viernes, 27 de agosto de 2010

La Oportunidad de Europa

Por: Jaime De Althaus Guarderas
EL COMERCIO
27-08-10


Como sabemos, luego de golpear a los bancos de Estados Unidos y Europa, la crisis financiera atacó a los gobiernos, principalmente europeos, a consecuencia del endeudamiento en el que tuvieron que incurrir para rescatar a los propios bancos y estimular la economía. Todos los estados europeos afrontan ahora, en mayor o menor medida, unos déficits fiscales insostenibles que los obligan a severas medidas de ajuste. Pero la crisis tiene un lado potencialmente muy positivo: ha servido para no dilatar más el inicio de la reforma del Estado de bienestar, una tarea pendiente desde hace años que se ha vuelto, ahora, impostergable.

En varios países –Grecia, España, Francia, Gran Bretaña, etc.– se plantean no solo recortes del gasto público para reducir el déficit –incluso a costa de reducciones dolorosas de hasta 15 o 20% en los sueldos de los funcionarios públicos–, sino reformas para darle viabilidad al Estado y competitividad a la economía. En todos esos países se está aprobando una elevación de la edad de jubilación –de 65 a 67 años, o más, por ejemplo– a fin de incrementar la base de sustentación del sistema de pensiones de modo que su pago no dependa tanto del presupuesto público, en países en los que la proporción de los que contribuyen es cada vez menor. El sistema en sí mismo, sin embargo, sigue siendo de reparto, no de capitalización individual como tenemos en varios países de América Latina, a la vanguardia en el mundo en este tema.

La otra reforma en marcha es la flexibilización del mercado laboral, para incrementar la competitividad y generar empleo. En España, por ejemplo, se propone reducir significativamente el costo del despido. Aquí el modelo debería ser Dinamarca, país que siendo el arquetipo más acabado del Estado de bienestar, combinó de manera muy inteligente y eficiente la seguridad en el empleo con la flexibilidad absoluta del mercado laboral: las empresas pueden cesar libremente a un trabajador, sin pago alguno, pero el trabajador accede automáticamente a un seguro de desempleo con reentrenamiento. Este sistema ha permitido una economía muy dinámica y bajísimas tasas de desempleo en Dinamarca.

Por supuesto, se requiere otras reformas, principalmente desregulatorias, así como la eliminación de diversos subsidios. Es ahora o nunca, porque Europa no puede competir con el Asia y tampoco con Estados Unidos, ya no genera empleos y los padres ven cómo sus hijos, ya profesionales y con excelentes estudios, no encuentran trabajo. Una incertidumbre existencial, un miedo al futuro se ha apoderado de ese continente y la única salida es una reforma profunda de las instituciones del Estado de bienestar. Esperemos que la oposición ciega de los sindicatos y los intereses creados no termine por abortarla.

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