Por: Luis Felipe Gamarra
EL COMERCIO
04-03-10
Personalidades. Los periodistas nos topamos con varios tipos de economistas que, más allá de sus ideologías, son personajes dignos de un análisis aparte. Sin ellos, escribir sobre temas de economía sería insoportable.
Se dice que los economistas pasan los primeros seis meses del año elaborando pronósticos de lo que va a pasar. ¿Y qué hacen los últimos seis meses? Tratan de explicar por qué motivos no se cumplieron sus pronósticos. Para John Kenneth Galbraith (1908-2006), profesor de Harvard, los economistas —a pesar de que él era uno— en vez de construir modelos numéricos que eleven la calidad de vida, han fabricado teorías alejadas del mundo real, sin posibilidad de aplicación práctica, que no suscitan debate ni emoción, porque solo han servido para ajustar las políticas públicas a los intereses económicos de las clases dominantes.
En este contexto, según Galbraith, existen dos tipos de economistas: “Los que no tenemos ni idea y los que no saben ni eso”. En el Perú, afortunadamente, no sucede eso. Existen más tipos de economistas que, más allá de su sabiduría, utilidad, exactitud o ideología, hacen del periodismo económico una fórmula más entretenida, encendida y polémica que la que describe el célebre economista.
Este ensayo, a manera de epítome educativo, intenta agrupar, con la falta de rigor del caso, a los voceros más ilustres de una de las ciencias —tras la última crisis económica— menos precisas que existen en el mundo académico. ¿Cuál de estos hará la “chancha” para mantener a la “mancha” unida?
El Extremista
En una esquina, la izquierda; en la otra, la derecha. Son los más ideologizados. Para unos su modelo sacará al Perú de la pobreza. Para los otros, ese modelo hará más ricos a los ricos. Para unos, su modelo hará al Perú más justo. Para los otros, el Perú retrocederá lo avanzado. Unos siguen a Keynes, otros a Friedman.
Capitalistas neoliberales o comunistas totalitarios. Admiradores de Chávez o Bachelet, siempre en polos opuestos. Su cuadrilátero son las columnas de opinión: desdeñando los argumentos de sus contrapartes, adjetivando elegantemente a su polo opuesto como “esbirro de los ricos” o “explotador de los pobres”.
El Promedio
Dícese de los artistas de la retórica. Por un lado afirman que es probable que el PBI no crecerá como lo asegura el gobierno pero, párrafos más abajo, indican que sí podrá hacerlo, porque todo, en suma, dependerá, como sucede toda la vida, de factores ajenos a la economía.
Nunca lanza una cifra alta o baja: el economista promedio siempre proyecta la cifra que está al medio. Si unos afirmaban que el 2009 íbamos a crecer entre 5% y 1%, este experto afirmaba, sin demostrar su fórmula ni sus argumentos, que íbamos a crecer alrededor del 3%. La doctrina del economista promedio está al centro, derecha o izquierda, pero de centro.
Los Mediáticos
Tienen programa de radio, escriben en diarios o son los más entrevistados por los noticieros. Son los primeros en contestar el teléfono, siempre poseen una respuesta inteligente (o casi siempre), con los números precisos (o no). Y si no saben algo, lo inventan. Saben que “el numerito” vende, saben por dónde está el titular.
Opinan sobre todos los temas, y si se trata de debates políticos, análisis de coyuntura o sobre la arena electoral, mejor aun. Por ese motivo aparecen en todas las secciones de un periódico, pero sobre todo en sociales, junto a presidentes o estrellas de rock.
Los Teóricos
Son los políticamente correctos. A veces son profesores de universidad, posgrado o escuelas de negocio. Otras veces forman parte de las consultoras más reputadas. Sus análisis son moderados y muchas veces certeros. Son bastante prácticos, con la estadística a la mano, como una mezcla entre el promedio y el mediático, pero menos promedio y menos mediático.
Los Proféticos
Son los Nostradamus de la economía. Vaticinan lo que pasará al inicio de un gobierno, una crisis o una bonanza. No importa el tiempo, son capaces de adelantarse uno, cinco, o los años que faltan para el 2021. Los hubo durante la dictadura de Velasco —en la que dijeron que la reforma agraria iba a tener éxito— o la primera administración de García, en la que estos profetas dijeron que las críticas contra la heterodoxia económica del Apra eran infundadas. Y, claro, como sucede con los pronósticos de Agatha Liz o Pochita, no la chuntaron
Los Excéntricos
Llaman la atención. Parecen no tener credibilidad, pero muchas veces, pese a ser los menos mediáticos, son los más lúcidos. No creen en ningún modelo. Son los más pesimistas, pero justamente por su poca fe en los presidentes, los partidos y sus políticas públicas atinan.
Esta es una tipología sobre los tipos de economistas con los que nos topamos los que cubrimos la economía. Sin ellos, o gracias a ellos, la economía sería insoportable. Esta no es una crítica, sino un homenaje
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