Por: Richard Webb
EL COMERCIO
31-05-10
Si alguien deambula perdido en medio del desierto, solo tiene una preocupación: encontrar agua. Pero apenas la descubre, se acuerda de otros males: que padece una infección, hambre, que riñó con el compañero y que ha perdido el trabajo. De tener solo un objetivo pasa a tener varios. De manera similar, evolucionan las prioridades de la familia y de la sociedad. Cuando se es paupérrimo, la preocupación por conseguir un empleo y ganarse unos soles adicionales borra todo lo demás de la mente. Superada la necesidad extrema, empiezan a multiplicarse los objetivos.
Uno de los indicadores del progreso es que el Perú vive hoy una multiplicación de prioridades. El desarrollo ya no consiste simplemente en producir más sino también en mejorar los indicadores sociales, como son reducir la pobreza, la desnutrición y la mortalidad infantil y materna, y reducir la desigualdad. Tampoco diríamos que hay desarrollo si no se está reforzando la democracia, lo que incluye una mayor descentralización y una mejor justicia. Además, los valores políticos ya no se limitan a pronunciamientos retóricos sino que ahora son materia de estadísticas y ránkings por entidades internacionales. Del mismo modo, se ha multiplicado el seguimiento estadístico de los aspectos sociales, figurando prominentemente, por ejemplo, el anuncio anual de los datos sobre la pobreza. Hemos pasado del desarrollo a secas al llamado desarrollo sostenible. Así como la preocupación por nuestra salud ya no se limita a saber que no tenemos fiebre y podemos levantarnos de la cama, sino que ahora incluye un seguimiento frecuente de la presión arterial, peso, niveles de azúcar, colesterol y de una nutrición balanceada, de igual manera nuestro análisis de lo económico no se limita al avance inmediato de la producción sino que comprende un conjunto de indicadores o presagios del futuro. Por experiencia sabemos que de poco sirve el crecimiento si mañana se viene una crisis financiera por un exceso de gasto público o por falta de reservas internacionales o insolvencia de bancos. Para que el desarrollo sea sostenible también se requiere de una disponibilidad futura de los recursos naturales, como el agua, la pesca y los bosques. Y la frecuencia de conflictos sociales hace que cada día crezca la preocupación por la “sostenibilidad política” o sea la posibilidad de que el avance gradual económico y social se vea interrumpido por un estallido político, como de hecho ha ocurrido en el pasado. Tantas metas, prioridades y preocupaciones son el precio que estamos pagando por haber avanzado.
lunes, 31 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
El FMI en San Marcos
Por: Augusto Álvarez Rodrich
LA REPÚBLICA
27-05-10
Los cambios sorprendentes de las últimas cuatro décadas.
Muchas cosas han cambiado en la economía peruana y mundial desde fines de los años setenta hasta ahora, y algunas son muy sorprendentes.
La cotización del dólar ya no sube sino que baja; ahora es mejor ahorrar en soles que en dólares; ya no hay cursos de ‘deuda externa’ en las universidades; la mayoría de economías de América Latina se maneja con más responsabilidad que varias europeas; y Alan García dejó de ser un troglodita económico que imprimía billetes y gastaba sin medida ni clemencia, ponía controles de precios, cuya hiperinflación era de 40% al mes, y quería estatizar bancos, para volverse converso fanático del mercado y garante principal de las inversiones frente a las amenazas heterodoxas que él antes encarnaba.
Pero tan sorprendente como todo eso será ver esta mañana al director gerente del FMI, el francés Dominique Strauss-Khan, en la Universidad de San Marcos para sostener un debate abierto con universitarios de distintas partes del país y de América Latina, quienes esta mañana plantearán sus inquietudes en una sesión en la que tendré el honor de ser moderador.
Quizá no lo sepan algunos de los jóvenes que asistirán hoy a la Casona de San Marcos, pero en los años setenta y ochenta, el FMI era, para la mayoría, un anatema, encarnaba el monstruo a combatir. Hasta Javier Silva Ruete declaró –en su condición de ministro de Economía– que la representante del FMI, Linda Koening, era persona non grata y debía abandonar el Perú.
