Por: Humberto Campodónico
LA REPUBLICA
10-02-10
En los últimos días, las preocupaciones acerca de si Grecia, España y Portugal tenían la capacidad de pagar sus enormes deudas sacudieron a los mercados globales (tanto las bolsas como los mercados monetarios y los de commodities), mientras los inversionistas se preguntaban si otros países, incluido EEUU, van a sufrir los mismos problemas después de haber gastado enormes sumas de dinero para estimular sus economías.
En efecto, la deuda de los países industrializados ha alcanzado los “niveles latinos” de la década del 80. Grecia lidera el pelotón con una deuda total (externa e interna) del 123% de su PBI (en el Perú, en 1988, la deuda externa alcanzó el 100% del PBI). Muy cerca están Bélgica, Francia, Portugal, España, Reino Unido e Irlanda (ver cuadro). EEUU tiene una deuda de 92.4% y el promedio OCDE es 97.4%.
El problema central radica en que la institución a la cual debía acudir Grecia para “obtener ayuda” es el FMI. Pero eso es como darle “el beso de la muerte” a la credibilidad de todo el sistema económico y monetario de la Unión Europea (UE). Imagínense: ¡un país de la UE en el FMI!
Por eso el premier griego, George Papaconstantinou, afirmaba en todos los tonos que de ninguna manera acudirían al FMI: “El problema es nuestro y lo resolveremos solos”. Pero al analizar de cerca los recortes fiscales que tenía que hacer Grecia para bajar su actual déficit fiscal de 13 % a 3% del PBI, que es la regla de la UE, sus afirmaciones simplemente no eran creíbles.
¿Cuáles son las medidas? Congelamiento salarial, incluido el recorte de sueldos de los empleados públicos del 5.5%, así como el aumento de los impuestos a los combustibles y de la edad de jubilación. Caramba, no van al FMI pero vaya que sí aplican su programa. Así, hoy miércoles hay huelga del sector público y hasta los aeropuertos estarán cerrados. Dicen los sindicatos griegos que los trabajadores no tienen por qué pagar la crisis de los banqueros y que “serán un ejemplo para España y Portugal”.
De su lado, los otros miembros de la UE (sobre todo, Alemania y Francia) aprobaban las expresiones de Papaconstantinou, pero sabían que el problema era más complejo y comprometía al euro, pilar central de la UE (bajó más de 8% en las últimas semanas).
Claro, porque son similares los problemas de España y Portugal, que en estos días están discutiendo sus programas de austeridad.
No solo ellos están preocupados. Dice el New York Times que “los inversionistas están tratando de medir cuán seriamente la cesación de pagos (defaults) de los europeos podría afectar a las instituciones financieras de EEUU, así como a los mercados globales de crédito, pues está aún fresco el colapso del mercado inmobiliario de EEUU” (10/02/2010). Es por eso que, ayer martes, voceros de Alemania y Francia “tiraron la esponja” y anunciaron que la UE estaba contemplando “rescatar” a Grecia. Otra vez, “papá Estado” viene al rescate, esta vez preocupado no solo por las consecuencias económicas sino también por el agravamiento del clima social. Este salvataje de la UE a Grecia (cuyos detalles serán discutidos estos días), de un lado, ha calmado a los mercados pero, de otro, significa un grave “riesgo moral”, pues los inversionistas van a apostar a que, en última instancia, siempre serán rescatados.
Corolario: la crisis sistémica global que comenzó en el 2008 está todavía allí, viva y coleando. Veremos qué pasa.
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