martes, 4 de noviembre de 2008

Perú Intacto

Por Ricardo Lago
BCRP
27-10-08


A mediados de octubre, en la Reunión Anual del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, el Ministro de Finanzas de Perú, Luis Valdivieso, anunció su intención de emitir bonos a 30 años por US$ 600 millones. ¿Los actuales turbulentos mercados de capitales aceptarán un nuevo bono emitido por un país emergente?

La respuesta espontánea es no, pero Perú podría ser una excepción. La paradoja es que Perú podría tener éxito en el mercado de capitales precisamente porque no necesita el dinero. Perú ha estado teniendo superávit presupuestal por varios años y el nivel de su deuda pública es bajo. De hecho, Perú es uno de los pocos países donde las reservas internacionales del Banco Central (US$ 35 mil millones o 26% del PBI) exceden el total de la deuda pública interna y externa (US$ 30 mil millones). En otras palabras, el sector público en Perú es un acreedor neto. Los ingresos por esos bonos no son necesarios para pagar gastos corrientes, más bien las autoridades tienen la
intención de usar esos recursos para recomprar bonos peruanos de corto plazo de los inversionistas. Con esta operación se elevaría el plazo de vencimiento promedio de la deuda externa que actualmente es de 11 años.

La crisis financiera internacional de los últimos dos meses ha enfatizado la fortaleza de las finanzas peruanas. A diferencia de otras economías latinoamericanas, el tipo de cambio del Nuevo Sol –la moneda peruana- se ha mantenido estable con moderadas intervenciones del Banco Central y la tasa de interés interbancaria no ha cambiado mucho. Más aún, las autoridades no han salido al rescate de ninguna gran institución financiera o corporación. Es sumamente lamentable que estos logros fueran ensombrecidos por un escándalo de corrupción que impulsó una renovación parcial del gabinete ministerial.

Además de fundamentos fiscales y monetarios sólidos, Perú tiene un sistema bancario relativamente pequeño pero fuerte, con activos totales alrededor de un tercio de su PBI. Los bancos están adecuadamente capitalizados, bien supervisados y extremadamente líquidos. Alrededor de la mitad de los depósitos totales están colocados en los fondos de encaje o en deuda oficial. El Banco Central está bien posicionado para inyectar suficientes soles y liquidez en dólares relajando los requerimientos de encaje o recomprando valores emitidos por el mismo instituto emisor. La estructura del sector bancario también ayuda. Cuatro grandes bancos representan tres cuartas partes de la intermediación bancaria total; y dos de ellos pertenecen a la banca internacional, BBVA de España y Scotiabank de Canadá, hasta ahora sobrevivientes de la reciente crisis. Los bancos peruanos operan con bajo coeficiente de endeudamiento (inferior a diez a uno) y practican un estilo bancario tradicional: préstamos con garantía.

Una corrida de depósitos bancarios es impensable y no tendría éxito. La razón es que el total de depósitos del sistema (cerca de US$ 29 mil millones de dólares) es inferior a las reservas internacionales del Banco Central. Asimismo, las autoridades tienen disposición de cortar de raíz cualquier ataque especulativo contra el nuevo sol.

Es evidente que, a raíz de la esperada recesión internacional, la tasa de crecimiento del PBI será inferior al 10% esperado para 2008, habiendo registrado un 7% promedio en los últimos seis años. Una disminución en las exportaciones y flujos de capitales sin duda perjudicará los ingresos, la recaudación tributaria y la balanza de pagos. Sin embargo, los analistas proyectan que Perú crecería tanto para 2009 y 2010 en más de 5%. Hay tres factores claves que sostienen esta proyección. La primera son los compromisos de inversión extranjera directa en proyectos en ejecución que en total suman US$ 8 mil millones de dólares al año. La segunda es la disposición de las autoridades para ejecutar política fiscal contracíclica debido a los sólidos fundamentos presupuestales y al manejo de deuda. Y el tercero es la viabilidad de mantener el ritmo de préstamos para inversión local y de vivienda en vista de la buena condición del sistema bancario.

Perú es un caso real de éxito del libre mercado y disciplina fiscal. El libre comercio ha permitido que las exportaciones se multipliquen por nueve veces en menos de dos décadas. Tras progresivas reducciones arancelarias unilaterales efectuadas en el marco de la OMC, Perú firmó recientemente un acuerdo de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y está negociando acuerdos con la Unión Europea y China. El Perú también es un caso de recuperación macroeconómica. Sólo hace 18 años atrás era un caso perdido con moratoria con todos sus acreedores externos -incluido el FMI y el Banco Mundial- y con una hiperinflación persistente. Hoy, Perú es una economía con rápido crecimiento y su sector público es un acreedor neto. En reconocimiento, a principios de 2008 las agencias de calificación S&P y Fitch elevaron la calificación crediticia del Perú al selecto grupo de países con grado de inversión.

El Banco Central de Reserva del Perú merece mucho crédito en el éxito conseguido por el país. Es una institución independiente, con personal de economistas competentes que miran a la banca central como un trabajo de toda la vida. La acumulación de reservas internacionales (RIN), a un nivel equivalente a la cuarta parte del PBI no es en absoluto fácil, y es aún más difícil en un país en desarrollo agobiado con fuertes demandas sociales. Este nivel de reserva, usado como efecto amortiguador, está dando sus frutos en estos días críticos. En esencia, el Perú ha suscrito su propia póliza de seguro.

¿Y la pobreza? El resultado final de las políticas de libre mercado de Perú ha sido una constante reducción de la pobreza. Desde 2003 hasta 2007, la tasa de pobreza -tal como lo define el Banco Mundial - se redujo de 52% a 39% y la pobreza extrema se ha aliviado de 21% a 14%. En los primeros dos años de su segundo mandato, el Presidente Alan García ha demostrado un firme compromiso con la reducción de la pobreza en virtud de las políticas macroeconómicas sostenibles. Esto muestra un agudo contraste con su primer mandato, de 1985 a 1990, cuando trató de luchar contra la pobreza en el marco de políticas macroeconómicas erróneas. El liderazgo y carisma del Presidente García está ahora en la raíz de la jornada de éxito del Perú, en medio de esta tormenta financiera sin precedente.

Si no se necesita dinero, ¿por qué entonces las autoridades están decididas a emitir un bono en medio de la actual crisis de los mercados financieros? Una razón puede ser la de dar una señal de sus propias fortalezas macroeconómicas a los mercados de capitales, en un momento en que las vulnerabilidades de todos los países han sido llevadas a una prueba de fortaleza extrema. Además, el éxito en la colocación de los bonos con los inversores probará el punto en el cual la economía pueda aprovechar el capital privado -incluso en mercados turbulentos- en contraposición a confiar exclusivamente en el financiamiento "de emergencia " por parte del FMI y del Banco Mundial.

Mientras que, algunos escépticos y abatidos banqueros se encogieron de hombros ante las oportunidades que ofrecían los bonos peruanos, otros banqueros de inversión corrieron a Lima para presentar sus ofertas.

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