Hoy ya no queda casi nada de eso. La influencia del FMI en la política económica del Perú es baja porque su ‘condicionalidad’ ya no es requerida como hace tres décadas, y el gobierno peruano hasta le otorga recursos para que los preste.
Este cambio ha sido consecuencia de muchos fracasos que enseñaron bastante a gobiernos como el peruano y al propio FMI, y los hicieron replantear visiones sobre la economía.
Al igual que muchas economías latinoamericanas que han dado un vuelco total en sus enfoques económicos, el FMI también anda en busca de un nuevo rol en el marco de una economía globalizada en donde las ideas predominantes han cambiado mucho aunque los problemas de fondo –como el de la pobreza extendida– todavía sigan estando al tope de la agenda pendiente en el Perú y en la región latinoamericana.
Esta mañana será una buena oportunidad para evaluar, en las respuestas de Strauss-Kahn a las inquietudes de los universitarios, cuánto ha cambiado el FMI. Pero ver a su director gerente entrando a la Universidad de San Marcos sin que los alumnos le tiren piedras, será, como cantaría Joaquín Sabina, como ver a Trotsky en Wall Street fumar la pipa de la paz, o presenciar a Lenin y Zsa Zsa Gabor cuando se casaban en New York.
LA REPÚBLICA
27-05-10
Los cambios sorprendentes de las últimas cuatro décadas.
Muchas cosas han cambiado en la economía peruana y mundial desde fines de los años setenta hasta ahora, y algunas son muy sorprendentes.
La cotización del dólar ya no sube sino que baja; ahora es mejor ahorrar en soles que en dólares; ya no hay cursos de ‘deuda externa’ en las universidades; la mayoría de economías de América Latina se maneja con más responsabilidad que varias europeas; y Alan García dejó de ser un troglodita económico que imprimía billetes y gastaba sin medida ni clemencia, ponía controles de precios, cuya hiperinflación era de 40% al mes, y quería estatizar bancos, para volverse converso fanático del mercado y garante principal de las inversiones frente a las amenazas heterodoxas que él antes encarnaba.
Pero tan sorprendente como todo eso será ver esta mañana al director gerente del FMI, el francés Dominique Strauss-Khan, en la Universidad de San Marcos para sostener un debate abierto con universitarios de distintas partes del país y de América Latina, quienes esta mañana plantearán sus inquietudes en una sesión en la que tendré el honor de ser moderador.
Quizá no lo sepan algunos de los jóvenes que asistirán hoy a la Casona de San Marcos, pero en los años setenta y ochenta, el FMI era, para la mayoría, un anatema, encarnaba el monstruo a combatir. Hasta Javier Silva Ruete declaró –en su condición de ministro de Economía– que la representante del FMI, Linda Koening, era persona non grata y debía abandonar el Perú.
Hoy ya no queda casi nada de eso. La influencia del FMI en la política económica del Perú es baja porque su ‘condicionalidad’ ya no es requerida como hace tres décadas, y el gobierno peruano hasta le otorga recursos para que los preste.
Este cambio ha sido consecuencia de muchos fracasos que enseñaron bastante a gobiernos como el peruano y al propio FMI, y los hicieron replantear visiones sobre la economía.
Al igual que muchas economías latinoamericanas que han dado un vuelco total en sus enfoques económicos, el FMI también anda en busca de un nuevo rol en el marco de una economía globalizada en donde las ideas predominantes han cambiado mucho aunque los problemas de fondo –como el de la pobreza extendida– todavía sigan estando al tope de la agenda pendiente en el Perú y en la región latinoamericana.
Esta mañana será una buena oportunidad para evaluar, en las respuestas de Strauss-Kahn a las inquietudes de los universitarios, cuánto ha cambiado el FMI. Pero ver a su director gerente entrando a la Universidad de San Marcos sin que los alumnos le tiren piedras, será, como cantaría Joaquín Sabina, como ver a Trotsky en Wall Street fumar la pipa de la paz, o presenciar a Lenin y Zsa Zsa Gabor cuando se casaban en New York.
