano acaba de ser elegido uno de los más seguros del mundo. En el ránking mundial de seguridad bancaria, el Perú ocupa el puesto 15, superando a Suiza (16), Alemania (39), Estados Unidos (40) y Gran Bretaña (44), países cuyos gigantes bancarios vienen desplomándose cual torres gemelas.

La comparativa solidez bancaria peruana no es solamente un privilegio de los ricos. Según el ránking recientemente anunciado por el Banco Interamericano de Desarrollo, las microfinanzas peruanas gozan del marco regulatorio y legal más propicio en el mundo. En banca especializada en la atención de los pobres, el Perú es número uno.

El camino de la banca ha sido una vía dolorosa. Desde 1980 han dejado de existir 75 entidades financieras reguladas por la Superintendencia de Bancos, entre bancos, financieras, mutuales, cajas municipales y rurales, y otras instituciones, sin contar la baja masiva de cooperativas y la desaparición de CLAE. Casi todas esas entidades habían recibido — y habían jurado proteger— los ahorros del público. El empresario de un negocio financiero se presenta necesariamente ante sus clientes con una apariencia de gran seguridad y solidez, pero la realidad es que trabaja en un giro de alto riesgo y — si nos atenemos a la estadística — de baja expectativa de vida.

¿Cómo proteger al ahorrista? Hoy el Perú goza de un sólido sistema bancario, como se refleja en los ránkings recientes, pero la experiencia de países más desarrollados demuestra que el pasado no es garantía del futuro. La única garantía que vale es la vigilancia eterna, como dice el refrán, acerca del precio de la libertad.

De allí la extraordinaria importancia de la buena regulación y supervisión bancaria. Así como el usuario de una red de caminos no tiene cómo saber si un puente está a punto de caerse, tampoco el ahorrista tiene cómo descubrir la solidez de un banco. Como la seguridad en general, la protección de los ahorros requiere de una fuerte presencia del Estado y de criterio técnico.

viernes, 2 de octubre de 2009

Le pregunto a Sinesio

Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
02-10-09


Sinesio López me responde pero no refuta nada. Más bien insiste en la tesis de que lo que tenemos desde los años 90 es un capitalismo tan salvaje que solo pudo imponerse en el Perú por la fuerza, gracias, entre otras cosas, a una concentración autoritaria del poder. Y ahora por las armas.

Vuelvo a preguntarle, entonces, a Sinesio, si el hecho de que las regiones estén creciendo más que Lima por primera vez en 100 años es más salvaje que la anterior concentración creciente de la riqueza. Le pregunto si la nueva industria, mucho más articulada a nuestros recursos, más empleadora y más exportadora es más salvaje que la vieja industria protegida, ensambladora y centralista que expoliaba el mercado interno sin comprarle nada. Si la nueva balanza alimentaria, que le ha devuelto el mercado interno a los productores de papa —los más pobres del país— y ha recuperado autoabastecimiento en leche y azúcar, es más salvaje que el viejo subsidio populista a alimentos importados despojando a los campesinos de su mercado interno. Si el ingreso de capitales privados a las grandes empresas azucareras que ha saldado la ominosa deuda laboral y paga sueldos al día es más salvaje que la ruindad de las cooperativas azucareras que no pagaban a sus trabajadores ni a sus jubilados y donde los derechos laborales eran nostalgias burguesas. Si los nuevos fundos agro exportadores que han creado una nueva clase trabajadora con derechos laborales son más salvajes que la agricultura de subsistencia muerta de hambre que dejó la reforma agraria. Si la emergencia de pequeños agricultores que se conectan a cadenas exportadoras o que exportan ellos mismos café orgánico, mango, bananos y otros productos es más salvaje que la inopia languideciente del pasado.

Le pregunto a Sinesio si la nueva inversión minera, ambiental y socialmente responsable, es más salvaje que la vieja minería contaminadora. Si las nuevas concesiones forestales —más grandes y duraderas— son más salvajes que las viejas pequeñas concesiones de un año que fomentaban la depredación del bosque. Si el nuevo sistema de cuotas de pesca es más salvaje que la carrera desbocada por la anchoveta.

También le pregunto si es salvaje la nueva clase media que ha emergido en los distritos periféricos de las ciudades y los modernos centros comerciales a los que acude. Si la titulación masiva y la revolución del microcrédito son más salvajes que la vieja concentración mercantilista del crédito. Si la estabilidad y la libertad de precios son más salvajes que la inflación, la carestía y las colas provocadas por los controles de precios.

También sería bueno que Sinesio nos dijera si una ley que reduce los costos de la legalidad para que muchos trabajadores puedan acceder a derechos laborales le parece más salvaje que la que excluye de esos derechos a las mayorías. Si le parece más salvaje una carrera magisterial con evaluaciones y remuneraciones mucho mejores, que la estabilidad laboral absoluta con bajos salarios y bajísima calidad.

Respóndame, por favor, Sinesio.