martes, 27 de mayo de 2014

El gorila invisible

Por: Luis Carranza*
EL COMERCIO
26-05-14

Lo ideal sería priorizar las medidas que verdaderamente tengan impacto, en simplificación y reducción de sobrecostos

Los investigadores Christopher Chabris y Daniel Simons llevaron a cabo un interesante experimento. Filmaron a dos equipos de baloncesto, uno con uniforme blanco y otro con uniforme negro, haciéndose pases a gran velocidad. A los sujetos que participaban en el experimento les pedían que contaran solamente los pases del equipo blanco. Durante este experimento una persona disfrazada de gorila atravesaba la cancha. La mitad de los sujetos estaban tan concentrados que no veían al gorila.

Esto es lo que está pasando con el Plan Nacional de Diversificación Productiva. Están tan obsesionados con la diversificación productiva que no se están dando cuenta de la enorme transformación productiva que viene ocurriendo en la economía peruana en los últimos años. En el año 2000 solamente 18 empresas exportaban más de 50 millones de dólares y todas eran empresas de industrias extractivas, fundamentalmente minería. Para el 2013, ya teníamos 99 empresas y casi la mitad no están relacionadas con industrias extractivas.

Pero además, los nombres cambian mucho, dándonos idea de un proceso de inversión y crecimiento muy dinámico. Estamos exportando en rubros de metalmecánica como maquinaria y equipo de ingeniería civil, vehículos de carretera, maquinaria y equipo generadores de fuerza, maquinaria y equipo industrial y maquinaria y equipo eléctrico, más de 300 millones de dólares; mientras que en el 2000 llegábamos solo a 44 millones de dólares. Un crecimiento cercano a siete veces, sin necesidad de ningún plan ni apelando a fallas de mercado.

¿Cómo fue esto posible sin apoyo del gobierno? La respuesta es muy simple. La minería genera demanda por bienes y servicios que cada vez más viene siendo abastecida internamente. El crecimiento en escala de producción junto con las mejoras en las condiciones de competitividad de la economía (apertura, desarrollo del mercado de capitales, etc.) fueron las razones para que la industria de metalmecánica tuviese este crecimiento en exportaciones. No se necesitó proteccionismo sino que el mercado funcione.

Cálculos independientes señalan que el número de empleos indirectos generados por cada empleo directo creado en minería es de nueve, hace algunos años este múltiplo era bastante menor, entre cuatro y cinco. Eso nos habla de un proceso de crecimiento económico robusto, bastante lejano de la idea de economía endeble y poco diversificada que el plan nos trata de vender.

Se menciona la heterogeneidad de productividad entre sectores. Lo que el plan no mira es cómo ha evolucionado esa productividad desde el 2004. El sector con mayor crecimiento de productividad laboral fue el agrícola y la brecha entre minería y manufactura cayó sensiblemente. Además el empleo se desplazó de la agricultura hacia sectores con mayor valor agregado. Nuevamente el mercado hizo su trabajo.

El plan alude insistentemente a fallas de mercado y, es cierto, estas fallas existen y el Estado debe intervenir cuando existen externalidades, problemas de información, problemas de coordinación, entre otras fallas; pero la verdadera traba para nuestro crecimiento no está allí, sino en las fallas de Estado y en que nuestros mercados no funcionan bien porque no los dejamos que funcionen, especialmente los mercados de factores: trabajo, tierra y agua.

Las medidas propuestas por el plan no son malas en sí mismas, especialmente las medidas de eliminación de sobrecostos y de regulación inadecuada. Las medidas sobre promoción de diversificación productiva y expansión de la productividad de la economía serán medidas irrelevantes o de simple subsidio si no generamos las condiciones para que crezcamos a través del uso adecuado de nuestros recursos naturales y profundizando la eficiencia de los mercados. Ese es el gorila que el plan no está viendo, como sí lo vieron en Australia, Noruega y otros países que basaron su crecimiento y prosperidad en sus recursos naturales. 

Estando a dos años de terminar el gobierno, quedan algunas dudas sobre la implementación del plan. ¿Este es un plan del ministerio o del Gobierno? ¿Las medidas que se proponen han sido comunicadas a los otros sectores? ¿Está de acuerdo el presidente en desmantelar buena parte de la reforma tributaria y de la legislación laboral realizadas al inicio de este gobierno? ¿Ya están listos los proyectos de ley? ¿Ya le presentaron el plan a la bancada oficialista? ¿Cómo juega dentro del plan el gasto de 3.500 millones de dólares en la modernización de Talara?

Lo ideal sería priorizar las medidas que verdaderamente tengan impacto, en simplificación y reducción de sobrecostos, usando todo el capital político en su aprobación. Lo peor que le puede pasar es lo que ocurrió con el Plan de Competitividad: alcanzar un 88% de avance del plan mientras la competitividad del país se desploma.


*Ex ministro de Economía y Finanzas

martes, 20 de mayo de 2014

Rayos X de la pobreza

Por: Richard Webb
INSTITUTO DEL PERÚ
23-05-11

La última encuesta de niveles de vida trae buenas noticias y varios datos interesantes. Lo fundamental es que la pobreza retrocede.