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AUGUSTO ÁLVAREZ RODRICH,
PERU
viernes, 21 de mayo de 2010
La Nueva Clase del Medio
Por: Rolando Arellano, Dr. en Márketing*
EL COMERCIO
21-05-10
Hay momentos en que, para avanzar, las sociedades deben romper sus paradigmas, cambiar esas ideas que todos aceptan como verdades indiscutibles. Uno de ellos es el de la composición de la clase media.
Durante casi un siglo, los peruanos hemos visto a la clase media como el grupo que, con algo de dinero, es el guardián de la manera de vivir “correcta” de la sociedad. Este sería ese 15% de personas “B”, ubicadas entre las clases pobres (el 80% del país) y el 5% de las clases dominantes (clase alta o “A”), manteniendo el statu quo y defendiendo la moral y las buenas costumbres. Pero las cosas hoy no funcionan así.
En los últimos 40 años, mientras los más ricos perdían sus tierras con la reforma agraria y los empleados de clase media veían disminuir sus ingresos por la inflación, los pobres migrantes que llegaron a instalarse en la periferia de las ciudades crecían y se desarrollaban económica y socialmente. Hoy tienen mucha más riqueza de la que las formas de medir clásicas les asignan, y tienen mayor peso social que el que normalmente se supone. Son la nueva clase media. Hoy sus representantes no solo dirigen la pequeña y mediana empresa, la mayor fuerza laboral del país, sino que están también en la gran empresa, en las dirigencias políticas (basta ver a los congresistas, alcaldes y presidentes regionales) y también en la formación de movimientos culturales y artísticos.
Pero lo más importante es que esta nueva clase, muy fuerte demográfica, social y económicamente, no es más la guardiana de la cultura tradicional y del buen comportamiento clásico. Por el contrario, ella está creando sus propios criterios estéticos, culturales y económicos, que son muchas veces mal comprendidos por la sociedad tradicional.
El Perú está creciendo, pero por caminos que la sociedad tradicional no imaginó. Para aprovecharlo debemos buscar formas de entendimiento entre las clases medias clásicas y las nuevas —y cada vez más numerosas— clases del medio. Algo de eso está propuesto en mi nuevo libro “Al medio hay sitio, el crecimiento social según los estilos de vida”. Espero les parezca útil.
(*) Centrum Católica. Arellano Marketing, Investigación y Consultoría.
EL COMERCIO
21-05-10
Hay momentos en que, para avanzar, las sociedades deben romper sus paradigmas, cambiar esas ideas que todos aceptan como verdades indiscutibles. Uno de ellos es el de la composición de la clase media.
Durante casi un siglo, los peruanos hemos visto a la clase media como el grupo que, con algo de dinero, es el guardián de la manera de vivir “correcta” de la sociedad. Este sería ese 15% de personas “B”, ubicadas entre las clases pobres (el 80% del país) y el 5% de las clases dominantes (clase alta o “A”), manteniendo el statu quo y defendiendo la moral y las buenas costumbres. Pero las cosas hoy no funcionan así.
En los últimos 40 años, mientras los más ricos perdían sus tierras con la reforma agraria y los empleados de clase media veían disminuir sus ingresos por la inflación, los pobres migrantes que llegaron a instalarse en la periferia de las ciudades crecían y se desarrollaban económica y socialmente. Hoy tienen mucha más riqueza de la que las formas de medir clásicas les asignan, y tienen mayor peso social que el que normalmente se supone. Son la nueva clase media. Hoy sus representantes no solo dirigen la pequeña y mediana empresa, la mayor fuerza laboral del país, sino que están también en la gran empresa, en las dirigencias políticas (basta ver a los congresistas, alcaldes y presidentes regionales) y también en la formación de movimientos culturales y artísticos.
Pero lo más importante es que esta nueva clase, muy fuerte demográfica, social y económicamente, no es más la guardiana de la cultura tradicional y del buen comportamiento clásico. Por el contrario, ella está creando sus propios criterios estéticos, culturales y económicos, que son muchas veces mal comprendidos por la sociedad tradicional.
