Por: Jaime De Althaus Guarderas
EL COMERCIO
01-04-11
Existe el mito de que nuestro crecimiento se debe al ‘boom’ del precio de los minerales. Ollanta Humala, por ejemplo, en su “Compromiso con el pueblo peruano”, afirma que hemos tenido “un crecimiento muy importante basado en los altos precios de las materias primas”. Nada más lejos de la verdad. En los últimos cinco años la tasa anual promedio de crecimiento de la minería ha sido de apenas 0,7%, y en los dos últimos años ha sido ¡negativa! (-3,2%), mientras que la manufactura no primaria ha crecido a 8% anual (pese a la fuerte caída del 2009), y la construcción a ¡14,3%! Lo que quiere decir que hace ya buen tiempo que el crecimiento de la economía peruana reposa principalmente en la demanda interna y en sectores no primarios. Y es lógico: tenemos ahora una industria competitiva y exportadora, inclusiva, que procesa nuestros recursos, que integra, que forma mercado interno.
Por eso, es equivocado también el mito, desarrollado en el plan de gobierno de Gana Perú, de que el modelo “neoliberal” ha “reprimarizado” la economía. Es al revés. Hace 25 años casi no exportábamos confecciones, productos químicos o metalmecánicos, menos aun agroindustriales no tradicionales. Entre 1994 y el 2007, las exportaciones no tradicionales se han expandido, en volumen (toneladas), a una tasa promedio anual de 2,5 veces superior a las tradicionales. Crecen –en volumen– mucho más rápido. Y esa velocidad se ha incrementado en los últimos años: entre el 2007 y el 2010, las no tradicionales se han expandido –siempre en volumen– a una tasa anual promedio ¡7,6 veces superior!(1)
Entonces, está en marcha un acelerado proceso de diversificación de nuestras exportaciones con mayor valor agregado. Se trata de acelerarlo aun más y sustentarlo a largo plazo con el mejoramiento cualitativo de la educación, investigación e infraestructura. Para eso necesitamos, sí, de los recursos fiscales que aporta la minería. Necesitamos mucha más inversión minera (producimos menos de la mitad que Chile) para generar más recaudación y más inversión regional. Sería grave, entonces, atacar tributariamente a la minería con una carga superior al 70%, que es lo que se desprende del plan de gobierno de Humala, cuando la de Chile, con nuevas regalías y todo, solo alcanza al 40%; y más aun “nacionalizar” sectores estratégicos y recuperar el rol empresarial del Estado en ellos, como se plantea, porque lo único que lograremos es que no venga inversión externa a un sector de por sí complicado y que, por lo tanto, la inversión general se retraiga. Con lo que liquidamos la más grande conquista histórica del Perú: el crecimiento acelerado y sostenido, sin el que no se podrá derrotar la pobreza.
(1) Las No Tradicionales crecieron a un promedio anual de 22%, mientras las Tradicionales a uno de 2.9%.
viernes, 1 de abril de 2011
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