Por: Cecilia Blume C.*
EL COMERCIO
13-10-09
El viernes pasado, a página completa y a color, en este Diario y dos más, Petro-Perú sacó un aviso en que felicitaba a su equipo por conquistar el primer y segundo puesto en los Caminos del Inca. Una inmensa foto de los ganadores y debajo el logo de “Team Petro-Perú” han costado varios miles de dólares a los peruanos, fuera del auspicio.
No hay duda de que los pilotos Fuchs y Pardo son personas esforzadas de mucho mérito, pero creo que con la plata de todos los peruanos Petro-Perú tiene cosas más útiles que hacer que patrocinar equipos en Caminos del Inca y sacar avisos a página completa.
El mundo vive una situación económica complicada y una de las industrias más golpeadas es la petrolera, por la caída de los precios y la reducción de la demanda. Así, las empresas de este tipo han reducido gastos a su mínima expresión esperando que la situación mejore. Petro-Perú logró salirse de los controles públicos a fines del gobierno anterior y nos ha dado muestras de lo que ello significa con el Caso Discover, en el que se asoció con una pequeña empresa noruega para realizar actividad exploratoria, de altísimo riesgo garantizando con dinero público tanto los descubrimientos como los pozos secos. Petro-Perú ha vuelto a la actividad exploratoria con una ley que se lo permite y nos guste o no está autorizada a arriesgar nuestro dinero en esa actividad. La Constitución, en cambio, se lo prohíbe, señalando que el Estado únicamente podrá realizar actividad empresarial subsidiariamente —cuando un privado no lo hace— y autorizado por ley. Petro-Perú logró sacarle el permiso al Congreso con una ley inconstitucional, que sigue vigente y se aplica.
Más importante, y aún pendiente, es la discusión sobre si Petro-Perú debe llevar a cabo actividades de alto riesgo cuando otras empresas ya la realizan y si por ello el dinero de los peruanos debe dedicarse a una actividad donde puede perderse sin remedio. Pienso que la Constitución está en lo correcto, al menos hasta estos momentos, restringiendo el uso de fondos públicos allí donde el privado presta cualquier servicio, pues muchos de nuestros compatriotas siguen careciendo de salud, educación e infraestructura y allí se debe asignar el dinero público y no en actividades riesgosas donde casi no tenemos experiencia. Compararnos con Petrobras, PDVSA, Ecopetrol u otras empresas públicas de países vecinos que realizan actividad petrolera de alto riesgo es una tontería. Cada país debe preguntarse si tiene experiencia y espaldas económicas para destinar los recursos que requieren la exploración y explotación petrolera y qué actividades está dejando de hacer por ello antes de tomar su decisión.
No creo en los sectores estratégicos, sino en políticas claras de beneficio colectivo en cada sector de la actividad empresarial, cuando esta es pública. Es más estratégico educar a los peruanos que exponernos a negocios de alto riesgo. Es más estratégico tener políticas energéticas coherentes, transparentes y fruto de una discusión desapasionada, que gestionar directamente esas actividades arriesgando capital escaso. Es mejor ser un buen regulador que mal empresario, sobre todo con plata de todos. Desafortunadamente nadie quiere dar esta discusión y prefiere reaccionar ante el problema sin haber preestablecido una solución.
* Abogada, Directora de CB Consult
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