El Perú está creciendo, pero por caminos que la sociedad tradicional no imaginó. Para aprovecharlo debemos buscar formas de entendimiento entre las clases medias clásicas y las nuevas —y cada vez más numerosas— clases del medio. Algo de eso está propuesto en mi nuevo libro “Al medio hay sitio, el crecimiento social según los estilos de vida”. Espero les parezca útil.
(*) Centrum Católica. Arellano Marketing, Investigación y Consultoría.
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PERU,
ROLANDO ARELLANO,
SECTOR SOCIAL
La Política del Gas
Por: Jaime de Althaus Guarderas
EL COMERCIO
21-05-10
Los pueblos quieren gas pero no quieren hidroeléctricas. Quieren un combustible no renovable con efecto invernadero en lugar de una fuente energética renovable y no contaminante. Por supuesto, el gas es menos nocivo que el petróleo, pero mucho más que la energía hidráulica. Y como la inversión en hidroeléctricas no es rentable al precio artificialmente bajo al que se vende el gas del lote 88 a las centrales termoeléctricas, lo que estamos viendo es una participación creciente del gas en la matriz energética en detrimento de la energía de fuente hidráulica. Así, la suma de la presión social y el incentivo económico llevan al Perú a depender crecientemente de un recurso no renovable, de modo que cuando este se agote en unas decenas de años, no tendremos cómo suplirlo con hidroeléctricas que no habremos construido.
No es solo que no hay plan energético de largo plazo. Es que el gas cumple otras funciones. Más que el sucedáneo energético, es el sucedáneo político del petróleo. Sirve para agitar banderas nacionalistas y demagógicas. Para reverdecer el anticapitalismo. Con el gas, la exportación vuelve a ser la expoliación y nos reinstala en el imaginario colonial. Se la rechaza en todos los tonos, y más aún si es al horrendo Chile. La exportación al vecino del sur queda tácitamente prohibida, aun cuando lo que nos pueda pagar ese país sea un precio bastante más alto que el del deprimido mercado mundial. Chile ha construido dos plantas de regasificación para importar gas, y lo tiene que hacer desde Nigeria, con altísimo costo. Si exportamos, es absurdo y primitivo no hacerlo a ese destino, aun cuando al final acabe dándose el desenlace irónico de que el gasoducto surandino, demandado por las “nacionalistas” regiones del sur del país, termine vendiéndole gas (o energía de una termoeléctrica) a Chile para conseguir el mercado que necesita para hacerse rentable. Porque es obvio que en el sur del Perú no hay suficiente salida para un gasoducto que puede costar 2 mil millones de dólares o más.
Son los caminos curiosos que encuentra la historia, si es que los encuentra. Porque puede pasar lo de Bolivia, donde el nacionalismo reivindicativo ha logrado bajar las reservas de 56 TCF a 12 TCF en muy pocos años. Pues las reservas son, en efecto, un concepto dinámico. Crecen si hay inversión, y esta aumenta si hay mercado y se respetan las reglas de juego. Por eso, hay que tener cuidado con los meses que vienen. La competencia electoral inflama los discursos hasta el paroxismo. Ojalá, en medio de la pasión, se conserve la capacidad de salvar el verdadero interés nacional.
EL COMERCIO
21-05-10
Los pueblos quieren gas pero no quieren hidroeléctricas. Quieren un combustible no renovable con efecto invernadero en lugar de una fuente energética renovable y no contaminante. Por supuesto, el gas es menos nocivo que el petróleo, pero mucho más que la energía hidráulica. Y como la inversión en hidroeléctricas no es rentable al precio artificialmente bajo al que se vende el gas del lote 88 a las centrales termoeléctricas, lo que estamos viendo es una participación creciente del gas en la matriz energética en detrimento de la energía de fuente hidráulica. Así, la suma de la presión social y el incentivo económico llevan al Perú a depender crecientemente de un recurso no renovable, de modo que cuando este se agote en unas decenas de años, no tendremos cómo suplirlo con hidroeléctricas que no habremos construido.
