Por Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
26-09-08
Está bien que el ministro de Economía tenga una actitud prudente frente a la crisis internacional y a un eventual exceso de demanda interna, pero da la impresión de que se le ha pasado la mano, sobre todo en los recortes a los presupuestos ya aprobados de este año, que sumarían alrededor de 2 mil millones de soles, principalmente en obras y reformas claves.
El argumento de que la inflación podría generalizarse si no se frena la demanda, vale cada vez menos, por la sencilla razón de que los precios internacionales de los insumos que importamos están cayendo. Así, de junio a esta parte, el precio de petróleo cayó 20%, el del trigo 14%, el del maíz 21% y del aceite de soya 25%. Con la agudización de la crisis internacional, esta tendencia se reafirmará. De modo que ya ni siquiera habría presión para que el BCR siga aumentando la tasa de interés.
El argumento de que hay que guardar pan para mayo, tampoco se sostiene. No porque el principio no sea correcto. ¡Por supuesto que lo es! Sino porque ya tenemos pan guardado: el 2006 tuvimos un superávit de 2% del PBI; el 2007 de 3,1% y se calcula en un 2,7% el de este año. Es decir, un superávit acumulado de 7,8% del PBI. De hecho, los depósitos del sector público en el Banco Central y en los bancos comerciales suman 39 mil millones de soles (BCRP, Nota Semanal, cuadros 12, 13, 22 y 23), casi el 10% del PBI de este año. Aunque alguna parte de ese monto sean saldos operativos, lo cierto es que tenemos un colchón relativamente mullido que permitiría compensar incluso una caída apreciable de los precios de los minerales, cosa que tampoco parece que vaya a ocurrir. Los economistas coinciden en que bajarán en alguna medida, pero quedarán relativamente altos, al nivel de lo que fueron el 2006, digamos. Y esto debido a que la demanda de la China y del Asia no amainaría en medida importante. Ya los chinos están lanzando nuevos impulsos a su crecimiento.
No quiere decir que la crisis internacional no impactará en el Perú. Se reducirá el mercado en Estados Unidos para nuestros productos no tradicionales (textiles, agroexportación), por ejemplo ¡y el ministro quiere eliminar el draw back!, y quizá algunas decisiones de inversión extranjera se retrasen, entre otros efectos.
Pero no estamos en la época de la economía cerrada, protegida e intervenida, donde cualquier crecimiento acelerado producía pérdida de reservas e inflación. Estamos en una economía abierta y mucho más exportadora. El crecimiento acelerado genera, no pierde, reservas, y si la balanza comercial se tornara negativa, pues subiría el tipo de cambio.
Hay razón, sí, para tener una política prudente y para mejorar radicalmente la calidad del gasto y de la inversión vía presupuesto por resultados, Foniprel, etc., como quiere también hacer el ministro. Pero debería concentrarse en eso más que en el placer de recortar.
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