Hace cinco años, la mitad de los peruanos eran pobres; hoy, lo es un tercio de la población. Más y más somos un país de clases medias. Además, la vida del pobre evoluciona. Desde hace tiempo el colegio primario es casi universal en el Perú, pero hoy dos de cada tres niños pobres asisten también a colegio secundario, acercándose a una puerta de salida de la pobreza. Los pobres mejoran sus viviendas: 54% ha reemplazado el uso de kerosene por conexiones eléctricas para alumbrar. Sus familias se achican, especialmente los pobres extremos, que en promedio eran de 5,5 personas hace seis años y ahora son de 5, reducción favorable porque la familia numerosa es una de las causas de la indigencia.

Otra causa asociada a la pobreza es la etnia, y alienta entonces que la reducción de la pobreza ha sido mucho mayor (19 puntos porcentuales) entre los pobres que se definen de “origen nativo” que entre los pobres “blancos” (2 puntos menos). La revelación más inquietante es el desbalance entre el repentino avance tecnológico, representado por la tenencia de celulares y televisión por cable, y el atraso persistente en la conexión a redes de agua y desagüe. La mitad de los hogares pobres posee celular y en el 4% existe televisión por cable, a pesar de su alto costo.

Pero lo que parece contradecir al mismo concepto estadístico de “pobreza extrema” es que uno de cada tres hogares en esa condición tiene celular. Por contraste, el acceso a redes públicas de agua y desagüe sigue siendo muy bajo e incluso ha retrocedido en la última década. Una posible interpretación es que el celular y el cable son decisiones individuales y requieren inversiones pequeñas. Las redes de agua y desagüe, por otro lado, no solo requieren inversiones mayores para su construcción sino además trabajo colectivo y capacidad de autogobierno para su operación. De los proyectos de agua construidos durante las últimas décadas, muchos han caído en desuso por desgobierno comunitario.

Desde los estratos más altos hasta los más bajos, lo que avanza es la iniciativa individual y lo que manca es el trabajo colectivo. Finalmente, lo que está venciendo la pobreza no son las dádivas sino la productividad: la solidaridad pública y privada han crecido, pero mucho más han aumentado los ingresos por trabajo.

Publicado en El Comercio, 23 de mayo de 2011

domingo, 4 de mayo de 2014

El Perú vs. Kuznets

Por: Richard Webb
EL COMERCIO
05-05-14

Simon Kuznets fue un gigante de la economía del siglo XX. Ruso, emigrado a Estados Unidos, ganador del Premio Nobel, inventó el PBI (la estadística que mide la producción de un país).

Antes, se decía que la economía iba bien o mal según ciertos eventos aislados, como las cosechas. El invento del PBI revolucionó nuestra capacidad para conocer un país. Fue como pasar de las fotos de un viajero a una foto satélite que capta al país entero.

Pero hoy nos interesa especialmente un segundo invento de este notable ruso, porque es allí donde hoy el Perú se enfrenta con él. Se trata de una teoría acerca de la distribución de ingresos conocida como “la curva Kuznets”, según la cual la desigualdad inevitablemente aumenta cuando un país inicia su desarrollo, proceso que se reversa solamente cuando se alcanza un alto nivel de ingresos. La trayectoria de la desigualdad, entonces, dibuja una curva, primero de aumento y luego de reducción. La explicación era que el desarrollo económico consiste en la creación de fábricas y la urbanización, proceso necesariamente desigual, donde primero se benefician capitalistas y algunos obreros, mientras que la mayoría de los campesinos siguen condenados a la pobreza en espera de la creación de nuevos empleos industriales.

La ley de Kuznets ha sido una firme creencia de economistas desde hace medio siglo, sirviendo incluso de justificación para ignorar el mal de la extrema desigualdad.

No obstante, en el Perú, al que le falta mucho para ser país desarrollado, la desigualdad se viene reduciendo. Las evidencias más saltantes, referidas a la evolución de los ingresos familiares del 2007 al 2013, son las siguientes:

1. El ingreso del 10% más rico de las familias peruanas se elevó en 6%; el del 10% más pobre en 53%.
2. Huancavelica, la región más pobre del país en el 2007, fue la que tuvo el aumento más grande (80% en seis años), cuatro veces más que el promedio nacional de 22%.
3. En términos regionales, los extremos de riqueza son Lima, por un lado, y la población rural de la sierra, por otro. En Lima, el ingreso familiar aumentó 13%; en la sierra rural, 53%.
4. El ingreso de las cuatro regiones más pobres en el 2007 (Cajamarca, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac) aumentó 54%, el de las cuatro más ricas (Moquegua, Tumbes, Arequipa, Tacna), 19%.
5. A la población rural en general le fue mucho mejor que a la urbana: el ingreso rural aumentó 47%; el urbano, solo 16%.

Lo más alentador es que el retroceso en la desigualdad no es tanto por los programas sociales sino por su propia productividad. Solo un quinto del aumento en el ingreso rural se debe a mayores transferencias; cuatro quintos de la mejora reflejan una mayor capacidad productiva. El “empleo adecuado”, por ejemplo, se elevó 138% en la sierra rural, 112% en la agricultura, y solo 13% en Lima. ¿Kuznets se equivocó? ¿O el Perú está encontrando un camino propio para el desarrollo?