No es solo que no hay plan energético de largo plazo. Es que el gas cumple otras funciones. Más que el sucedáneo energético, es el sucedáneo político del petróleo. Sirve para agitar banderas nacionalistas y demagógicas. Para reverdecer el anticapitalismo. Con el gas, la exportación vuelve a ser la expoliación y nos reinstala en el imaginario colonial. Se la rechaza en todos los tonos, y más aún si es al horrendo Chile. La exportación al vecino del sur queda tácitamente prohibida, aun cuando lo que nos pueda pagar ese país sea un precio bastante más alto que el del deprimido mercado mundial. Chile ha construido dos plantas de regasificación para importar gas, y lo tiene que hacer desde Nigeria, con altísimo costo. Si exportamos, es absurdo y primitivo no hacerlo a ese destino, aun cuando al final acabe dándose el desenlace irónico de que el gasoducto surandino, demandado por las “nacionalistas” regiones del sur del país, termine vendiéndole gas (o energía de una termoeléctrica) a Chile para conseguir el mercado que necesita para hacerse rentable. Porque es obvio que en el sur del Perú no hay suficiente salida para un gasoducto que puede costar 2 mil millones de dólares o más.
Son los caminos curiosos que encuentra la historia, si es que los encuentra. Porque puede pasar lo de Bolivia, donde el nacionalismo reivindicativo ha logrado bajar las reservas de 56 TCF a 12 TCF en muy pocos años. Pues las reservas son, en efecto, un concepto dinámico. Crecen si hay inversión, y esta aumenta si hay mercado y se respetan las reglas de juego. Por eso, hay que tener cuidado con los meses que vienen. La competencia electoral inflama los discursos hasta el paroxismo. Ojalá, en medio de la pasión, se conserve la capacidad de salvar el verdadero interés nacional.
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ENERGIA,
JAIME DE ALTHAUS,
PERU
sábado, 15 de mayo de 2010
Los "Nuevos Pobres" ya no son tan Pobres como se Pensaba
EL COMERCIO
15-05-10
El investigador social Rolando Arellano habla sobre los nuevos estilos de vida que hay en el Perú
Por: Pamela Montés para la revista Somos
Rolando Arellano, fundador de la consultora Arellano Márketing, afirma que existen nuevos círculos económicos en el país que hacen que el dinero alcance para todo. Los ricos ya no son tan ricos como se piensa y el empoderamiento de los pobres crece cada vez más.
Existen ahora círculos económicos que hacen que el dinero alcance para más, indica el investigador. La cuestión es cambiar de paradigma, de mentalidad y empezar a ver a la gente bajo otras reglas. “El que piensa ‘cómo se puede vivir con 800 soles al mes’, probablemente es porque paga 14 soles por una hamburguesa. Pero si tu menú te cuesta S/.2,50, entonces los costos de vida son distintos” dijo Arellano.
LOS NUEVOS POBRES NO SON TAN POBRES
Arellano indica que los pobres ya no viven en la miseria como se cree. Existen los que tienen propiedades e ingresos que ya no se pueden medir. Esto se da porque “tienen un costo de vida mucho menor, ganan menos pero les cuesta menos, tienen más educación de lo que uno piensa y son pobres más modernos”, afirmó.
Como ejemplo, afirma que “en Juliaca hay más penetración de Internet que en Lima”.
También el estereotipo de “cholo” va cambiando. “No es lo mismo un cholo sin plata que uno con plata, porque este deja de ser cholo”. Ahora los que antiguamente eran discriminados por “serranos” son los abuelos de las nuevas generaciones limeñas y orgullosas de su pasado.
LOS RICOS TRADICIONALES YA NO SON TAN RICOS
El investigador afirma que el estereotipo de los ricos (blancos, ojos verdes y que hablan inglés fluido) se ha trasladado a otro tipo de gente. Ahora “el rey de la papa” puede tener mucho más ingresos económicos que cualquier miraflorino, pero tiene otro estilo de vida y pasan desapercibidos.
“El que anda en su auto sedán mira (con desprecio) a ese microbusero, pero ese microbús es un Mercedes Benz que cuesta diez veces más que el sedán”. No reparar en ello, indica Arellano, nos puede hacer perder oportunidades de negocio.
¿UN CANDIDATO PARA LOS RICOS Y OTRO PARA LOS POBRES?
En cuanto a cuestiones políticas, ya no existe este estereotipo porque ahora casi todas las clases sociales tienen ingresos y propiedades. Esto es lo que Arellano quiere romper con su nuevo libro “Al medio hay sitio” eliminando todos los paradigmas que distancian a los peruanos.
También indica que su próxima publicación será sobre la revolución de la mujer en nuestro país. “En los próximos años (ella) será el motor de la sociedad”, concluye.
15-05-10
El investigador social Rolando Arellano habla sobre los nuevos estilos de vida que hay en el Perú
Por: Pamela Montés para la revista Somos
Rolando Arellano, fundador de la consultora Arellano Márketing, afirma que existen nuevos círculos económicos en el país que hacen que el dinero alcance para todo. Los ricos ya no son tan ricos como se piensa y el empoderamiento de los pobres crece cada vez más.
Existen ahora círculos económicos que hacen que el dinero alcance para más, indica el investigador. La cuestión es cambiar de paradigma, de mentalidad y empezar a ver a la gente bajo otras reglas. “El que piensa ‘cómo se puede vivir con 800 soles al mes’, probablemente es porque paga 14 soles por una hamburguesa. Pero si tu menú te cuesta S/.2,50, entonces los costos de vida son distintos” dijo Arellano.
LOS NUEVOS POBRES NO SON TAN POBRES
Arellano indica que los pobres ya no viven en la miseria como se cree. Existen los que tienen propiedades e ingresos que ya no se pueden medir. Esto se da porque “tienen un costo de vida mucho menor, ganan menos pero les cuesta menos, tienen más educación de lo que uno piensa y son pobres más modernos”, afirmó.
Como ejemplo, afirma que “en Juliaca hay más penetración de Internet que en Lima”.
También el estereotipo de “cholo” va cambiando. “No es lo mismo un cholo sin plata que uno con plata, porque este deja de ser cholo”. Ahora los que antiguamente eran discriminados por “serranos” son los abuelos de las nuevas generaciones limeñas y orgullosas de su pasado.
LOS RICOS TRADICIONALES YA NO SON TAN RICOS
El investigador afirma que el estereotipo de los ricos (blancos, ojos verdes y que hablan inglés fluido) se ha trasladado a otro tipo de gente. Ahora “el rey de la papa” puede tener mucho más ingresos económicos que cualquier miraflorino, pero tiene otro estilo de vida y pasan desapercibidos.
“El que anda en su auto sedán mira (con desprecio) a ese microbusero, pero ese microbús es un Mercedes Benz que cuesta diez veces más que el sedán”. No reparar en ello, indica Arellano, nos puede hacer perder oportunidades de negocio.
¿UN CANDIDATO PARA LOS RICOS Y OTRO PARA LOS POBRES?
En cuanto a cuestiones políticas, ya no existe este estereotipo porque ahora casi todas las clases sociales tienen ingresos y propiedades. Esto es lo que Arellano quiere romper con su nuevo libro “Al medio hay sitio” eliminando todos los paradigmas que distancian a los peruanos.
También indica que su próxima publicación será sobre la revolución de la mujer en nuestro país. “En los próximos años (ella) será el motor de la sociedad”, concluye.
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PERU,
ROLANDO ARELLANO,
SECTOR SOCIAL
jueves, 6 de mayo de 2010
Enfriamiento: Turno del BCRP
Por: Waldo Mendoza B Economista*
EL COMERCIO
06-05-10
El Ministerio de Economía y Finanzas ha anunciado el inicio de una política fiscal contractiva. Por su parte, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) está listo para “adoptar ajustes preventivos en la posición de la política monetaria”. Esos ajustes se iniciarían con un alza de la tasa de encaje. Esa política es dañina para la política monetaria y, en ciertas condiciones, inútil.
En un régimen de metas de inflación, la tasa de interés de referencia es el instrumento de la política monetaria. Pero a principios del 2008, el BCR resucitó el viejo instrumento de la tasa de encaje y parece que volverá a usarlo hoy. El argumento es que el alza de la tasa de encaje enfría la economía e impide la caída del tipo de cambio, mientras que si se sube la tasa de referencia solo se consigue el enfriamiento.
Casi ningún banco central moderno usa la tasa de encaje como instrumento. Sus razones tienen.
