Por Oscar Ugarteche*
EL COMERCIO
28-09-08
A aquellos quienes ven la crisis financiera de EE.UU. y piensan en la década de 1930, hay que decirles que no estamos en una coyuntura igual, ni es el año 30.
Entonces, el gobierno de ese país no nacionalizó dos bancos y una compañía de seguros en menos de una semana, ni desembolsó US$700.000 millones en un rescate financiero que será como los vistos en otras latitudes (acuérdese, México en 1995). El problema con esos rescates es que salvan a los accionistas de los bancos y no a la economía.
Lo que ocurre hoy en EE.UU. es similar a la crisis japonesa de 1990: una burbuja de bienes raíces acompañada por una burbuja en los mercados de acciones que revienta y se lleva a la banca hipotecaria con ella. Hay que recordar que Japón se quedó con US$600.000 millones en malos préstamos y que debió nacionalizar dos grandes bancos. Pero ello, ni generó una crisis mundial ni reactivó la economía japonesa, que permaneció aletargada durante una década; hasta que introdujo los cambios técnicos. Hay que aprender de la crisis japonesa para entender esto.
A diferencia de lo ocurrido en Japón, el segundo acto de esta crisis será una tasa de inflación de dos dígitos en EE.UU., fruto de la insólita inyección de liquidez del 2008. Eso limpiará la deuda de tarjetas de crédito en el 2009 y a eso seguirá, en el tercer acto, el alza de la tasa de interés para frenar la inflación. Esto ya en el 2010. Luego, vendrá el estancamiento largo.
Así es que, vayan los empresarios pensando sus mercados un poco mejor, y ojo con los créditos interbancarios en dólares. Lo novedoso de esta situación es que la pulmonía estadounidense no pasará de un catarrito en América Latina. El mundo, ya no es lo que era antes.
* Economista
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