Por: Óscar Ugarteche*
EL COMERCIO
28-02-09
El director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, Strauss Kahn, dijo recientemente que esta crisis sería de cinco años de bajada y luego una década de estabilidad en el fondo, al modo de la crisis japonesa. Gordon Brown, el primer ministro inglés, dijo lo mismo. Algunos analistas anglosajones han venido diciendo desde el inicio que esta crisis tendría forma de V o de U, es de decir, que bajaría y rebotaría de inmediato. Cuando la recesión estadounidense fue reconocida en diciembre del 2008, un año después de iniciada, ya escasamente se podía hablar de V. Ya tampoco de recesión.
El 13 de febrero del 2009, en el “New York Times” apareció la noticia que los 50 mayores bancos de EE.UU. estaban quebrados, en la visión de los analistas financieros más prestigiosos de dicho país. Esto fue acompañado por una entrevista en radio Deutsche Welle a Joseph Stiglitz, el economista que ganó el Nobel en el 2001, allí dijo lo mismo y afirmó que había que nacionalizar la banca. La discusión sobre la nacionalización de la banca en Inglaterra y Estados Unidos en el inicio de la primera depresión económica del siglo XXI es importante que sea leída en América Latina, donde nacionalizamos y privatizamos la banca dos veces desde los 80 —cuando tuvimos depresión económica. La razón de esta política, explican, es darle estabilidad a la economía y no tanto un argumento ideológico, como se empecinaron algunos en afirmar hace 20 años.
El problema es que la bajada sigue y los centenares de miles de millones de dólares que se están inyectando en los bancos en la forma de acciones preferentes en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania e Islandia, acompañados por la compra de carteras pesadas, no logra que regrese el crédito al consumo, ni a la producción, ni al comercio internacional, ni mucho menos a los proyectos de desarrollo.
Lo que está contagiando la crisis estadounidense y del G7 al resto del mundo, más que la baja de precios de commodities, es la sequía del crédito. Si se recuerda la crisis de 1929 a 1934, esto fue seguido de una sequía de crédito internacional privado que duró hasta los años 60, cuando se estableció el euromercado. Si se mira la crisis de 1872 a 1876 se puede apreciar la sequía crediticia duró hasta inicios del siglo XX. Si se mira la crisis japonesa de 1990, la bajada fue de enero de 1990 a diciembre de 1994 y luego la estabilidad en el fondo de 1995 en adelante, con la excepción breve de la vuelta del siglo, y se reconoce la misma falta de crédito.
La forma de esta crisis es una L con un brazo horizontal muy largo. La bajada es el período de las quiebras de las empresas con tecnología obsoleta y del sistema financiero montado sobre el financiamiento de la actividad económica. El piso es el período en que se reestructura el aparato productivo con las nuevas tecnologías y, en este caso, las nuevas energías. Es el momento de la nueva industrialización.
* Economista-Investigador Principal del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
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