Primero, la tasa de encaje debilita la potencia de la política monetaria. La tasa de interés de referencia afecta las tasas de interés de largo plazo y de esta manera a la economía.
El uso prolongado de este instrumento fortalece el vínculo entre las tasas de corto y largo plazo. El uso de otros instrumentos sustitutos debilita este efecto traspaso.
Segundo, subir la tasa de encaje puede ser inútil. Es el caso cuando ante un alza en la tasa de encaje, banqueros optimistas no recortan su oferta de préstamos y prefieren desprenderse de los bonos que poseen.
Tercero, si ante una mayor tasa de encaje banqueros menos optimistas deciden recortar el crédito bancario, esto producirá tendencias alcistas en la tasa de interés interbancaria, que el BCRP anulará, inyectando soles, para no mover la tasa de interés.
Hay una ruta más limpia de enfriar la economía, sin hacer caer el precio del dólar. Elevar la tasa de interés de política, con lo que se enfría la economía, y al mismo tiempo, hacer compras esterilizadas de dólares, con lo que se anula el efecto de la tasa de interés sobre el tipo de cambio.
(*) Jefe del Departamento de Economía de la PUCP
EL COMERCIO
06-05-10
El Ministerio de Economía y Finanzas ha anunciado el inicio de una política fiscal contractiva. Por su parte, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) está listo para “adoptar ajustes preventivos en la posición de la política monetaria”. Esos ajustes se iniciarían con un alza de la tasa de encaje. Esa política es dañina para la política monetaria y, en ciertas condiciones, inútil.
En un régimen de metas de inflación, la tasa de interés de referencia es el instrumento de la política monetaria. Pero a principios del 2008, el BCR resucitó el viejo instrumento de la tasa de encaje y parece que volverá a usarlo hoy. El argumento es que el alza de la tasa de encaje enfría la economía e impide la caída del tipo de cambio, mientras que si se sube la tasa de referencia solo se consigue el enfriamiento.
Casi ningún banco central moderno usa la tasa de encaje como instrumento. Sus razones tienen.
Primero, la tasa de encaje debilita la potencia de la política monetaria. La tasa de interés de referencia afecta las tasas de interés de largo plazo y de esta manera a la economía.
El uso prolongado de este instrumento fortalece el vínculo entre las tasas de corto y largo plazo. El uso de otros instrumentos sustitutos debilita este efecto traspaso.
Segundo, subir la tasa de encaje puede ser inútil. Es el caso cuando ante un alza en la tasa de encaje, banqueros optimistas no recortan su oferta de préstamos y prefieren desprenderse de los bonos que poseen.
Tercero, si ante una mayor tasa de encaje banqueros menos optimistas deciden recortar el crédito bancario, esto producirá tendencias alcistas en la tasa de interés interbancaria, que el BCRP anulará, inyectando soles, para no mover la tasa de interés.
Hay una ruta más limpia de enfriar la economía, sin hacer caer el precio del dólar. Elevar la tasa de interés de política, con lo que se enfría la economía, y al mismo tiempo, hacer compras esterilizadas de dólares, con lo que se anula el efecto de la tasa de interés sobre el tipo de cambio.
(*) Jefe del Departamento de Economía de la PUCP
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MACROECONOMIA,
PERU,
WALDO MENDOZA
Mirada a la Productividad
Por: Richard Webb, Economista
EL COMERCIO
06-05-10
La contratación de un costoso jugador no hace al equipo. Pizarro o Messi probablemente no sacarían al Sporting Huancayo del fondo de la tabla. Para estar arriba se requiere una buena gestión del equipo como un todo. En la economía pasa algo similar: no es una seguidilla de inversiones la que levanta al país, sino la calidad y la eficiencia en el manejo de todos los recursos, los nuevos y los que ya estaban.
La historia económica lo comprueba. En las últimas décadas hemos vivido dos etapas con resultados dramáticamente diferentes. La primera duró veinte años, de 1970 a 1990, y en ese período se hizo un esfuerzo importante para desarrollar al país a través de la inversión. En promedio, las nuevas inversiones alcanzaron el no despreciable nivel de 21% del producto nacional.
