Por: Óscar Ugarteche*
EL COMERCIO
26-11-10
El presidente de la FED, Ben Bernanke, ha anunciado la compra de bonos del Tesoro por US$600.000 millones y con eso ha desatado una discusión previa a la reunión del G-20 sobre control de capitales. Se le llama QE2 –‘quantitative easing’– porque es la segunda emisión inorgánica de dólares desde el inicio de la crisis en agosto del 2007. Se recordará que entre agosto y noviembre del 2008 hubo una emisión de liquidez por US$500 mil millones con el fin de paliar el impacto del cierre crediticio y la caída de precios que de allí derivaba. El efecto fue la revaluación de las monedas alrededor del mundo y un ataque especulativo contra el euro.
El hecho de que Estados Unidos inyecte 1% del PBI mundial en liquidez sin soporte productivo ha generado preocupaciones sobre la inflación mundial. Para Estados Unidos, que está al borde de la deflación, esta inyección equivalente al 4,3% de su PBI es una búsqueda de una recuperación de precios y una reactivación económica que no termina de llegar y que, antes bien, parece estar en fase de recaída.
El proceso inmediato de recompra de bonos le dará a los tenedores de bonos, bancos de inversión –actuando por cuenta propia o por terceros en general– dinero en efectivo para invertir en mercados más rentables que el de bonos del Tesoro. Con tasas de interés en 0,25% en dichos bonos, los agentes buscarán valores más rentables alrededor del mundo y en casa. La primera estimación es que se verán burbujas en las bolsas de valores del mundo.
La segunda proyección es que, al ingresar los dólares a los mercados emergentes, los tipos de cambio se revaluarán aun más, lo que, visto a la inversa, refleja la devaluación del dólar que Geithner está pidiendo para sacar, vía exportaciones, a Estados Unidos de la crisis.
La tercera proyección es que, río abajo eventualmente, una leve alza de la tasa de interés en dólares llevará de regreso a casa esos dólares, generando devaluaciones simultáneas masivas alrededor del mundo, lo que tendrá un efecto recesivo global.
Ante esto, en el entorno del G-20 se discute la necesidad de controles al ingreso de capitales, y se vuelve a abrir la discusión ya cerrada sobre un impuesto a las transacciones financieras. Por si las dudas, distintos países han comenzado a aplicar medidas de control al ingreso de capitales por la vía impositiva. Martin Wolf del “Financial Times” anticipó, el 11 de noviembre pasado, que fluirán US$244 mil millones en capitales de corto plazo hacia las economías emergentes, 40% del total emitido sin respaldo.
(*) Economista, Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, México
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