Por: Humberto Campodónico
LA REPUBLICA
26-08-09
Ese es el dilema que, según El Comercio de ayer, atraviesa a los países de la Región a propósito de las declaraciones de Alan García sobre las relaciones con Chile y Bolivia. De un lado tendríamos el llamado “socialismo del siglo XXI que tiene un proyecto expansionista” donde se encuentran Venezuela, Bolivia y Ecuador y, de otro, “un sistema democrático, moderno y de libre mercado” donde están Colombia y Perú.
¿Y qué pasa con Brasil, Argentina, Chile y Uruguay? Pues están en la categoría de “países socialistas que no han tomado posición alguna” (El Comercio, 25/9/09, p. a3). De solo leerlo ya sabemos que esto es un disparate. Cierto. Pero tiene un objetivo claro: utilizar el sentimiento nacionalista de defensa del territorio para identificar “patria” con el modelo económico. Si queremos al Perú (que García y su discurso encarnan) tenemos que mantener intactas las políticas económicas. Si no, somos “tontos útiles chavistas”.
En el terreno económico el disparate no resiste el menor análisis. Colombia es un país con políticas de libre mercado que, sin embargo, tiene un Departamento Nacional de Planeación (DNP) que diseña y controla las políticas de desarrollo económico, social y ambiental de largo plazo, en coordinación con los ministerios y los entes territoriales. Similares organismos existen en los “socialistas” Brasil, Argentina y Chile. En el Perú, el CEPLAN es ninguneado y no existe visión de largo plazo que ordene los objetivos económicos y sociales.
Colombia tiene un plan energético de largo plazo, donde juegan un rol clave las estatales ECOPETROL (hidrocarburos) e ISA (electricidad). Ambas están en el Perú (ISA compró en el 2002 las torres eléctricas) y Ecopetrol acaba de comprar Petro Tech, (la de los “petroaudios”). En Brasil el Estado tiene mayoría accionaria en Petrobrás que aquí explota petróleo en Talara y tiene el Lote 58 (al lado de Camisea).
El “socialista” Chile tiene a la estatal CODELCO, la mina de cobre más grande del mundo, que del 2004 al 2008 les dio a sus FFAA US$ 4,038 millones por la Ley Reservada (Ley 13.196). La estatal ENAP es dueña de las dos únicas refinerías y en el Perú tiene el 50% de los grifos Primax (el otro 50% es del Grupo Romero). ¿Y Petroperú y Electroperú? Muy mal, gracias.
En Colombia, la Comisión de Concertación Salarial fija el salario mínimo anualmente, teniendo en cuenta la inflación y la productividad. Lo mismo sucede en Chile, Brasil y Argentina, pero no en el Perú, donde no se toman en cuenta los acuerdos del Consejo Nacional de Trabajo.
En esos países las autoridades enfatizan que el poder adquisitivo de los asalariados gana terreno cada año, mientras que aquí se ningunea al Consejo Nacional del Trabajo, los salarios mínimos están a la merced del MEF (o sea, en nada) y la participación de los salarios en el PBI desciende todos los años (pero las utilidades sí aumentan).
En Colombia, Chile y Brasil existe un verdadero servicio civil, producto de una reforma del Estado, que establece los ascensos por méritos y homologa los sueldos de los empleados públicos. En el Perú no hay nada de eso, apenas 32 “nuevos” gerentes y, ahora, los Núcleos Ejecutores.
Y así podríamos seguir con el disparate de los “dos modelos”. Lo que sucede es que aquí se quiere seguir con el obsoleto liberalismo a ultranza (que no existe en Colombia, Chile y Brasil, si bien tienen diferencias) para garantizar el modelo primario exportador, evitando redefinir los roles del Estado para poner al medio el péndulo económico y seguir protegiendo los intereses de unos cuantos. Se quiere agudizar la polarización de cara a las elecciones del 2011 usando ahora la “defensa de la patria” como pretexto para no cambiar nada del modelo económico. Para que todo siga igual.
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