Se llevaron a cabo ingentes inversiones de todo tipo, en fábricas, carreteras, energía, minas y negocios diversos, un gasto que sumó nada menos que un quinto de la riqueza nacional en todo ese período. Pero el resultado de todo ese sacrificio fue cero, incluso negativo, porque al final el país estaba más pobre que cuando se inició el período. Inversión tras inversión se fueron al agua.
La segunda etapa empezó en 1990 y continúa aún. Nuevamente se han venido realizando importantes inversiones de todo tipo, que llegaron a representar la apreciable cifra de 20% del producto nacional. Sin embargo, esta vez, el resultado ha sido notablemente superior: el nivel de vida promedio de la población se ha elevado en 74% y la pobreza se ha reducido. Se ha logrado muchísimo más, invirtiendo incluso un poco menos. La diferencia ha sido que además de invertir, hemos elevado la productividad de todo lo que tenemos.
Lo que cambió fue la manera de gestionar la economía como un todo, especialmente integrándonos al resto del mundo, y cuidando más la estabilidad monetaria. Algunos dirían que hemos pasado de una economía intervencionista a una neoliberal. Según cifras publicadas por el economista Félix Jiménez, el resultado de los años intervencionistas fue un colapso de 50% en la productividad. Lo que se invertía con una mano, se borraba con la otra. El resultado de la nueva gestión es inmensamente más favorable en cuanto a la productividad.
Curiosamente, las cifras de Jiménez fueron citadas por la página web Otra Mirada para sostener: “El modelo neoliberal no promueve la productividad”. Lo que dicen la historia y las cifras de Jiménez es exactamente lo contrario. Sugiero una nueva mirada.
EL COMERCIO
06-05-10
La contratación de un costoso jugador no hace al equipo. Pizarro o Messi probablemente no sacarían al Sporting Huancayo del fondo de la tabla. Para estar arriba se requiere una buena gestión del equipo como un todo. En la economía pasa algo similar: no es una seguidilla de inversiones la que levanta al país, sino la calidad y la eficiencia en el manejo de todos los recursos, los nuevos y los que ya estaban.
La historia económica lo comprueba. En las últimas décadas hemos vivido dos etapas con resultados dramáticamente diferentes. La primera duró veinte años, de 1970 a 1990, y en ese período se hizo un esfuerzo importante para desarrollar al país a través de la inversión. En promedio, las nuevas inversiones alcanzaron el no despreciable nivel de 21% del producto nacional.
Se llevaron a cabo ingentes inversiones de todo tipo, en fábricas, carreteras, energía, minas y negocios diversos, un gasto que sumó nada menos que un quinto de la riqueza nacional en todo ese período. Pero el resultado de todo ese sacrificio fue cero, incluso negativo, porque al final el país estaba más pobre que cuando se inició el período. Inversión tras inversión se fueron al agua.
La segunda etapa empezó en 1990 y continúa aún. Nuevamente se han venido realizando importantes inversiones de todo tipo, que llegaron a representar la apreciable cifra de 20% del producto nacional. Sin embargo, esta vez, el resultado ha sido notablemente superior: el nivel de vida promedio de la población se ha elevado en 74% y la pobreza se ha reducido. Se ha logrado muchísimo más, invirtiendo incluso un poco menos. La diferencia ha sido que además de invertir, hemos elevado la productividad de todo lo que tenemos.
Lo que cambió fue la manera de gestionar la economía como un todo, especialmente integrándonos al resto del mundo, y cuidando más la estabilidad monetaria. Algunos dirían que hemos pasado de una economía intervencionista a una neoliberal. Según cifras publicadas por el economista Félix Jiménez, el resultado de los años intervencionistas fue un colapso de 50% en la productividad. Lo que se invertía con una mano, se borraba con la otra. El resultado de la nueva gestión es inmensamente más favorable en cuanto a la productividad.
Curiosamente, las cifras de Jiménez fueron citadas por la página web Otra Mirada para sostener: “El modelo neoliberal no promueve la productividad”. Lo que dicen la historia y las cifras de Jiménez es exactamente lo contrario. Sugiero una nueva mirada.
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