Por: Alfredo Torres
SEMANA ECONÓMICA
20-02-12
Con el crecimiento que ha tenido el Perú en las últimas dos décadas, algunos analistas sostienen que el país ha dejado de tener una estructura socioeconómica piramidal para desarrollar la forma de un rombo, con una creciente clase media emergente, el nivel socioeconómico (NSE) C, ubicado en el espacio central entre los más pudientes NSE A y B arriba y los sectores populares o NSE D y E abajo.
Los cálculos de la Asociación Peruana de Investigación de Mercados (APEIM) para Lima parecen confirmar esta hipótesis ya que los NSE AB suman 21%, el C 35%, el D 31% y el E 13%. Un estudio reciente de Ipsos APOYO, sin embargo, revela que si bien la estructura social en algunas ciudades del interior es similar a la capital, especialmente Arequipa, Ica y Trujillo, cuando las ciudades son más pequeñas, los NSE AB se reducen considerablemente, el C se contrae y crecen los NSE D y E. La situación se vuelve extrema en el ámbito rural donde el NSE C es el que tiende a desaparecer, el D se encoge y el E se vuelve hegemónico. El resultado agregado es que el Perú sigue siendo una pirámide, donde el NSE A es apenas 2%, el B 7%, el C 20%, el D 30% y el E 41%.
¿El Perú avanza? Si, pero más lento de lo que se cree. La aplicación de la misma fórmula APEIM de NSE a los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del INEI del 2003 muestra que en ocho años los NSE ABC han crecido de 20 a 29% mientras el tamaño del NSE D ha permanecido constante en 29-30% y el NSE E ha disminuido de 51 a 41%. Hay progreso pero no tanto como el que se ve o se quiere ver desde la parte de arriba de la pirámide.
Los avances más significativos de los últimos cuatro años se han dado en el uso de electrodomésticos y tecnología en las grandes ciudades. Por ejemplo, los hogares de NSE C que cuentan con una computadora pasaron de 26 a 46%, los hogares de NSE D que tienen una refrigeradora crecieron de 49 a 59% y los hogares de NSE E que poseen un teléfono celular saltaron de 31 a 77%.
Los contrastes en el progreso son notables. Por ejemplo, la mayor parte de la población rural continúa residiendo en viviendas con piso de tierra, sin servicios higiénicos y cocina de leña, pero la mitad de ellos tienen ya televisores y teléfonos celulares.
Es difícil saber con precisión cuales son los ingresos familiares de los peruanos. La encuesta de Ipsos APOYO al jefe del hogar llega a un cifra promedio de ingreso monetario ordinario de alrededor de 9000 soles al mes en el NSE A, 2700 en el B, 1400 en el C, 900 en el D y 600 en el E. Si consideramos los ingresos de los demás miembros del hogar y los ingresos extraordinarios probablemente las cifras totales sean 30-40% mayores, que es lo que recoge la ENAHO. Ambas mediciones encuentran que los ingresos vienen creciendo año a año, especialmente entre los más pobres. Sin embargo, desde la perspectiva de lo que se conoce como el ingreso subjetivo, solo el 4% de los peruanos declara que su ingreso le alcanza holgadamente y el 28% ajustadamente, mientras que el 51% sostiene que no le alcanza, que enfrenta algunas dificultades, y el 17% que sufre grandes dificultades.
Paradójicamente, la percepción de que el dinero "no alcanza" se ha incrementado en los últimos años, lo cual podría atribuirse a un desborde de expectativas pero también al incremento en los precios de los alimentos. Según APOYO Consultoría, en los últimos cuatro años la inflación de alimentos ha sido de 22%, debido a la mayor demanda de China, mientras otros bienes y servicios han subido 9%. Esto es especialmente crítico en los NSE D y E donde la compra de alimentos representa más del 60% del presupuesto familiar.
Dicen que la diferencia entre un optimista y un pesimista es que el primero ve un vaso de agua medio lleno y el segundo medio vacío. La realidad es que “el vaso” del desarrollo se está llenando, lo que es positivo, pero todavía falta mucho para saciar la sed de todos los peruanos.
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