Por: Julio Luque Ingeniero
EL COMERCIO
23-02-09
La crisis está llegando, lenta e implacablemente. Me hace recordar la subida a Pasamayo, cuando se advierten los primeros bancos de niebla y las luces de los autos en sentido contrario auguran una densa bruma en la cima. Sin embargo, la crisis es todavía un tema más de mentes que de bolsillos, pues aún no hay indicadores confiables que confirmen una recesión. Hay muchos rumores y titulares acerca de desgracias económicas en otros países; además de la persistencia de algunos analistas y periodistas de confundir desaceleración con decrecimiento.
Ante la llegada de la crisis mucho se habla de los perdedores. Es decir, de los exportadores en general, los productores de materias primas cuyos precios se han desplomado, los vendedores de bienes durables, los operadores de entretenimiento y turismo. No obstante, poco se dice de los ganadores. Y es que a río revuelto, ganancia de pescadores.
A juzgar por lo que he visto y vivido en las últimas semanas, me atrevo a pronosticar que serán las empresas peruanas —en contraposición a las multinacionales— las que saldrán fortalecidas. Y no me refiero a que sea resultado de la inocua campaña Cómprale al Perú. Ocurre que, en primer lugar, el acceso al crédito para empresas y consumidores tiene menos restricciones en el Perú que en el resto del mundo. La inmejorable salud de nuestro sistema financiero, unida al hecho de que la mayoría de colocaciones está aún en manos de bancos peruanos, cuyos directorios toman decisiones en Lima, hace que el crédito siga fluyendo con normalidad. Obviamente, con mayores cuidados que antes.
Por otra parte, muchas subsidiarias de empresas multinacionales establecidas en el Perú, a pesar de los buenos resultados locales, están recibiendo órdenes terminantes para reducir gastos, congelar inversiones y paralizar proyectos. Estas decisiones, sin duda, las obligarán a ceder posiciones en el mercado local.
Pero eso sí, uno no puede ganarse la lotería si no compra un boleto. Es un momento de recordar la respuesta de Sam Walton, fundador de Wal Mart, cuando un periodista le preguntó qué pensaba hacer ante la crisis que se avecinaba en 1991: “La hemos analizado detenidamente y hemos decidido no participar”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario