Por: Eduardo Morón *
EL COMERCIO
03-12-11
Para muchos desinformados la actividad minera se puede reducir a agarrar un pico y una pala; la actividad no implica ningún esfuerzo tecnológico, no hay nada de sofisticado. Como las exportaciones de minerales están clasificadas como tradicionales, algunos suponen que se utilizan métodos tradicionales, por no decir ancestrales o artesanales.
Me imagino que estarán pensando en la minería informal, en la minería artesanal. La minería formal y por tanto la exportación de minerales es por el contrario una actividad donde la tecnología de punta está en todos lados. Desde la manera como se lleva a cabo la exploración y prospección hasta las complejidades de la explotación, la minería es una actividad donde la tecnología y la innovación abundan.
El problema es que no conocemos que para cosas tan aparentemente simples como volar un cerro que tiene algún contenido de mineral, no se recurre al estilo “Duro de matar”, sino que debe ser volado de una manera controlada. Este detalle incluye cosas como definir qué tipo de cargas explosivas usar, cómo conseguir piedras de cierto tamaño que permitirán extraer más fácilmente (y más económicamente rentable) el mineral.
Proyectos como Yanacocha muestran el triunfo tecnológico de poder encontrar de manera rentable las minúsculas partículas de oro en, literalmente, cerros de material, a través de un proceso llamado lixiviación.
La minería innova porque un dato crucial para sus proyectos de inversión es cuál es su costo de producción. Los mineros no deciden a qué precio venden. Ese precio viene dado. Si sus costos de operación no son suficientemente bajos, simplemente no van.
La presencia de empresas transnacionales es, sin duda, una enorme ventaja para la adopción de tecnología. Estas son empresas que tienen un enorme incentivo para innovar. Cada ventaja tecnológica implica una ganancia directa en sus beneficios, así que lo van a hacer no porque les interese ser sofisticados sino porque les conviene privadamente.
Pensar que no hay valor agregado es suponer que la minería se hace a punta de pico y pala. Esa es simplemente una caricatura alejada de la realidad.
* Economista, Universidad del Pacífico
sábado, 3 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)