viernes, 12 de marzo de 2010

¿Puede ser Perú exportador de energía?

Por: Jaime Quijandría*
AMÉRICA ECONOMÍA
06-01-10

El Perú puede ser un exportador de energía si nos lo proponemos seriamente. No obstante, para que ello suceda se tienen que conjugar varios factores.

Resulta curioso como el debate periodístico, a veces un tanto superficial, puede pasar de un extremo al otro respecto del mismo tema. En julio de 2009, el presidente de la República mencionó en su discurso ante el Congreso que como consecuencia de cambios introducidos en los contratos de gas, a fin de viabilizar la exportación de LNG, el Perú corría el riesgo de quedar desabastecido de energía. A los treinta días –exactos–, el ministro del sector informó al país que, gracias a la renegociación llevada a cabo por el gobierno, el abastecimiento de gas para el mercado interno estaba asegurado. Los detalles y modificaciones contractuales no se conocen todavía pero, tanto el gobierno como el consorcio que opera el gas natural en el Perú, han repetido hasta la saciedad que existe balance entre oferta y demanda cuando menos hasta 2016. Para completar la figura, una empresa que explora por gas en un lote vecino a Camisea anunció un hallazgo importante y este se celebró por todo lo alto en Palacio de Gobierno.

Con ocasión de su discurso en la inauguración de una planta de generación térmica, el presidente García vuelve a la carga y plantea la conveniencia de que el Perú se convierta en exportador de electricidad, lo cual implica ser exportador de gas dada la composición de nuestra matriz energética. El ciudadano común y corriente se pregunta: ¿Cómo en tan poco tiempo pasamos de la escasez a la abundancia? La explicación es muy simple: ni fue cierto que estuvimos al borde del colapso por falta de gas ya que esto no pasó de unos cuantos apagones que los tienen todos los sistemas eléctricos de vez en cuanto, ni tampoco tenemos tanta energía como para anunciar que exportaremos por todas las fronteras en un plazo breve.

La situación de supuesta escasez fue dramatizada al extremo por supuestos especialistas que, como siempre, buscan notoriedad para una eventual carrera política. Unos achicaron las reservas y otros inflaron artificialmente las cifras de consumo. Los medios de comunicación las repitieron sin ninguna evaluación y se llegó a generar una emergencia que sólo existió en los titulares de medios. Otros, un poco más allá, sumaron niveles de consumo que correspondían a períodos diferentes. Es decir, sumaban los consumos estimados del año 2012 con los de 2015 y de esa forma la oferta nunca cuadraba con demanda.

Otro tema es el potencial energético del país. Es por todos conocido que por su ubicación geográfica con relación a la Cordillera de los Andes, el Perú tiene un potencial de generación hidroeléctrica de 60.000 a 80.000 megavatios. Siendo la demanda actual del orden de 6.000 MW, el sobrante potencial es inmenso.

Por el lado del gas hay menos consenso. No respecto del potencial que todos aceptan, sino que algunos analistas desinformados sobre las reglas de la industria y las finanzas quieren tener asegurado el consumo de cuando menos 40 años para aceptar hablar de exportación. En cualquier caso las reservas probadas, probables y posibles nos llevan a niveles de 30 trillones a 40 trillones de pies3 (TCF), siendo el consumo interno anual de 0,1 a 0,2 de TCF. Otra vez el excedente exportable es inmenso.

En el paquete de energías renovables resulta más difícil encontrar consenso. Tenemos potencial eólico, geotérmico y de biomasa. Se puede desarrollar también la energía solar y fotovoltaica. ¿Cuánto podrán aportar conjuntamente a la oferta de energía en los próximos años? Es difícil de establecer. Pero como todos sabemos, el potencial solo no hace una industria. Se requiere inversión de gran magnitud y de recuperación lenta. Se requiere buenos proyectos en manos de promotores calificados y con experiencia. Se requiere de un marco legal y regulatorio estable. Se requiere de un entorno macroeconómico adecuado para permitir la financiación de estos proyectos en términos convenientes. Se requiere de un manejo ambiental y social adecuado que potencie los beneficios de cada proyecto. Por último, aunque no menos importante, se requiere liderazgo de los gobiernos nacional, regional y local y su participación en estos emprendimientos. El Perú cuenta ciertamente con el potencial. El resto está en proceso de construcción y hay un inmenso espacio para mejorar. Sí, el país puede ser un importante exportador de energía si nos lo proponemos seriamente.

*Jaime Quijandría es Socio de Laub & Quijandría Consultores y Abogados.

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